7

El chileno Pablo Larraín completa su trilogía sobre mujeres populares del siglo XX con destino trágico con esta crónica imaginada y sentimental de los últimos días de la diva de la ópera María Callas. La trilogía comenzó en 2016 con Jackie, protagonizada por Natalie Portman, su retrato de la viuda del presidente estadounidense John Fitzgerald Kennedy. En 2021 le tocó el turno a Lady Diana Spencer, interpretada por Kirsten Stewart, con Spencer y aquellas desastrosas Navidades en las que estaba a punto de abandonar su matrimonio con Carlos de Inglaterra. Y en 2024 con Maria, a la que encarna Angelina Jolie, nos lleva al París de 1977 en el que Maria Callas, la soprano más grande y sobre todo más célebre de la historia, vivía sus últimos días mientras trataba de recuperar su voz, su presencia y su espíritu de antaño. Tres mujeres que en algún momento de su vida fueron la mujer más popular del mundo y tres mujeres con un destino trágico y con más que complicadas relaciones con los hombres.

Como en las otras dos películas mencionadas, Larraín no pretende realizar una crónica históricamente rigurosa de los hechos. Su objetivo es transmitir el momento vital de sus protagonistas en esa fase de sus vidas. El guion escrito por Steven Knight, el mismo de Spencer, se centra en sus sentimientos, sus angustias, sus planes, su forma de abordar la vida.

Larraín muestra a Callas viviendo en su apartamento de París, cuatro años después de su último y desastroso concierto, junto a dos personas del servicio, interpretados por los siempre destacables Alba Rohrwacher y Pierfranceso Favino, en el que recibe a un periodista desconcertantemente llamado Mandrax, el mismo nombre que los barbitúricos a los que ella parece enganchada, al que interpreta Kodi Smith-McPhee y que aspira a realizar un reportaje sobre su vida. Con esta excusa y a modo de flashbacks en blanco y negro, repasa alguno de los momentos más dramáticos de la misma, como cuando su madre la ofreció como prostituta a los soldados nazis durante la ocupación de Grecia en la Segunda Guerra Mundial o la tormentosa y tóxica relación con el magnate Aristóteles Onassis que curiosamente acabó casándose con Jackie Kennedy. Algunos hemos esperado el cameo de Natalie Portman retomando su papel de Jackie en algún momento, pero Larraín nos ha dejado con las ganas.

A diferencia de Jackie y Spencer, esta vez la protagonista busca volver a estar en el candelero. Volver a ser el centro de la atención. Parece no saber vivir de otra forma. Si ya no tiene oportunidad de subir a un escenario, convertirá su vida en una representación. Por eso, sale a caminar por las calles de París en busca de la adulación, las miradas y el protagonismo y que en varias ocasiones Larraín realza convirtiendo su paseo en una auténtica actuación de ópera. Aunque deba asumir también los reproches de los que en uno u otro momento sufrieron la cancelación de alguna de sus actuaciones para las que habían adquirido sus entradas. Maria no es que no sea una reconstrucción fiel de unos hechos históricos, sino que huye del realismo en la representación de los mismos, para hacer llegar la emoción y el sentimiento de su protagonista, si bien a través de un acercamiento analítico y cerebral.

Lógicamente la música es vital en María. Y a diferencia de Jackie y Spencer, en las que recurrió a las brillantes músicas originales compuestas especialmente para las películas por Mica Levi y Johnny Greenwood respectivamente, esta vez opta por piezas conocidas del repertorio operístico. Y lo hace además con un claro objetivo narrativo. No solo porque las distintas arias seleccionadas se relacionen de una u otra manera con la situación anímica y personal de su protagonista, también la utiliza como contraste entre la Callas de su mejor época con la del final de su vida mediante unas fluidas transiciones musicales de una versión a otra y viceversa en la que se mezclan y se ensamblan la voz de la soprano con la de la propia Angelina Jolie. Un montaje sonoro que acompaña a la perfección a las imágenes.

Angelina Jolie encuentra en Maria numerosas oportunidades para lucirse en una esforzada interpretación en la que debe cantar, moverse, gesticular o estar en el escenario como la gran diva, pero sin embargo hay algo de su carisma, de su atractivo, de su fuerza, de su mirada que no consigue reproducir, algo que se hace especialmente visible en los créditos finales del film en los que se recurre a imágenes de archivo de la auténtica Maria Callas.

Larraín no pretende que el espectador sienta lástima o pena por su protagonista. No muestra a una mujer al borde del abismo, aunque desde la primera secuencia del film conozcamos su trágico final. Su Callas es una mujer que incluso en su ocaso mantiene la dignidad y el espíritu de lucha que tuvo a lo largo de toda su vida y la secuencia de su ‘último concierto’ se convierte en un emotivo y magnífico homenaje.

Maria

Media Flipesci:
7.4
Título original:
Director:
Pablo Larraín
Actores:
Angelina Jolie, Valeria Golino, Kodi Smit-McPhee, Haluk Bilginer, Alba Rohrwacher, Pierfrancesco Favino, Jeremy Wheeler