Festival de Cannes 2017: La sección oficial no remonta
Cuando ya se acerca el final del Festival está claro que esta va a ser una de las competencias menos brillantes de los últimos años. Ni Hong Sang-soo, ni François Ozon, ni mucho menos Fatih Akin han contribuido a levantarla. Los dos primeros con películas defendibles (personalmente pienso que la del surcoreano es notable) el tercero con una película que, directamente, sobraba en la competición.
The day after
Hong Sang-soo ha presentado dos películas en esta edición de Cannes (y un en la última Berlinale, y otra en el último Zinemaldia…). La primera de las dos, La caméra de Claire, fue una nadería que rodó junto a Isabelle Huppert durante la pasada edición del Festival. Una historia, que merece ser calificada como simple anécdota, poco trabajada y rodada entre amigos sin ninguna intención de trascender o expectativa artística. Pero, claro, transcurría en Cannes, durante el Festival y la protagonizaba Isabelle Huppert, razones que justifican, o más bien explican, su inclusión en un pase especial fuera de concurso.
Otra cosa es The Day After, aunque muchos dirán que es más de lo mismo porque a estas alturas el estilo de Hong Sang-soo está claro y definido: pocas y sobrias localizaciones, pocos personajes, pocos y suaves movimientos de cámara, algún zoom y mucho diálogo. Por supuesto, también la repetición y las variaciones sobre una misma situación y el alcohol que actúa como un desinhibidor y catalizador del desenlace. Todo eso se encuentra en la nueva película de Hong Sang-Soo protagonizada por, adivinen, un hombre exitoso y experto en su trabajo pero que es un torpe en sus relaciones con el sexo femenino y unas mujeres que, dudosas, plantean las dudas existenciales sobre las que planea la película. Una película de Hong-Sang-soo.
Es decir, que es una película que no gustará a todos aquellos que piensen que el surcoreano es un director sobrevalorado, repetitivo, pobre en estilo y escritura. Sin embargo los que disfrutamos de sus variaciones para mostrar diferentes puntos de vista, de su sentido del humor y de los pequeños matices que enriquecen sus historias, podremos disfrutar de una película en la que Hong Sang-soo se muestra juguetón y coómplice con el espectador y lo que se espera de él.
L’amant double
Hace tiempo que comparar a François Ozon con Pedro Almodovar no es ninguna novedad y en L’amant double, otra vez, el manchego es una referencia ineludible sobre todo en el apartado visual y el diseño de producción. Thierry Freamaux, director del Festival de Cannes, definió la película de Ozon en la presentación como «un thriller Hitchcockiano, De palmiano y Lynchiano», a lo que en alguna entrevista el realizador francés ha añadido que también es Cronenbergiano. Si, todas esas referencias están ahí.
Da la sensación de que Ozon se ha divertido mucho escribiendo un guión lleno de trampas, quiebros, requiebros y juegos de espejos. Provocador como le gusta, L’amant double es una película sensual y sexual en la que el deseo es el pilar sobre el que pivotan los juegos malabares del guión de Ozon. Atrevido, si; pero es más fácil ser atrevido cuando eso es lo que esperan de ti.
El problema de L’amant double es que muy pronto se le empiezan a ver las costuras. Ozon es como un trilero que habla mucho, mueve mucho las manos y trata de despistarte para que no veas el truco; pero ya conocemos el truco. Este cronista se cansó pronto del juego porque no es divertido jugar con tramposos y sabía que iba a ser engañado. Así fue y, para colmo, el engaño fue explicado y vuelto a explicar en el final de la película.
In the fade
Cuarta presencia de Fatih Akin en Cannes, segunda a concurso tras la notable Al otro lado. Por desgracia In the fade está más cerca de la calidad de sus últimos trabajos que de aquella película de hace ya diez años.
Una de esas películas que plantean el eterno debate al salir de la sala: ¿justifica un mensaje ideológico, político o social la inclusión de una película tan pobre en lo cinematográfico en un festival de cine? Mi respuesta es clara y sin dudas: no. Entiendo que una película así habrá encantado a distribuidores y exhibidores. Seguro que lleva más gente a los cines que alguna de las películas que recomendemos desde este y otros medios. Defenderé un pase fuera de concurso que le permita llevar el sello del festival y disfrutar de la promoción que supone la presencia en la alfombra roja y las portadas. Jamás olvidaré que los festivales son un negocio y que todo esto no se sustenta solo el cine de autor; pero una película como esta no debería estar a concurso en el más importante y prestigioso Festival de CINE del mundo.
Fatih Akin ha rodado la película que quería, seguro. Una película con un mensaje y una denuncia clarísima. Su ataque contra la violencia xenófoba en Alemania y el resurgir de los partidos de extrema derecha. Rodada con medios, bien interpretada, con ritmo sostenido y que entretendrá al espectador más complaciente pero que no resiste un análisis más riguroso. Morbosa, tópica, exhibicionista, manipuladora y con recursos de guión ridículos. Hay ocasiones en las que la urgencia y visceralidad de un mensaje justifican o compensan las carencias de un guión o de una película. Este no es uno de esos casos, este es un artefacto premeditado y pensado, con medios, reparto (bien Diane Kruger) y tema para haber hecho algo mucho mejor. Este no es mi tipo de cine, ni el tipo de cine que espero encontrarme a concurso en un festival.