Escribo esto escuchando a Maria Callas y perfumada hasta la nuca de Escale à Portofino de Dior: una limonada riquísima cuyos ingredientes están diseñados para transportarnos a la costa de Italia en un día de calor. El frasco contiene eau de toilette de utopía de verano en Italia.
Envuelta en este aroma estival es fácil imaginarlo: Vamos a coger un tren hacia la región italiana de Liguria para pasar el verano en un pueblo costero colorido, cálido y acogedor. Podríamos ir a Portofino, o continuar hacia Cinque Terre, un precioso grupo de pueblos pesqueros coloridos inolvidables: Monterosso al Mare, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore. Descubriremos el clásico calzado de ante cómodo y elegante para pasear durante los atardeceres, mientras intentamos imitar con las manos el gesto italiano más universal, diciendo “Ma dai “ (“De verdad” con aseveración) Nos bañaremos todos los días, aprenderemos a comer pasta y nos contagiaremos al hablar de esa entonación italiana tan identificable. Todo muy de postal.
La película nos presenta a Luca, un monstruo marino – niño que como ya les pasaba a la sirenita o Ponyo, siente curiosidad por saber cómo es la realidad más allá de la superficie. Vive en el fondo marino de la costa del llamado “Portorosso” (Portofino + Monterosso = Porco Rosso ), un pequeño pueblo de colores cálidos que se intensifican durante los atardeceres. Un pueblo que huele a limones y salitre, con una arraigada tradición pesquera y pocos habitantes. A priori la premisa no resulta especialmente original, pero en seguida asoman detalles y elementos que la diferencian claramente.
El carnet de voyage de Enrico Casarosa
La película late desde ese entidad de libro de viajes, que te llama a conocer el lugar, el paisaje, el pueblo desde donde te cuenta la historia. Todos los detalles aunque puedan parecer estereotipos, están basados en una realidad tangible que documentaría un artista que viaja provisto de su cuaderno, pinceles y acuarelas de viaje. De hecho, es lo que Enrico Casarosa hizo anteriormente en su libro The Venice Chronicles, atesorar y narrar al mismo tiempo, espacios y recovecos de Venecia. El concepto de “carnet de voyage” / “cuaderno de viaje” para un dibujante es ese tesoro de papel que va adquiriendo valor a medida que se viaja, y va nutriéndolo de elementos visuales que crean una composición de lugar con sus correspondientes anécdotas.
Enrico Casarosa dirigió el precioso corto La luna en 2011 y fue el jefe de storyboard en The good dinosaur . A nivel artístico, se percibe que tenía el control de las decisiones en arte puesto que ambos proyectos comparten rasgos en las facciones de los personajes y en la paleta de colores. A su vez, ha participado en proyectos ya consagrados como Coco, Ratatouille, Cars, Soul… Lo interesante en Enrico Casarosa es que antes de animador, ha creado obra gráfica totalmente personal lo que le dota de un estilo de diseño particular: The Venice Chronicles, Totoro Forest Project, Three trees make a forest, y el cuento de La luna.
El gusto por documentar gráficamente de Enrico Casarosa se nota muchísimo a lo largo de toda la película; con sus guijarros, tejidos de la ropa (calidad italiana), fachadas, bicicletas, hojas de albahaca, vespas, paisaje submarino de colores bellos hasta el infinito, la ropa tendida en cuerdas, mocasines y olla cuya agua bulle con pasta (al dente).
Esta característica de viaje no sólo se cuida desde un punto de vista visual, sino que linguísticamente, las expresiones italianas que se escuchan constantemente, también intensifican esa inmersión en Italia: Porca mozzarella, forchetta, piccolina, ciccio (muchacho)…
La aventura era crecer
Pixar ya con Inside Out empezó construir historias donde las acciones surgían y acababan desde el interior de un personaje. Dejó de hacer falta un villano o elemento externo y ajeno que produjese una situación que desencadenara en peripecia. La aventura real era crecer y vivir, ni más ni menos. En el caso de Luca, el guión está basado en todo ese proceso tan curioso, agitado y raro que implica la pubertad y la adolescencia. Es la metáfora de descubrir, conocer, experimentar, mudar de piel y de volar.
La pubertad, esa fase incómoda donde todo está en constante movimiento, el suelo sobre el que pisamos ya no está quieto del mismo modo y de repente nos dicen cosas raras: que si los cambios físicos, biológicos, que si dejar la niñez, que si ser adulto… Un rollo teórico patatero donde sobre todo la información se basa en cambios físicos y biológicos. Pero llega también una gran búsqueda, el despertar de la identidad, de la sexualidad, es una etapa donde hay que asomar la nariz a nuevas maneras de existir. Porque empiezas a ser consciente de que existes y de que has de buscar la manera de hacerlo que más te guste, confundiéndote, explorando y siempre ampliando tu universo que hasta entonces era un planeta pequeño.
Luca muestra de una manera sensible y tierna ese momento donde pasas de entender que tu mundo va más allá de lo que conocías y de tus padres, donde los amigos empiezan a ser esa nueva familia elegida y empiezas a sentir amor por personas que están fuera de tu marco familiar. Donde seguramente hay un conflicto sobre cómo habías entendido el mundo, las relaciones y cómo lo empiezas a percibir en ese momento. Empiezas a sentir una terrible cosa que se llama presión social, donde hay cosas que entiendes que hay que esconder…pero no era así. Nunca debió ser así.
Los padres que habían tenido hasta el momento una estrecha relación con sus hijos empiezan a percibir que hay información que no les llega, que algo está cambiando y se alarman, pero lo cierto es que ellos necesitan construir un espacio propio que les pertenezca sólo a ellos y donde escuchen otras voces. La película está llena de detalles y metáforas al respecto: La vespa es libertad, Alberto le enseña a caminar a Luca y le descubre un mundo nuevo, la madre de Luca se preocupa intensamente cuando ve a su hijo cambiar y atraído por cosas ajenas a la familia…Esa etapa de crecimiento donde pasan un sinfín de cosas tiene señalada la marca de inicio y de final, pero está claro que el ritmo interno de cada uno es personal y ahí también la película hila muy fino.
En resumen Luca es una respetuosa y preciosa historia para contarnos qué es crecer hasta echar a volar. Como hizo en su día Jim henson, Maurice Sendak, Charles M. Schulz… Qué significa cambiar, descubrir amistades, ser importante para alguien, encontrar las inquietudes y aficiones que te construyen, los sentimientos y estar ensimismado porque eso, estás creciendo y vaya lío. Sin polvos mágicos ni hechizos, sin trampa ni cartón. De dónde venimos, a dónde vamos, y cómo vamos. Y sobre todo, es una película que hace bien y pasará a la historia del cine de animación por tratar de manera clara la homosexualidad.
CIAO LUCA !