7.5

Reseña de Detroit

A finales de la década de los 60, varias ciudades estadounidenses -Newark, Chicago, Washington, Baltimore, Detroit- estallaron en fuertes disturbios ocasionados por la tensión racial. La chispa que encendía la llama siempre era diferente; pero la hoguera estaba siempre formada por la misma leña: décadas de discriminación, abusos y desigualdad. Como suele ocurrir con los disturbios, los hechos no se explican mirando sólo esos instantes, para saber la historia completa hay que remontarse mucho más atrás. Kathryn Bigelow no busca eso en su Detroit. No busca el contexto, no busca la explicación, ni siquiera se centra demasiado en las consecuencias. Contextualiza la película con una introducción animada que hace un resumen histórico de la situación de la gente negra en Estados Unidos y a partir de ahí se centra en reflejar la tensión del momento. El miedo, el odio y la desconfianza. Detroit está más cerca del cine bélico que del social.

El motel Algiers

Detroit comienza con una redada policial en un speakeasy, un bar clandestino. Todos los policías menos uno son blancos, todos los detenidos negros. En el momento de introducirlos en los furgones los ánimos se caldean y los vecinos se enojan…el resultado es una escalada de violencia. Saqueos en las tiendas, coches y edificios ardiendo, políticos intentando inútilmente controlar a la masa enfurecida, y la Guardia Nacional entrando a escena. Bigelow cuenta esto con ritmo, tensión e insertando de manera hábil imágenes reales de archivo con el metraje de la pelicula.

Detroit disturbios

Una vez planteado el escenario, la película sigue más de cerca una serie de personajes -tres policías blancos, el cantante de un grupo de soul, un guardia jurado negro, dos chicas blancas de fuera de la ciudad, un veterano negro recién llegado de Vietnam…- que son los que protagonizarán los hechos, reales, acontecidos en un pequeño motel de la ciudad, el Algiers. Resumiendo, diez hombres negros y dos mujeres blancas son retenidos acusados de haber disparado a las autoridades y torturados y humillados toda la noche.

Villanos y víctimas

Detroit es una película poderosa y desgarradora que consigue poner a los espectadores en en la piel de indefensas y aterrorizadas de la brutalidad policial, hasta el punto de hacerlo casi insoportable. No es una película que busque tonos grises o una visión global, es un planteamiento de villanos y víctimas. Incluso se obvia la posibilidad de que uno de los personajes más controvertido en la historia real, el guardia jurado negro Melvin Dismukes -un buen John Boyega– participase en las torturas como aseguraron algunos de los testigos, En la película su intención es la de pacificador tranquilo que intenta ayudar y su mayor pecado es no haberse involucrado lo suficiente, no haber hecho algún gesto cuando pudo. Está claro que el objetivo de Bigelow y su guionista Mark Boal no es el rigor histórico o la complejidad, sino el relato del horror del racismo. En ese sentido se aleja de En tierra hostil o La hora más oscura, mucho más poliédricas y complejas. De hecho hay un par de frases explicativas en la película para definir el comportamiento de algún personaje que chirrían de puro obvio y simplista. Incluso la elección de casting está encaminada a ello, con un Will Poulter que es perfecto para encarnar a un villano psicópata.

Cine más bélico que social

Como decía en el primera párrafo, Detroit es casi una película bélica, una pequeña batalla en la guerra entre racistas y defensores de los derechos civiles que se vivió en aquellos años en Estados Unidos. Cuando se mantiene en esos márgenes es brillante, cuando sale de ahí la película pierde, siendo su punto más bajo la historia personal de Roderick Davis, cantante de The Dramatics, demasiado tópica y cliché. La música y Motown tenían que estar en una película que se llama Detroit, la historia de la víctima que es incapaz de rehacer su vida tiene importancia, pero no termina de estar bien resuelta.

Detroit John Boyega

Si en el guión se pueden encontrar los peros de la película, en su dirección se hallan casi todas sus virtudes. La capacidad de Bigelow para mantener la tensión y sumergir al espectador en la situación es sobresaliente. Su pulso narrativo es magnífico en los tres segmentos de la película -introducción, la noche en el hotel, juicio posterior- y a pesar de su larga duración y de su fuerte comienzo, la intensidad no decae en ningún momento. Detroit es una película visceral, casi rabiosa y que llega con una puntualidad impecable. Con sus errores, si; pero con una idea clara y directa de cuál es el resultado de ciertos abusos y actitudes. Y ese resultado asusta. Quizá sea el momento de chillarlo y decirlo bien alto para que se escuche entre el ruido reinante.  Quizá sea la película necesaria en estos tiempos que a veces se dirían prebélicos. Parece que eso es lo que han querido hacer Bigelow y Boal.

Detroit

Media Flipesci:
7.5
Título original:
Detroit
Director:
Kathryn Bigelow
Actores:
John Boyega, Will Poulter, Algee Smith, Jacob Latimore, Jason Mitchell, Hannah Murray, Jack Reynor, Kaitlyn Dever, Ben O'Toole, John Krasinski
Fecha de estreno:
15/09/2017