8.5

Tras su prolífico e intenso 2014 en el que trabajó como actor a las órdenes de Olivier Assayas, Bertrand Bonello, Ruben Östlund, Mia Hansen-Løve, Noah Baumbach y Mona Fastvold, Brady Corbet dejó la interpretación y se pasó a la dirección. El año siguiente estrenó su ópera prima en el largo, La infancia de un líder, por la que se llevó el premio a la mejor ópera prima presentada en el Festival de Venecia y el premio a la mejor dirección de la sección Orizzonti, en la que imaginaba la infancia de un futuro líder fascista. En 2018, con Vox Lux: el precio de la fama, se atrevía con los entresijos de la música pop. Y en 2024, le toca el turno a The Brutalist, la intensa y ambiciosa epopeya de un superviviente de un campo de concentración nazi en la Segunda Guerra Mundial y su lucha para abrirse camino e intentar triunfar en los Estados Unidos. Su periplo del nazismo al capitalismo.

Es innegable la ambición tanto temática como formal de Brady Corbet. Sus tres películas son propuestas arriesgadas y cargadas de intensidad y personalidad. Desde los títulos de crédito iniciales, hasta los finales. Con solo tres películas el estilo de Brady Corbet empieza a ser perfectamente reconocible. Su cine está lleno de ideas y de propuestas rompedoras que se salen de lo convencional y de lo trillado. De intensidad y de pasión.

The Brutalist empieza con la llegada de Laszlo Toth, un arquitecto de la escuela Bauhaus superviviente de los campos de concentración nazis, interpretado de forma soberbia por Adrien Brody, a Estados Unidos. Primero a Nueva York y más tarde a Philadelphia, donde reside un primo suyo. Desde allí intentará localizar a su esposa y a su sobrina, también supervivientes de otro campo de concentración, y llevarlas con él a Estados Unidos, mientras trata de salir adelante a base de esfuerzo, talento e ingenio, pero también de humillaciones, discriminación y engaños. Allí descubrirá que los Estados Unidos son la tierra de las oportunidades y del sueño americano, pero también del racismo y del clasismo.

The Brutalist dura más de tres horas. Estructuradas en obertura, primera parte, intermisión, segunda parte y epílogo. Está rodada en VistaVisión -cuentan que hace más de 60 años que no se estrenaba una película estadounidense rodada en este formato- lo que da a la imagen del film un grano, una textura y unos colores que retrotraen a la época retratada en el film: mediados del siglo XX. Pero su planificación, sus puntos de vista, la ubicación de la cámara y la composición de los planos resultan modernos y actuales. En The Brutalist no hay nada académico, ni convencional. Ni en su historia, ni en la forma contarla. Ni en sus imágenes, ni en sus sonidos, ni en su banda sonora. Ni en su montaje, ni en su puesta en escena. De la misma forma que Laszlo Toth desafía las reglas de la arquitectura con su obra, Corbet lo hace con las de dramaturgia convencional en su película. De la misma forma que Toth debe satisfacer su ansia creadora, Corbet transmite la necesidad por contar su historia.

Ni siquiera se trata de una biografía convencional. El guion, una nueva colaboración entre Brady Corbet y la noruega Mona Fastvold, no se centra en el relato de los hechos principales de la vida de su protagonista. Lógicamente están en la película, pero su foco está en la evolución personal y psicológica del personaje. En su evolución desde el inmigrante recién llegado lleno de ilusión a su trabajo y reconocimiento como arquitecto de prestigio. En un crescendo dramático de más de tres horas absorbente y efectivo que solo en su parte final llega a bordear lo sórdido y efectista.

The Brutalist es recargada, densa, atiborrada. En su fondo y su forma. En sus temas y en la manera de plasmarlos en pantalla. La lucha del inmigrante, su explotación, el racismo y clasismo de la sociedad americana, la siempre compleja y sugerente relación entre la arquitectura y los poderosos (como en El Manantial de King Vidor o Megalópolis de Francis Ford Coppola), la tendencia de los ricos a hacerse ver junto a intelectuales, el ansia creadora, la ambición profesional… todo cabe en The Brutalist. De forma a la vez agotadora y satisfactoria. Recuerda al cine de Paul Thomas Anderson. A Pozos de ambición. A The Master. The Brutalist no produce placer, pero se disfruta. The Brutalist incomoda y desafía al espectador, pero es una experiencia única. 

The Brutalist

Media Flipesci:
8.8
Título original:
Director:
Brady Corbet
Actores:
Adrien Brody, Felicity Jones, Guy Pearce, Joe Alwyn, Raffey Cassidy, Isaach De Bankolé, Jonathan Hyde