Iñaki Ortiz GascónDespués de una cuarta entrega bastante decepcionante, la saga remonta con nuevas ideas sin perder la esencia de sus comienzos. Acción, violencia y un retrato político de los males de la sociedad americana desde una óptica de izquierdas.
James DeMonaco construyó una trilogía basada en la idea de que, durante una noche al año, se permite cualquier crimen, con escasas excepciones, con el fin de canalizar la violencia, desahogar el odio y mejorar la economía con un aparente orden el resto del año. La premisa propicia todo tipo de situaciones de terror, thriller y acción. Una primera entrega de sitio, centrada en el subgénero de terror de invasión del hogar, a la que siguieron dos entregas más cercanas a la acción urbana de serie B al estilo Carpenter. Esta premisa también conlleva un desarrollo político que parte de la idea general de que las clases dominantes se valen de la vulnerabilidad de las clases bajas ante la violencia, para consolidar sus privilegios. En la segunda entrega remarca de forma explícita el mensaje y ya en la tercera, la política es parte central de la trama. Ya hablé de la carga política de las tres primeras de La purga.
La purga: serie B de izquierdas
01/07/2018 - Iñaki Ortiz GascónLa Purga, la exitosa trilogía de James DeMonaco parecía bastante cerrada a nivel argumental pero está haciendo demasiado dinero como para parar. Este julio llega una nueva entrega en forma de precuela y es una de mis películas de terror más esperadas. Aprovecho para dar un repaso a la saga, buen cine de acción de […] Leer más
La tercera concluyó con la premisa por lo que la cuarta entrega tomó la forma de precuela. Explicaba cómo se gestó la primera purga pero no aportaba demasiado. DeMonaco dejó la dirección aunque el guión seguía siendo suyo. Tomaba el tema racial como nuevo elemento pero no terminaba de funcionar bien engrasada. Esta quinta entrega se sitúa de nuevo en la cronología de las tres primeras y una vez más, DeMonaco se reserva solo la tarea del guión. De la dirección se encarga Everardo Gout, un director mexicano que recibió varios premios por su ópera prima, Días de gracia, que se vio incluso fuera de concurso en el festival de Cannes. Si en la anterior entrega, centrada en el conflicto racial, buscaron un director negro; esta vez, que todo gira en torno a la inmigración, han buscado un director mexicano. Tiene sentido.
Josh Lucas como clase privilegiada con aroma sureño
El problema de retomar la historia cuando se supone que se había zanjado, es resuelto rápidamente sin demasiado pudor, aclarando que la purga vuelve a estar activa. Aún así, sigue siendo necesario darle una vuelta para que esta nueva entrega tenga sentido. Lo consiguen con un giro al funcionamiento de la purga que no solo ofrece una nueva trama sino que, como siempre, vuelve a servir de retrato político. Esta entrega nos muestra como el odio del pueblo cultivado desde las élites con fines calculados, puede descontrolarse y causar el caos.
DeMonaco incluye muchos ingredientes conflictivos de la sociedad americana. La inmigración, con el odio que se ha extendido durante el gobierno de Trump. La clase baja azuzada por las élites contra ellos para desahogar sus frustraciones. El penúltimo contra el último. Pero también hay una utilización de la lucha de clases, paradójicamente instigada por los de arriba. Así se expresa de forma explícita por un empresario que admite que se han beneficiado en exceso de la desigualdad, pero que quien impulsa esa rebelión es precisamente quien más dinero tiene. Un planteamiento que apunta directamente a Trump y a su capacidad de movilizar a parte de la clase obrera con su discurso populista, siendo un millonario. El pueblo está cabreado y necesita solo una chispa para levantarse. El caldo de cultivo del fascismo, con su viciado discurso obrero y su racismo recalcitrante. Este ambiente de odio se mantiene en el equilibrio que necesitan las élites -una purga anual- hasta que explota. El odio se desborda y deriva en violencia sin control. De eso habla esta última entrega.
De Bane a Joker: el pueblo está muy cabreado
04/11/2019 - Iñaki Ortiz GascónJoker está siendo la película del momento y parte de lo que cuenta es cómo algunas personas están necesitadas de una chispa que encienda la mecha para salir a la calle, máscara en mano, a volcar la rabia que tienen dentro. Pero no es la única película en los últimos años en tocar este tema, […] Leer más
También ofrece soluciones. El reencuentro de la clase media alta con la clase obrera, trabajar juntos y corregir las desigualdades. Erradicar el racismo que ha manchado también a quienes no son radicales. Hacer frente al fascismo desde diferentes posiciones y con diferentes pensamientos, pero con la intención común de construir. Habría sido una buena campaña para Biden si el estreno no se hubiera retrasado un año por culpa de la pandemia. Pero sobre todo, habría sido un aviso premonitorio del asalto al capitolio. El odio cultivado durante años y descontrolado de golpe, con el beneplácito de algunas autoridades, y con el tipo de vestuario de la purga. Se les llama la boomerwaffen, radicales trumpistas, ya mayorcitos, armados hasta los dientes que esperan el momento en que se les llamará para defender sus valores, incluso en una guerra civil si es necesario. DeMonaco los retrata a la perfección e insisto, es una pena que el estreno se haya retrasado un año. Una saga muy pegada a la actualidad política.
La boomerwaffen. Esta imagen es REAL. Unos días antes del estreno previsto para el verano pasado
Gout hace un buen trabajo con una dirección sencilla pero efectiva. Echo de menos más folclore propio de la saga. Aunque las máscaras y las banderas están ahí, no tienen el protagonismo simbólico y terrorífico que conseguía DeMonaco. Faltan villanos que perduren más y que tengan más relevancia y carisma. Por lo demás, Gout consigue un western fronterizo con buen ritmo, pasando de la serie B urbana de las anteriores entregas, a un territorio polvoriento de cowboys y fuertes sitiados. Ideas frescas para una nueva entrega. Hora y cuarenta, como duraban antes las pelis de acción, lejos de los excesos de duración del mainstream actual. Diversión con una lectura política de nuestros días. Perfecto.
