«Hago lo que me apetece hacer, dentro de lo que puedo hacer»

En El Contraplano llevábamos tiempo queriendo charlar con Álber Vázquez. Le conocimos en la presentación de su recomendable libro La meta está en Ítaca, lo pasamos bien leyendo su novela Hambre a borbotones y nos divierte e interesa seguirle por las redes sociales. Ahora, con la novela Monstruoso corazón ardiente recién publicada, de la misma serie e igual de disfrutable que Hambre a borbotones, hemos encontrado la excusa perfecta para quedar con él y hablar de libros, escritura, las redes sociales y lo que surja.

Lo primero, preséntate para que te conozcan nuestros lectores.

Bueno, pues soy Álber, soy un escritor de novelas y de otras cosas. Sobre todo escribo novela comercial y, a la vez trato, de que sea también una escritura personal. Es lo que hago, básicamente. Tengo dos géneros: el histórico, que es el que más funciona a nivel comercial, porque la novela histórica funciona muy bien. Luego locuras que hago a veces, como Monstruoso corazón ardiente. Una novela que es de difícil encaje, tiene un público más limitado, pero tengo la suerte de poder publicar en Expediciones Polares.

Hablando de géneros, te he leído alguna vez afirmar que la mejor literatura es la de la novela de género.

A ver, eso no es una verdad absoluta pero si que es razonablemente cierto. Por ejemplo, en el cine hay grandes películas que son de género. John Ford era exclusivamente un director de cine de género. La última peli de Christopher Nolan es, una película bélica, la anterior era de Ciencia Ficción y las dos son grandes películas. En el cine no se ha discutido el género; en la literatura sí, constantemente. Por eso la gente que lo practica, como yo, tendemos a reivindicarlo. En el sentido de decir, yo hago novela histórica o hago novela policíaca o hago novela erótica y pretendo tener, por lo menos, el mismo trato que los demás, que se me juzgue respecto a mi texto. El género negro todavía tiene un pase, pero la novela histórica está muy denostada por la oficialidad, por la gente que opina sobre literatura. Aunque luego ellos mismos escriban unos bodrios insoportables.

alber3

En algunos sectores parece que la comercialidad no está bien vista.

Yo soy un artista y en mí casa puedo hacer todo el arte que me de la real gana. Lo hago y punto. Escribo una novela, lo hago porque quiero, la guardo en mí casa, en mi ordenador, me la imprimo o imprimo tres ejemplares, uno para mí madre, otro para mí novia y otro para mí. Ya está… Pero sí, tú quieres insertarte en la industria editorial que es otra cosa que no tiene nada que ver con la creación, pues tienes que ser consciente de que con cualquier cosa que a ti se te ha ocurrido esta mañana cuando te has levantado, mientras te duchabas, con eso no te vas a insertar en un mercado ultra competitivo. Tienes que hacer una novela comercial. Con todo lo que eso supone quiero decir. Yo no me lo tomo como algo negativo. Lo que quiero es vender, cuanto más mejor, sobre todo porque te da una independencia de la hostia.

Aunque la gente tiene otra idea de lo que es ser un artista independiente.

Es que normalmente se llama independiente al pequeño y no, no, independiente es la Editorial Planeta. ¿Por qué? Porque hacen lo que les da la gana, no dependen de nadie.

Si no consigues vender, por lo menos como para publicar el siguiente, es una gran angustia no llegar al mínimo. Es muy difícil tener margen en una editorial, y que te digan: «Va. Si la cagas no te preocupes, que te vamos a dar dos o tres títulos de margen”. Si ven que no funciona, pues no funciona. Porque cada libro es una inversión para la editorial.

Eres perfectamente consciente de las concesiones que haces, ¿no?

A ver, soy absolutamente consciente de lo que hago, y no me importa. Vuelvo con el ejemplo del cine, que la gente no entiende muy bien. Tú le puedes preguntar a Álex de la Iglesia si le importa hacer las series que hace, te va a decir que no. ¿Harías otras cosas? Pues, a lo mejor sí, pero es que ni me lo planteo, porque como luego no lo voy a poder estrenar en una sala comercial y nadie me va a dar el dinero para que lo haga, pues simplemente no me lo planteo. Hago lo que me apetece hacer, dentro de lo que puedo hacer. Pues, esto es lo mismo.

Pero a mí no me parece mal, ¿eh? Que el mercado marque unas reglas significa que la gente que te lee y te compra marca unas reglas, ya está. No hay más historia. Yo respeto mucho a un tío que se gaste veintidós euros en un libro mío, que la mesa de novedades está llena de libros.

Cuando Álber no tenía barba

Cuando Álber no tenía barba

¿Cómo te sientes más cómodo, escribiendo novela negra o novela histórica? ¿Qué es lo que más te gusta?

Me da igual. No me siento ni mejor ni peor. El género es una estrategia para contar una historia que a ti te mole, te divierta escribirla y te lo pases guay. Además, yo tengo la sensación de que mi narrador es único y está todo el rato ahí, soltando su chapa.

La novela histórica tiene un problema y es que tienes que documentarte y tienes que evitar meter la pata, porque hay muchísimos lectores que se ocupan de decirte “esto no era así”, luego lo miras y es verdad. Hay que ser más cuidadoso. Es cierto que a mí también es difícil que me pillen, porque hablo de temas como el siglo dieciocho español en Norteamérica, que tampoco hay gente que sepa tanto sobre él. Hay cinco tíos que saben de eso, y uno de ellos soy yo.  Ahí me pillan más difícil. Pero sí hay que currar más y tienes que documentarte más, tienes que buscar libros en los Estados Unidos, tienes que saber qué hacer, saber leer en inglés. En Monstruso corazón ardiente me lo invento todo, literalmente todo, soy mucho más libre. Pero vamos, sin más, no le veo el lío, no me cuesta más uno que el otro.

¿Y cómo afrontas el proceso de escribir un libro? ¿Cuánto tardas y cómo lo preparas?

Mi estrategia es la de seguir una disciplina militar de legionario. Porque sí, porque no existe ninguna otra forma de escribir novelas y el que diga que sí, está mintiendo.

Estás realizando un trabajo en el que nadie espera. No hay gente esperando a que yo escriba una novela y la publique. Porque aunque tengo mis lectores a ellos les da igual sí yo no saco la novela el mes siguiente o el año que viene. La vida sigue su curso y ya está. Entonces, básicamente es algo que me importa a mí y escribir una novela es algo trabajoso. No es como escribir un poema, por ejemplo. No sé, vuelvo a compararlo con lo que se hace en una película, que es algo muy trabajoso. La gente que hace una película se tira tres años, desde que tienen la idea y empiezan a desarrollarla y tal y cuál, después el rodaje, luego la post-producción, pues esto es un poco lo mismo.

¿Tardas mucho en escribir una novela?

Yo soy relativamente rápido porque tiendo a aburrirme. Tiendo a aburrirme de la propia historia que estoy escribiendo, se me va ocurriendo otra y pierdo el interés en la que tengo. Entonces me meto mucha caña y me auto obligo a no pensar en la siguiente. Me meto mucha caña en la que estoy, para acabarlo. Me pongo el cuaderno cuando lo tengo muy claro y me gusta meter mucha caña y muy de prisa, y acabar pronto, para no perder a ilusión por la historia.

Tampoco soy un tío que esté todo el día escribiendo. Escribo dos o tres horas máximo tres. No escribo más, pero si todos los días, con mucha auto disciplina.

Si dices que tardas poco tiempo en escribir una novela, la gente tiende a pensar que…Parece ser que las grandes novelas, hay que escribirlas en seis o siete años, no en cinco o seis meses. Pero eso son, a ver, son prejuicios que tiene la gente respecto. A la actividad creativa,; pero claro hay gente que dice: «No yo llevo tres años escribiendo una novela». Yo siempre le digo: «Mentira. Tú eres un mentiroso. Tú eres un vago para empezar». Lo que tiene ese es una novela empezada. «Llevo seis años o más». Oye, eso es un horror, eso es como cocinar. No puedes tener unas lentejas durante tres días al fuego, se queman. Las lentejas se queman.

Hambre a Borbotones

Monstruoso corazón ardiente es la segunda parte de la trilogía que comenzó con Hambre a borbotones. ¿Lo planteaste como tres novelas independientes o es una historia cortada en tres partes?

No, se planteó como tres novelas independientes. Son novelas que se cierran. La primera se cerró y esta se cierra. Hay una trama general, pero yo creo que se puede leer este libro sin haber leído el primero, aunque haya que saber unas claves se puede leer tranquilamente. Es que si no es más peligroso. Todo dependería de que te hubieras leído el primero. En la librería el lector diría: «es que no me lo compro porque como no me he leído el primero». Pues este te lo puedes leer tranquilamente sin haber leído el anterior. Pues con este no hay problema.

¿Tienes escrita la tercera parte ya?

Sí, menos el capítulo final, ya tengo más o menos decidido lo que va a pasar y qué cierre les voy a dar.

¿Te da un poco de miedo eso? Digamos que has convivido mucho con estos personajes y ahora tienes que decidir qué vas a hacer con ellos.

No, no, no… Sin miramientos… Yo mato mucho.

Es una novela con un argumento un poco loco, con sexo, violencia

Mira eso lo conecto con lo que hablábamos antes. Al final llega un momento en que dices “yo ya paso de todo, voy a escribir lo que me dé la gana”. Y este libro se lo leen mí madre y mí padre. Y es un libro muy pervertido. Entonces mí madre, que es una señora mayor, me puede decir “hijo mío, ¿qué cosas tiene en la cabeza?”, y yo «a ver mamá esto es una novela, no pasa nada, yo no soy así». Hay que saber diferenciar el narrador del autor. A mi me produce mucho cansancio el estar todo el día parapetado detrás de una máscara o el tener demasiados Álber. Yo escribo un poco lo que me da la gana y ya está. Un poco lo que me da la gana, dentro de un orden, ¿Eh? sin perder el norte; pero sí es un libro muy loco.

A mi me ha divertido y me ha entretenido mucho. Y no me parece fácil en una novela llena de personajes con los que es imposible identificarte.

Para eso, yo recurro a la comedia, Si tú a estas novelas les quitas la capa de comedia, tienes la matanza de Tejas, que es lo exactamente lo que yo no quería quería hacer. Yo quería hacer una novela con personajes que no tuvieran un pase. Todos son psicópatas, asesinos… pero son guays. En tu caso dices: «No me identificaría con ninguno». No te identificarías con ninguno si se sentaran aquí, si fueran reales, pero en la novela es distinto. En la primera parte hay dos violaciones y es un libro que gusta mucho a las mujeres, y ninguna me ha dicho: «Joder, no me gusta ¿por qué todos son tan hijos de puta?». Entras dentro del juego y a mí, lo que me causa satisfacción que consigo crear una trama en la cual la gente comprende las reglas, comprende el acuerdo. Y se deja llevar, es que sino no, sería una novela de terror puro y duro, y no, yo no hago eso.

Montruoso corazón ardiente

Es un libro, además, que avisa del tono que va a tener desde la portada, porque las dos portadas son visualmente muy potentes.

Porque vamos, como dice Iban [Iban Petit de la editorial Expediciones Polares], a full. También hay algo de necesidad, porque la novela puede ser una maravilla, pero hay que venderla y va a las librerías donde está rodeada de otras novelas. Entonces es muy importante que la gente entienda lo  qué le quiero contar, o sea, qué le quiero vender. Qué clase de producto es el que está detrás de esa cubierta. Y siendo explícito es más sencillo que siendo etéreo. Si pongo una foto de un atardecer a mucha gente le pasará desapercibida la idea, en cambio con una cosa tan explícita, queda claro.

También queríamos seguir con el mismo ilustrador de portadas y esto era todo lo heavy que puedes poner en la portada sin que te la censuren, sin que te pongan una X, sin que lleve una banda.

¿Tú has participado en la creación de esa portada?

El ilustrador es Sergi Pérez, que tiene una cuenta de Instagram a la cual todos seguimos. Apareció este dibujo, que es parte de una serie de un acto sexual que luego se va complicando, y no me acuerdo quién fue, alguien de la editorial, dijo: «para la novela». Más tarde se le añadió el detalle de la sombra ensangrentada, que no estaba en el original.

Expediciones Polares es una editorial que cuida mucho la presentación de sus libros.

Yo creo que Expediciones Polares es, ahora mismo, la editorial que mejor edita en España. Por lo menos, a nivel formal. El libro hay que mirarlo por el lomo, y estos son son cuadernillos que están cosidos y encolados, con una gran calidad de papel. No es simplemente una impresión digital encolada, como en otras editoriales.

Álber Vázquez 2

Tengo la sensación de que las editoriales pequeñas son las que más están cuidando la presentación del producto.

Porque buscan un valor diferente, algo que las desmarque del resto. A mi me fastidia mucho gastarme veintidós, veintitrés euros en un libro y que sea una mierda de papel que dentro de tres años esté amarillo. No voy a juzgar yo si la novela está bien o mal, pero por lo menos que sea un producto de calidad. Joder. La crisis ha hecho estragos, por algún lado hay que recortar, ¿y por dónde recortan algunas editoriales? Pues por la calidad de material. Y a mí eso me parece mal, el libro tiene que ser bonito. Yo creo que tiene que perdurar. Y si no, baja de precio. Lo que no puede ser es que estés cobrando veintidós euros por una calidad de bolsillo. Porque si es una edición de bolsillo, que vale nueve euros, pues ahí no me voy a poner exquisito.

Alguna vez te he leído defender el precio del libro electrónico cuando alguien ha dicho que nueve o diez euros son caros.

Claro, la gente dice ¿Y por qué hay que pagar nueve euros, diez euros por un libro electrónico? ¿Cómo es que se justifica ese valor cuando hay soporte físico? Porque el soporte físico, no voy a decir que es un costo residual, porque no lo es; pero es un porcentaje mucho más reducido de lo que la gente piensa. Con todo respeto, pero la gente desconoce el mundo editorial. La producción de un libro es muy cara. Todo el proceso anterior hasta ponerte en la puerta de la imprenta es muy caro. Ahí hay un montón de gente que ha trabajado y que tenía que haber cobrado. Gente con ciertas habilidades: el escritor, el editor, el corrector, el maquetador, el ilustrador… Son un montón de profesionales implicados, y todas esas personas tienen derecho a cobrar con cierta dignidad. La impresión es el paso final y se ha hecho un gran esfuerzo hasta entonces, y ese esfuerzo tiene un costo. Si tú me pides abaratamiento, automáticamente lo que se abarata es la calidad. Porque hay muchas editoriales que dejan de contratar correctores o contratan correctores de peor calidad. Un buen libro debería llevar tres correctores distintos. Porque puedes ser un corrector muy competente, pero se te van a escapar cosas. Pues tendrías que verlo primero tú luego tendría que pasar a manos de otra persona, luego a manos de una tercera. Y aún así podría haber una errate en el libro. O sea que yo he visto libros con erratas en el lomo. ¡En el título, lo ponen en el lomo!

Estoy de acuerdo. Por ejemplo yo últimamente he detectado libros con traducciones muy pobres.

Mira yo estoy leyendo Fuego, la última novela de Joe Hill, el hijo de Stephen King. Ayer estaba leyendo en la cama y se refería a un personaje que iba con una bicicleta, pero en el libro le llaman «el vehículo». Y a mí me extraña muchísimo que se refiera a la bici como vehículo, porqué yo no lo llamaría así. Leo “cogió el vehículo y no sé qué con el vehículo” y digo: «A ver, es una bicicleta», nadie hablaría así. No sé qué pone en la original pero en España no me sirve vehículo. ¿Cuál es el problema? Pues se abaratan costes y cuándo abaratas costes…

¿La solución? contratar un corrector; pero ¿pagarías dos euros más? Parece que cuesta mucho pagar pero sin embargo exigimos una calidad muy superior a la que estamos dispuestos a pagar. La gente pretende una calidad asombrosa pero baratito. Queremos ver grandes pelis ¿pero dónde vas con las entradas que son muy caras? Todo no se puede. Y todo esto para concluir que no te forras ni mucho menos. Que aquí hay una precariedad inmensa.

Álber Vázquez 3

¿Vives de las novelas?

Yo no vivo sólo de esto. No, porque me da miedo. El 2017 ha sido un año muy bueno ¿Pero y si el 2018 no lo es? ¿Qué hago? Yo ya tengo una hija en la universidad, ¿qué le digo? «Este año no va a ser, que no tengo dinero para mandarte». Cuando ya mi hija, deje la universidad algún día, pues igual me lo he permitido, pero ahora… Eso le pasa a muchos escritores que están ahí en la cuerda floja y no damos el paso pues porque necesitamos unos ingresos mínimos para cubrir. Los fijos del día a día.

¿Cuándo empezaste a escribir?

No sé. Desde siempre, desde la adolescencia más o menos. Tengo una obsesión y he escrito y escribo mogollón y publico muchísimo, pero porque dejo muchas cosas sin publicar. En el 2018voy a sacar otra novela que ya está entregada desde octubre y la tercera parte de esta serie saldrá no sé cuando. Tengo un obsesión y es que yo no voy a hacer otra cosa en mi vida. De ahí que procure que mis seguidores se queden contentos con lo que hago, porque lo puedo hacer igualmente sólo, ¿No? Pero mola más publicarlo.

Hablas mucho de cine y tienes muchas referencias cinéfilas en tus libros, ¿no has pensado nunca escribir un guion?

No, porque un guion no es nada, un guion no es una obra terminada. Tú cuando terminas una novela, aunque sea la peor novela del mundo, has escrito una novela. Cuando tú escribes un guion no has hecho nada. Es decir, son instrucciones para que alguien haga en una película y yo no sé hacer películas. No sabría ni por donde empezar, no conozco a nadie. Considero que sería un esfuerzo perdido. Ni siquiera conozco la técnica para escribir un guion. Hay gente muy atrevida que dice: «Me compro el libro “Cómo escribir guiones en quince cómodos pasos» Y, efectivamente, luego sale un churro. Así que no, no tengo ninguna intención.

Además conviene que lo haga una persona que sepa ver cosas que tú no. Trabajar en cualquier ámbito de la vida con alguien que no sabe, con un amateur, es una lata porque te marea y te hace perder en el tiempo en cosas que tú sabes perfectamente que no van a ningún lado.

Eres muy activo en redes sociales y no te importa posicionarte, incluso cuando es contracorriente.

Yo pienso que soy un tipo que pasa bastante, que dejo vivir y que no me molesta casi nada. No sé.

Estoy pensando, por ejemplo, cuando defendiste a Javier Marías en redes sociales.

Es que me puse del lado de Marías porque le estaban dando hostias por todos lados y me dio penilla. A mí Marías no me cae mal, aunque no es un tío con el que tenga una gran afinidad, pero no había hecho nada. Se cebaron con él muy locamente. Dijo que a él no le gustaba Gloria Fuertes, con todo el derecho de dar su opinión. Lo que pasa es que luego las redes sociales se incendian, Marías es un tío… A ver, hay gente que parece que se le puede dar una hostia y no te remuerde la conciencia. Es como en el cole, el tío tonto de la clase que todo el mundo le daba una colleja. Pues Marías es un poco esa figura, ¿no? Te puedes meter con Marías y ser una buena persona. Y digo: «No, porque para mí no me ha dicho ninguna barbaridad». Él ha dicho una cosa con la que tampoco es que esté de acuerdo, porque yo sí creo que Gloria Fuertes jugó un papel importante en la literatura del siglo veinte, aunque es verdad que a veces cojea desde el punto de vista literario. Si la coges como personaje global, si que es realmente más importante, como feminista y como lesbiana, pero bueno… Marías dice: «A mí no me gustan sus poemas», Y que se le linche por eso… bueno, pues yo reaccionó. Aunque cada vez menos, ¿eh?

Me parece tan terrible que la gente tenga miedo a posicionarse en un foro público, de una forma razonable. dar su opinión. Lo que no me gusta son los hooligans, esa gente que chilla todo el rato. Yo no chillo. Yo digo que estoy en contra y te digo por qué. No me gusta lo que has dicho y ya está, punto. Ahora, no voy a ir a tu casa y te voy hacer un escrache en tu portal. Simplemente te lo digo y ya no más. Mira, si tú opinión es pública, yo tengo el derecho a replicarla mientras se mantengan las formas. Pero hemos perdido la capacidad de llevarnos la contraria, nos hemos añiñado mucho. Hemos perdido la capacidad de diálogo, de debatir algo. La dinámica es yo suelto un speech, tú sueltas el otro, y quedan ahí los dos. Sin capacidad de escuchar al de enfrente, de dialogar. Sobre todo cuando tu opinión va contra corriente… Luego en las redes sociales ocurre una cosa que es que casi siempre gana quién más tiempo tiene o quiere dedicarle.