Los años 50 en Los Clásicos del Príncipe
Vuelven los Clásicos del Príncipe, la iniciativa de Cines Sade de programar una serie de películas clásicas las tardes de los martes. Hasta ahora no había, o no vi, ningún hilo conductor en la programación, simplemente eran joyas que a cualquier cinéfilo (o casi) le apetecería ver en pantalla grande. De Annie Hall a Cuentos de Tokio pasando por Gatopardo o El ladrón de bicicletas, estas proyecciones. Sin embargo en esta ocasión si hay un nexo entre los títulos: el ciclo entero son películas de los años 50. Y siguen siendo joyas que a cualquier cinéfilo (o casi) le apetece ver en pantalla grande.
Todas las proyecciones en versión original y por 6€.
La jungla de asfalto (The Asphalt Jungle, 1950) – 8 de noviembre
John Huston adapta la novela homónima de W. R. Burnett y rueda la que es, sin duda, una de las mejores películas de cine negro de la historia. Claro que John Huston de eso sabía un rato, no en vano El Halcón Maltés se suele considerar la primera película de ese género.
El argumento gira en torno a un robo con el que un pequeño grupo de delincuentes de poca monta buscan dejarlo todo atrás y empezar una nueva vida. Una serie de personajes que Huston retrata con aire de fatalidad en una película coral que explora los porqués y las motivaciones de cada uno de ellos.
En el momento de su estreno, en 1950, hubo cierta polémica porque hubo un sector de gente que no entendía que esta película tratara de hacer empatizar el espectador con unos personajes que hasta entonces en el cine habían sido tratados como simples malhechores. «Se supone que los buenos son los policías ¿por qué la gente quiere que a los ladrones les salga bien el robo?».
Una de las mejores películas de uno de los mejores directores de siempre. con un reparto brillantísimo y con una jovencísima Marilyn Monroe en uno de sus primeros papeles.
Umberto D. (1952) – 15 de noviembre
En otra entrega de los Clásicos del Principe ya pudimos disfrutar de la magnífica El ladrón de bicicletas de Vittorio de Sica, una de las obras cumbres del neorrealismo italiano. Umberto D. no es tan popular, pero es otra magnífica muestra del talento del director transapino.
El neorrealismo es un movimiento que surgió en Italia después de la guerra con vocación de ser un instrumento social que se implica con los problemas reales de la gente humilde. Ruedan en la calle con sonido directo, alejados de los estudios y utilizando actores amateurs junto con los profesionales. Una manera de hacer frente a la falta de medios y de diferenciarse de las grandes producciones de estudio del cine fascista anterior a la guerra.
Umberto D. muestra la sociedad italiana de la postguerra a través de loa avatares de Umberto, un anciano jubilado con una pequeña pensión como única fuente de ingresos y apenas puede pagar la pensión que le exige su arisca casera. Por desgracia, 60 años después de su estreno, es una película perturbadoramente actual.
La noche del cazador (The Night of the Hunter, 1955) – 22 de noviembre
Una de las mejores películas de todos los tiempos, así de claro. Curiosamente esta es la única película que dirigió Charles Laughton, más conocido por su trabajo como actor, faceta por la que ganó un Oscar (La vida privada de Enrique VIII) y obtuvo otras dos nominaciones.
La noche del cazador es la historia de un falso predicador que trata de conseguir el botín de un robo que un antiguo compañero de celda dejó a sus hijos antes de ser encarcelado. A partir de ahí Laughton talla una joya inquietante y perversa con un Robert Michum espectacular en su encarnación del mal y una potencia visual fuera de lo común.
El bien y el mal se enfrentan en una batalla llena de referencias bíblicas y fotografiada de manera excepcional por Stanley Cortez, creando una atmósfera tan sugestiva y evocadora como inquietante. Una de esas películas que merecen ser vistas en pantalla grande, sin ningún género de dudas.
Fresas salvajes (Smultronstället, 1957) – 29 de diciembre
Fresas salvajes es una de las mejores películas de Ingmar Bergman. Fue el siguiente trabajo para cine después de El séptimo sello. Llegó a estar nominada al Oscar a mejor guión y se llevó el Oso de oro en Berlín entre otros muchos premios. Tiene los elementos habituales de su cine: llamativas alegorías, muerte, Dios, el ser humano.
A pesar de la profundidad de los temas, es una película amena, menos abstracta que la anterior. Tiene unos personajes interesantes y una fina carga emocional. Esto hace que sea también una de sus películas más asequibles.
Está concebida como un viaje en coche. El que hace el protagonista, anciano, al final de su vida. Un viaje sobre sus propios recuerdos, y un viaje a su interior. Una búsqueda. Woody Allen dirigió la estupenda Desmontando a Harry homenajeando claramente a esta, de su adorado maestro. [Iñaki Ortiz]
El loco del pelo rojo (Lust for Life, 1956) – 13 de diciembre
Un proyecto que se gestó tras el éxito de Moulin rouge, la película de John Huston de 1952 que se centraba en la vida de Toulouse-Lautrec. Cuando se enteró de la existencia de este proyecto, Vincente Minnelli enseguida se ofreció para el trabajo. Kirk Dougas se unió al proyecto muy ilusionado convencido de que esta película iba a ser importante para su carrera y no se equivocó. Ganó el globo de Oro y fue nominado al Oscar.
Vincente Minnelli se mostró muy preocupado por conseguir plasmar los colores y la luz de los cuadros de Van Gogh en su película. Exigió rodar con un tipo de negativo y siguió un proceso muy improvisado y apoyado en la inspiración a la hora de rodar para conseguir su objetivo. Durante semanas, el equipo se desplazaba en furgoneta por las zonas del sur de Francia que Van Gogh inmortalizó en su obra. Cuando el paisaje que tenían enfrente les recordaba a los óleos del artista, paraban, montaban el equipo y rodaban. El resultado habla de lo acertado de esa decisión.
Una película que logra captar el atormentado sentir de un artista desubicado, sus obsesiones, sus dificultades, su aprendizaje y el proceso creativo con el que da salida a sus frustaciones. A Kirk Douglas le acompaña un soberbio Anthony Quinn que ganó el Oscar a mejor actor secundario.
El increíble hombre menguante (The Incredible Shrinking Man, 1957) – 20 de diciembre
Y para finalizar la temporada de Clásicos del Príncipe, justo antes del atracón anual de txistorra del día Santo Tomás, podremos ver uno de los grandes títulos de la historia del cine fantástico: El increíble hombre menguante de Jack Arnold. Un clásico de la Universal en el que Richard Mathison, escritor entre otras de Soy Leyenda y guionista del primer gran éxito de Steven Spielberg El diablo sobre ruedas, adapta de forma brillante su novela El hombre menguante.
Muchos años antes de la llegada de los efectos digitales, apoyándose en trucos ópticos y la utilización de objetos cotidianos a escala gigantesca para empequeñecer a su protagonista, Jack Arnold cuenta con un ritmo trepidante la historia de un hombre que, por culpa de una extraña reacción, se va haciendo más y más pequeño. 81 minutos intensos que atrapan de principio a fin.
Como toda película del género, El increíble hombre menguante tiene sus momentos de tensión y su pequeña dosis de sustos. Sus autores consiguen transformar lo doméstico y cotidiano (un gato, una araña, una casa de muñecas, un alfiler, una caja de cerillas, una gota de agua…) en seres u objetos fantásticos. Pero lo que convierte a El increíble hombre menguante en un clásico imprescindible es la evolución de su protagonista, la forma en la que su empequeñecimiento físico y la aparición de nuevos retos a los que enfrentarse lo van transformando también psicológicamente. [Carlos Elorza]
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