La pantalla única de Tabakalera

Se ha presentado la programación de otoño en Tabakalera, con un gran cambio: proponer el concepto de Pantalla pública compartida, dar protagonismo al qué y no al quién. Algo que, en lo que se refiere a comunicación, muchos veníamos demandando desde hace tiempo y que ya se podía ver reflejado desde hace unas semanas en la agenda de la web de Tabakalera. Nos parece un acierto poner el acento en la programación y no en el programador. Creemos que Donostia Kultura, la Escuela de cine Elias Querejeta, Filmoteca, el Festival de Cine y Tabakalera tienen que tener y desarrollar sus propias líneas de programación, pero la colaboración y el diálogo entre las distintas instituciones siempre será positivo. Aunque, también es cierto, que eso es algo que entendemos que ya se estaba haciendo desde el principio.

El hecho de compartir lugar de proyección tiene que tenerse en cuenta a la hora de comunicar y difundir la programación, buscando que haya un único mensaje claro y ordenado. Eso si, suponemos que sigue el actual reparto de días de la sala, así como la personalidad propia de cada programación. Pronto dedicaremos más tiempo para hablar de esto en profundidad y para analizar si esto son sólo palabras o se traduce en hechos concretos más haya de anunciar la programación de forma conjunta.

Lo que hemos podido saber es que Tabakalera acogerá este otoño el tradicional ciclo Nosferatu (este año dedicado a Agnès Varda), una retrospectica de Helena Taberna, una retrospectiva de Claire Denis, proyecciones de trabajos anteriores de algunos de los directores que competirán en la sección Zabaltegi-Tabakalera del Festival de San Sebastián, así como películas de Gregory J. Markopoulos, Anthony McCall, Quien lo impide de Jonás Trueba o un diálogo con la Semana de Cine Fantástico y de Terror que incluye la proyección de las dos primeras películas de S. Craig Zahler.

La programación podéis consultarla en la propia web de Tabakalera.

Foto obtenida de la web de Tabakalera

Un otoño de mujeres cineastas

No parece casual que Tabakalera vaya a acoger tres retrospectivas dedicadas a tres mujeres: Agnès VardaHelena Taberna y Claire Denis. Deja de relieve que tanto Donostia Kultura, como Filmoteca Vasca y la propia Tabakalera son instituciones concienciadas con la sensibilidad actual y se están esforzando en dar visibilidad a mujeres cineastas. Tres mujeres de una importancia incuestionable. En el caso de Agnès Varda y Claire Denis, se trata de dos autoras en plena vigencia. La primera fue galardonada con el Premio Donostia el año pasado, con la Palma de Oro honorífica en Cannes en 2015, con el Oscar honorífico en 2017 y nominada al Oscar al mejor documental por su magnífica Caras y Lugares este mismo año. Claire Denis, por su parte, es una habitual de las secciones oficiales de los Festivales de Cine más prestigiosos del mundo. Este año, por ejemplo, su película High Life se podrá ver el la Sección Oficial del Zinemaldia.

Agnès Varda una pionera con más de seis décadas de filmografía

Ya tendremos tiempo de hablar de Claire Denis después del Zinemaldia y con su última película fresca en nuestra memoria y retinas. Ahora nos gustaría hablar del Ciclo Nosferatu dedicado a Agnès Varda y que incluirá toda su filmografía, incluidos sus cortomentrajes.

A Agnès Varda, nacida el 30 de mayo de 1928 en Bruselas, se le suele etiquetar como la «abuela de la Nueva Ola» (Nouvelle vague) y como una de las pioneras del cine feminista. No es para menos. Si pensamos en la Nouvelle Vague enseguida nos vendrán los nombres de François Truffaut, Jean-Luc Godard o Claude Chabrol. Pero antes de Los 400 golpes (1959), Al final de la escapada (1960) o El bello Sergio (1958), ya se había estrenado La Pointre Courte (1954) de Agnès Varda. Esta historia con aroma neorrealista sobre una pareja de una pequeña ciudad decidiendo sobre el futuro de su relación fue, claramente, un referente estilístico del movimiento.

Hija de un refugiado griego y una madre francesa, Agnès Varda estudió Historia del Arte en la École du Louvre, Luego encontró trabajo como fotógrafa oficial del Théâtre National Populaire (TNP) de París. El salto de la fotografía al cine lo dio cuando pasó unos días recogiendo imágenes de la pequeña ciudad pesquera de Séte en concreto del barrio La Pointe Courte para un amigo con una enfermedad terminal que no podía visitar la zona. En ese momento sintió la vocación y la necesidad de rodar una película. El lugar dio título a su ya citada ópera prima.

Desde entonces son más de seis décadas construyendo una filmografía que ha alternado la ficción con la no-ficción. Abierta siempre a la experimentación también ha rodado numerosas vídeo-instalaciones y cortometrajes. Pero si algo tiene en común toda su filmografía es el marcado enfoque social y su realismo, incluso en sus obras de ficción. Son historias cotidianas, cercanas, que transmiten el cariño y la dedicación que la directora ha puesto en ellas.

Entre su filmografía podemos destacar su segunda película Cléo de 5 á 7 (1961) con la que compitió por primera vez por la Palma de Oro en Cannes; Sin techo ni ley, (1985), el relato de los últimos días de una vagabunda con el que ganó el León de Oro del Festival de Venecia; L’Universe de Jacques Demy (1995) un homenaje a su fallecido marido Jacques Demy; Los espigadores y la espigadora (2000), mejor documental en los Premios del Cine Europeo, en el que sigue a un grupo de personas recolectoras con los que traza el paralelismo de su función, como documentalista, de recolectar imágenes; y por supuesto Caras y lugares (2017), nominado al Oscar y ganador de numerosos premios a lo largo del año.

Agnès Varda, una cineasta feminista

Está claro que no se puede hablar de Agnès Varda sin mencionar el carácter feminista de su vida y obra. En una época en la que la mujer tenía un papel mucho más secundario en el cine y el arte, a menudo relegada a la figura de musa del artista, ella no sólo tomo las riendas de su carrera y se puso a dirigir películas, también animó a otras mujeres a que lo hicieran.

Una de sus obras claves al respecto la rodó en 1975. Ese año la ONU lo designó como el Año de la mujer. Entre los actos realizados con motivo de esa designación el canal de televisión francés Antenne 2 propuso a siete cineastas rodar siete cortometrajes de siete minutos en los que se respondiera a la pregunta “¿Qué es se mujer?”. Por supuesto, Agnès Varda fue una de ellas. En su cortometraje agitprop Réponses de femmes : Notre corps, notre sexe, varias mujeres abordan la cuestión, mirando a cámara, y mostrando sus preocupaciones y su visión sobre sus cuerpos,su sexualidad o la maternidad. Cuestiones y respuestas que, 43 años después no parecen demasiado distintas a las de hoy en día. Algo que debería hacernos reflexionar y que pone aún más en valor esta pieza de Agnès Varda.