Reseña de Jack Reacher: Nunca vuelvas atrás
Tom Cruise puede resultar más o menos simpático, antipático incluso. Sus payasadas en la tele, su obsesión con la cienciología, todas las leyendas negras que se le atribuyen… pero él sigue ahí, aguantando a pie de cañón como el último héroe de acción. Una cuestionable decisión que está haciendo olvidar que una vez fue un actor que trabajó a las órdenes de Martin Scorsesse, Steven Spielberg, Stanley Kubrick, Paul Thomas Anderson, Neil Jordan o Francis Ford Coppola. Tanto entonces como ahora, Tom Cruise siempre ha sido un actor solvente, con gran presencia en pantalla y una profesionalidad fuera de toda duda. Las películas pueden ser mejores o peores, pero el problema no suele radicar en su interpretación. En Jack Reacher: Nunca vuelvas atrás, tampoco.
Sorprendente y fallida elección de director
La primera entrega de Jack Reacher, como esta producida por el propio Tom Cruise, estaba dirigida por Christopher McQuarrie, un director sin apenas experiencia más conocido por su labor de guionista, luego director de la aplaudida Misión Imposible: Nación Secreta. Eso, rodearse de gente joven o con poca experiencia, es algo que a Cruise le ha gustado hacer. Además de la mencionada primera entrega de Jack Reacher, Misión Imposible III fue el debut en pantalla grande de J.J. Abrams (ahora famoso por haber dirigido Star Trek y Star Wars: El despertar de la fuerza), y Misión imposible: Protocolo fantasma fue el debut de Brad Bird en el cine de acción real tras haber alcanzado la fama con Los increíbles de Pixar. Sin embargo para Jack Reacher: Nunca vuelvas atrás el elegido ha sido Edward Zwick, director de «joyas» como El último Samurai, Leyendas de pasión o Amor y otras drogas. Es decir, representante de la épica mal entendida y del cine más convencional y sujeto al cliché.
Mientras que la primera entrega de Jack Reacher era un película de acción con personalidad, que sabía cuando tomarse en serio y cuando reírse de si misma, que confiaba en la fuerza de las imágenes para construir el relato y que sabía sacar partido de su estética años 70, esta Jack Reacher: Nunca vuelvas atrás es todo lo contrario. Es una película anodina, que se toma demasiado en serio y carga el dramatismo innecesariamente y con una estética y un estilo narrativo antiguos, viejos. En la película usan cibercafés y teléfonos con botones físicos y parecen demasiado modernos para lo que transmite.
El reparto no es el problema
Luego está el guión, que no hay por dónde cogerlo. Tras una secuencia inicial fantástica, en la que Tom Cruise impregna todo su carácter, carisma y chulería al arisco y duro personaje, todo se desinfla. Resulta difícilmente explicable la obsesión de alguien tan solitario y arisco como Reacher por una adolescente que le dicen, y él no reconoce, que podría ser su hija. Las relaciones entre los personajes no se fundamentan en nada que no sea un cliché (otra diferencia con su predecesora) y la trama se desarrolla de una manera totalmente previsible. Todo parece una sucesión de excusas para que Tom Cruise corra entre ellas porque, por supuesto, Tom Cruise corre en esta película.
Como decíamos al empezar este texto, Tom Cruise no actúa mal en la película. Su cara aparece demasiado hinchada por los retoques de quirófano, los años se empiezan a hacer evidentes y seguramente no sea la mejor elección de casting para el papel, pero cumple con el papel. No es demasiado difícil tampoco. Se limita a arquear una ceja, apretar las mandíbulas y dos, quizá tres, sonrisas a lo largo de la película. Pero Cruise sigue teniendo presencia en pantalla; aunque debería empezar a pensar que ya es demasiado mayor para esto, aún está a tiempo de dejar este tipo de papeles antes de que el público piense «¿qué hace ese señor mayor corriendo?, ¡qué le va a dar algo!» (¡hola Harrison Ford!).
La réplica se la da Cobie Smulders, que interpreta Turner, una especie de versión femenina de Reacher. A ella le falta carisma y a su relación con Reacher química. Quizá porque el guión no sabe a que jugar con ellos dos. Danika Yarosh es Samantha, la adolescente que podría ser o no la hija de Reacher, y se limita a poner mohínes de niña caprichosa. El resto de personajes son tan irrelevantes como tópicos y no merecen más comentarios. Tienes tan poca personalidad que los actores no pueden hacer nada para salvarlos. Parecen puestos ahí para justificar las escenas de acción. Escenas que, por otra parte, no destacan en absoluto.
Jack Reacher no se merecía esto
La primera entrega de Jack Reacher tuvo un éxito muy reducido. No se esperaba una secuela y muchos fans nos lamentábamos de que no dieran otra oportunidad a un personaje tan aprovechable. Parecía que iba a ser una especie de película de culto que en el futuro defenderíamos en las sobremesas hablando de películas infravaloradas. Toda la alegría que sentimos al ver que la saga iba a continuar, se ha convertido en decepción al ver esta oportunidad perdida. Jack Reacher no se merecía esto.