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La historia de Hildegart Rodrígez es muy jugosa para hacer una película. Por un lado, ofrece la posibilidad de observar las corrientes políticas y filosóficas en todo el mundo de principios del siglo XX, y en concreto, el movimiento feminista, el socialismo y el anarquismo durante una etapa tan interesante como la Segunda República. Por otro lado, no es simplemente una historia de contexto, hay un drama casi de terror que podría haber salido de la pluma de Stephen King (el traveling de la madre escuchando tras la puerta es escalofriante y podría ser de Misery), y casi un planteamiento de ciencia ficción que increíblemente es cierto. Paula Ortiz va con todo y sale victoriosa. No siempre se tiene la oportunidad de escribir diálogos filosóficos y políticos de forma tan descarada y que no resulte artificial puesto que los personajes lo aguantan de sobra. Habla de temas abstractos como el racionalismo frente al empirismo, idealismo frente al pragmatismo; pero también de las emociones más concretas como la dominación, la obsesión o el enamoramiento. Esta historia permite abarcarlo todo.

La virgen roja podría ser casi una fábula si no fuera cierta. Podría ser un cuento siniestro, la cenicienta con su vestido nuevo que tiene que volver a casa antes que su malvada madre después de haber bailado con el príncipe. Pero los hechos ocurrieron. Aurora Rodríguez, la severa villana que nadie más que Najwa Nimri podría haber interpretado tan bien, existió pero también es un arquetipo, una representación abstracta del fracaso de la intelectualización extrema. Freud, Nietzsche y Marx son las claves con las que construye su estatua humana, en los puntos que después serán sus estigmas. Los inicios del siglo XX son un buen ejemplo de los horrores que pueden surgir de llevar al extremo, o malinterpretar, algunas de esas ideas rupturistas decimonónicas. Aurora interpreta a Nietzsche desde la izquierda, al contrario que los nazis, pero finalmente le lleva a adoptar actitudes fascistas, como bien le señala su hija. Al fin y al cabo, la idea de la que parte todo es la eugenesia, muy de moda en esa época y que también los nazis llevaron a un extremo aterrador.

La virgen roja es una historia de dilemas, muchos de ellos aún muy vigentes, como el de la aplicación práctica de la izquierda frente a un acercamiento puro y utópico. Se quejan de que el Partido Socialista haya ganado las elecciones con un programa y estén aplicando otro. Me suena. Esto sirve para repasar la historia reciente de España y entender el presente. Por supuesto, el feminismo es tema central de la película. La izquierda que se olvida de las mujeres. El primer discurso de Hildegart ante los socialistas es tan potente que sigue resonando hoy en día. La respuesta en modo de negación de los asistentes mientras que poco a poco el mensaje va permeando. Aquí vemos otros clásicos básicos de la política. La división de la izquierda, las estrategias. Está a la orden del día.

El enfrentamiento entre el racionalismo y el empirismo: “todo está en los libros / yo no creo que así”. Aurora ha entrenado a su hija como si fuera un modelo de lengua de inteligencia artificial, que lo sabe todo pero no ha experimentado nada ni tiene voluntad propia. Un loro estocástico que dicen los críticos con la IA. Tiene todos los conocimientos pero a veces no está claro dónde acaba la herramienta y donde empieza la personalidad propia. La estatua humana. La replicante. Como ocurre en la saga de Alien, y en tantas otras historias de ciencia ficción o incluso en la mitología, llega un momento en el que la creación toma consciencia y por tanto se convierte en una amenaza para el creador. Volvemos a Nietzsche: matar a Dios, que no solo es acaba con la tiranía de la religión como querría Aurora sino también rebelarse contra el creador. No se puede diseñar un ser con objetivos revolucionarios y confiar que sea obediente. Ser una amenaza para los creadores del Monolito en 2001, lo que es lo mismo, para los Ingenieros de Alien. Eva está probando la manzana.

Y sí, Eva quiere la manzana. A ojos de su madre, el pecado, que a diferencia de la Iglesia, no lo coloca en el sexo sino en el amor romántico. El peligro del amor romántico como un agente patriarcal es algo que hoy sigue estando muy presente. El guilty pleasure del folletín romántico para una feminista radical que debería pasar los días aporreando su máquina de escribir. Aquí Paula Ortiz juega bien sus cartas y combina el cine de tesis con una historia romántica propia del folletín que detesta Aurora: “Contigo iría a cualquier parte” afirma él con la adorable ternura de los enamorados. Así la película no es nada fría y contiene la misma dualidad que la propia Hildegart, entre la excepción intelectual y el enamoramiento que nos iguala. “Cualquier ficción es conservadora por definición” afirma con rotundidad Aurora, y la directora no tiene miedo de asumirlo en su propia obra, sabiendo también que dentro de ese marco puede ofrecer algo constructivo.

Creo que este era un guión complicado y aquí hay un buen trabajo de Clara Roquet y Eduard Solá. Pero creo que sobre todo es difícil afinar el tono de la película sin que se te vaya de madre, y aquí la directora lo consigue. Crea climas de verdadero terror al tiempo que es una obra expositiva, cargada de tesis. Atiende bien a los detalles como la importancia de los colores del vestuario. El rojo, el negro, el blanco. Todo tiene su significado. Como pega, para mi gusto, en algunos discursos eleva innecesariamente la sentimentalidad de la banda sonora, y quizá le falte algo de brillantez estética, cosa rara en una directora habitualmente tan esteta pero que quizá ha querido un planteamiento más sobrio esta vez. En cualquier caso, consigue muy buen ritmo, desde un comienzo casi frenético, que es muy adecuado para eliminar el olor a sopa rancia y madera vieja que suelen tener muchas veces las películas sobre la España de los 30 y 40. Presenta esa época con viveza y sobre todo, con vigencia. Juega con el montaje paralelo y mantiene siempre un tempo ligero.

Aurora lleva al extremo el racionalismo pero no puede evitar partir de aquello que le afea a su hija: la emoción animal. En realidad está intentando racionalizar sus frustraciones, la necesidad de dominación, el control, la vanidad, la obsesión del creador, el miedo a quedarse sola. Achaca el problema de la ejecución política a los propios políticos, humanos y para más inri, hombres, que vuelcan sus propios defectos. Le preocupa la “debilidad” de su hija. Pero es ella quien más está sucumbiendo a sus emociones, quien traiciona sus propias ideas como le reprocha su hija. Quizá es por eso, por las emociones que traicionan sus ideas, que termina no siendo tan diferente de sus enemigos.

La virgen roja

Media Flipesci:
6.2
Título original:
Director:
Paula Ortiz
Actores:
Najwa Nimri, Patrick Criado, Aixa Villagrán, Pep Ambròs, Alba Planas, Pablo Vázquez, Pepe Viyuela
Fecha de estreno:
27/09/2024