Ricardo FernándezReseña de ‘Animales fantásticos y dónde encontrarlos’
La propia J.K. Rowling firma el guión de Animales fantásticos y dónde encontrarlos, la primera de las cinco películas anunciadas que continuarán el universo de Harry Potter, y que se inspirada en un “libro de texto” que publicó en 2001. Ambientada en los locos años veinte -apuesto a que vamos a descubrir en la saga que la Gran Depresión fue causada por algún problema mágico-, la película gira en torno a Newt Scamander (Eddie Redmayne), un magizoologista dedicado a cuidar, catalogar y proteger animales mágicos en peligro de extinción. En uno de sus viajes dedicados a esa labor acaba en Nueva York y ve como, de una manera bastante tontorrona, se le escapan varias de estas criaturas y tendrá que hacer todo lo posible para recuperarlas. Todo esto ocurre mientras Nueva York está siendo víctima de unos ataques mágicos que investiga Percival Graves (Colin Farrell) el auror responsable del Departamento de Aplicación de la Ley Mágica del MACUSA (es decir, el gobierno americano de los magos).
Los personajes eran lo importante
Una de las grandes virtudes de la saga de Harry Potter clásica, seguramente la mayor, fue que a lo largo de una década el público vio crecer a un grupo adolescentes y se intereso por ellos. Había duendes, hechizos, criaturas mágicas, y deportes fantásticos, pero toda esa mitología se construyó alrededor de unos personajes bien definidos cuyas relaciones, pesares y alegrías eran lo que más preocupaban al público. Claro que la saga cinematográfica se levantó sobre la saga literaria y estaba claro el rumbo a seguir.
A esta Animales fantásticos y dónde encontrarlos, se le nota demasiado que es una película de presentación y que todavía quedan cuatro películas más. También se nota que lo que vende es el universo Harry Potter y se han preocupado más de potenciar ese apartado que el de los personajes. Han construido un mundo mágico nuevo pero que es fácilmente reconocible, es decir, lo han cambiado todo para que todo siga igual. Incluso el director es David Yates, el mismo que en las cuatro últimas entregas de Harry Potter. De Inglaterra se pasa a Estados Unidos, del Ministerio de la Magia a Macusa, hay palabras nuevas para mismos conceptos (en Estados Unidos se dice «nomaj» en vez de «muggle»), se cambia a Lord Voldemort por Gellert Grindelwald (aunque este también apareció en la saga clásica), se habla del Colegio Ilvermorny y es fácil suponer que será un nuevo Hogwarts… pero en todo este trajín han descuidado a los personajes.
Es una pena porque el elenco de la película es magnífico. Eddie Redmayne ha probado su valor como actor en numerosas ocasiones, pero este personaje es tan bobalicón que parece complicado que la saga entera gire en torno a él. Le acompaña Katherine Waterston como Tina Goldstein, una exauror caída en desgracia que, suponemos, sostendrá la línea romántica de las películas. Waterson es una actriz en clara línea ascendente (la hemos visto en Puro Vicio o Steve Jobs y la veremos en el nuevo Alien de Ridley Scott) y en esta ocasión consigue brillar todo lo que le deja su personaje, que no es demasiado. Los mejores momentos son para la compañera de piso de Tina y un nomaj involucrado involuntariamente en la aventura, Alison Sudol y Dan Fogler respectivamente, protagonistas de las pinceladas más tiernas y divertidas del metraje.
Lo peor de Marvel
Del mismo modo que los personajes, las subtramas están muy poco desarrolladas. El magnate de la prensa, la Sociedad Filantrópica Nuevo Salem, la Ley Rappaport… personajes y situaciones que deberán ser desarrollados en futuras entregas.
Así que Animales Fantasticos y como encontrarlos tiene los mismos errores que muchas películas Marvel y que tan bien describió Iñaki en este artículo (aunque no creo que tuviese razón al incluir al Doctor Extraño en ese saco). También en lo que se refiere al uso excesivo del CGI y de destruir edificios de Manhattan. Aún sin demasiada personalidad, con unos retoques podría haber sido un spin-off de Hombres de negro, es cierto que la película tiene buen ritmo y acción suficiente como para no aburrir; pero si no hiciesen las continuaciones que están programadas yo no las iba a echar de menos.
