Reseña de la película ‘Elle’
Paul Verhoeven, a sus casi 78 años, ha firmado con Elle una de las películas más ácidas, desacomplejadas y descaradas de este año. También de las más divertidas, aunque el suyo sea un humor negro, a veces casi un placer culpable. Verhoeven, un director que nunca ha dado la sensación de tomarse a si mismo en serio, demuestra una capacidad maravillosa para rodar desprejuiciado y ajeno al ruido que se pueda formar. No es provocador, no parece que esa sea la actitud, más bien parece libre.
Elle, ella, es Michèle Leblanc (Isabelle Huppert), una mujer madura, fundadora y directora de una empresa de videojuegos, divoricada y con un hijo. Nada más empezar la película es asaltada y violada en su propia casa, pero su reacción no es la que cabría esperar. En realidad nada en Elle es lo que cabría esperar, siempre consigue sorprendernos sin dejar de ser nunca coherente consigo misma.
Mezcla de géneros
La intriga por saber quién será el violador irá aumentando según se van presentando el resto de personajes: su vecino Patrick (Laurent Lafitte) y su mujer Rebecca (Virginie Efira), un matromonio ultra católico; Richard (Charles Berling) el exmarido que no consigue dejar de ser un noveista fracasado; Anna (Anne Consigny) y Robert (Christian Berkel), un matrimonio en el que ella es la mejor amiga y socia de Michèle; y Vincent (Jonas Bloquet) su hijo veinteañero y bastante desastre que está a punto de tener un hijo con Josie (Alice Isaac). También aparecerá Irene (Judith Magre), la madre de Michèle, acompañada de su nuevo y jovencísimo amante.
A ratos la película de Verhoeven funciona como una comedia de relaciones familiares. La escena de la cena con todos los personajes juntos discutiendo, mientras por debajo de la mesa se producen toqueteos y escarceos sexuales, tiene el típico aire de comedia francesa de enredo, aunque algo subida de tono. A ratos lo que impulsa la película es el aroma de thriller sobre quién será el asaltante, un thriller sexual en el que el papel de víctima no termina de estar claro. Pero en Elle lo que siempre hay es un estudio profundo sobre el comportamiento de los personajes, sobre lo que esconden debajo de su apariencia. Y todo girando siempre en torno a la protagonista, una mujer que no se esfuerza en aparentar ser lo que los demás quieren que sea, mientras Verhoeven se mueve igual de cómodo por las tres vertientes.
Isabelle Huppert mejora cualquier película
Claro que Verhoeven tiene a sus órdenes a una actriz como Isabelle Huppert que es capaz de cambiar de un registro a otro en una misma escena con la misma naturalidad con la que respira. Una mirada, un arquear de cejas, el tono de su voz, le sirven para destacar la parte del personaje que necesita ser destacada. Poderosa, divertida, oscura y muy sexual a sus más de 60 años, Isabelle Huppert aprovecha un papel que parece escrito a su medida. Paul Verhoeven asegura que no encontró una actriz americana dispuesta a rodar un papel tan oscuro y por eso trabajó su francés, estableció una base en Francia y contactó con Isabelle Huppert. No le podría haber salido mejor.
Apoyándose en ella, el guión, una adaptación de la novela Oh… de Philippe Djian, va explorando las diferentes relaciones de Michèle con los hombres de su vida y ninguno sale bien parado. Su padre, su ex-marido, su amante, su hijo, su violador hasta alguno de sus empleados son retratados de manera grotesca y es entonces cuando empezamos a comprender a fría crueldad que muestra la protagonista, su arma para enfrentarse a todas esas figuras masculinas que han poblado, y pueblan, su vida. Elle plantea un perturbador juego de dominación, sexo, y venganza en un mundo vulgar y ordinario poblado por tiburones. Un mundo en el que una mujer se ha quitado la careta y asusta. Asusta porque esos sentimientos son reconocibles.
Un Verhoeven elegante
Paul Verhoeven se ha alejado de la vulgaridad con la que se reía en otras películas del mundo que caricaturiza y ha conseguido con Elle rodar de una manera elegante y natural una historia turbia que no deja títere con cabeza. Divierte y escandaliza, pero sobre todo sorprende en cada paso que toma.
Con 78 años, un solo largometraje en los últmos dieciséis años el director de películas como Robocop, Instinto Básico, o Showgirls ha logrado, a estas alturas de su carrera, un aplauso casi unánime en el Festival de Cannes, en el de San Sebastián y es el elegido para representar a Francia en los Premios Oscar en la categoría de habla no inglesa. Es el George Miller de 2016.