El Universo Cinematográfico de Marvel (MCU) parece navegar en aguas turbulentas Su entrega más reciete, The Marvels, no es ni de lejos la peor entrega de la factoría; pero su gran batacazo en taquilla es un claro símbolo de fatiga, de saturación del público, que pone en evidencia el error de Marvel (y Disney) en su apuesta por la cantidad sobre la calidad. La gente iba a ver las películas de Marvel porque estas garantizaban un mínimo de calidad, carisma y entretenimiento. Cuando ha dejado de ser así el público se aproxima a ellas como al resto de la cartelera. Una marca no vende solo por su nombre, sino porque ese nombre lleva implícito una serie de virtudes. En el momento en que esas virtudes se pierden, la marca no vale nada. Y la marca del MCU hace tiempo que no es garantía de nada ni en cine, ni mucho menos en televisión con una colección de naderías que pululan por Disney+.
A pesar de esto, The Marvels encuentra su salvación en la figura de Kamala Khan, interpretada por Iman Vellani, protagonista de, precisamente, una serie Marvel para Disney+, la juvenil Ms. Marvel. Iman Vellani brinda una interpretación magistral, llenando la pantalla con su carisma y su aire desenfadado. Su personaje se convierte en el eje central de la película, ofreciendo los momentos más memorables y divertidos, recuperando el espírito de los clásicos días de instituto de Peter Parker.
Sin embargo, Brie Larson, en su papel de Carol Danvers, y Teyonah Parris, como Monica Rambeau, se ven opacadas. Larson, que ha demostrado en otras películas tener una gran presencia en pantalla, parece perder fuerza en esta ocasión y solo brilla como réplica de Vellani; mientras que el personaje de Rambeau sufre de una falta de relevancia y desarrollo que debilita uno de los momentos más dramáticos de la película. Cuesta recordar quién es, cómo obtuvo sus poderes y cuáles son sus motivaciones. Lo peor es que tampoco importa.
La película navega entre dos corrientes: la dramática y la cómica. La primera, que busca enlazar con el arco argumental más amplio del MCU, se siente forzada y desconectada, sufriendo de personajes mal definidos y poco carismáticos. La segunda, por su parte, es mucho más satisfactoria, con escenas cómicas y alocadas que brillan con fuerza, sobre todo la del planeta musical y la que implica a una camada de gatos al ritmo de Memory. Dos de los momentos más brillantes y divertidos vistos recientemente en el MCU. Es probable que semanas después de ver la película nadie recuerde la trama de The Marvels, pero será difícil olvidar estas dos escenas y eso vale mucho. Lástima que las dos corrientes nunca lleguen a mezclarse de manera fluida.
The Marvels tiene claros problemas en términos de desarrollo de personajes y una trama dramática débil, pero los compensa con momentos de pura diversión y originalidad. Otro punto a favor es que evita caer en la trampa de una duración excesiva, lo que le ayuda a mantener un ritmo que, aunque irregular, hace que los puntos débiles no se hagan excesivamente pesados.