Tras El agente topo (Perlak, 2020), que se estrenó en Sundance, fue nominado al Oscar al mejor documental, ganó el Ariel a la mejor película iberoamericana y fue nominado al Goya en esta misma categoría y La memoria infinita (Perlak, 2023), Maite Alberdi vuelve al Festival de San Sebastián en esta 72 edición a la Sección Oficial.
Así como hizo la directora, Maite Alberdi, en La memoria infinita, en la que superpuso dos líneas narrativas -la recuperación de la memoria colectiva social mientras se mostraba el proceso degenerativo de pérdida de memoria personal-, en El lugar de la otra lo hace con la vida de dos mujeres: Una escritora que ha asesinado a su marido en público y una oficial del Juzgado que enjuicia el caso.
Al igual que en El agente topo, el tono de El lugar de la otra, un equilibrio entre comedia absurda y drama, me parece uno de los grandes aciertos de la película, más aún tratándose de un tema que podría resultar excesivamente melodramático en manos de otra persona. Maite Alberdi le da ligereza al drama, de tal manera que convierte el dramático caso real (Chile, 1955) en un juego de espejos: La oficial del Juzgado, fascinada por la figura de la escritora presa, empieza a visitar con asiduidad su vivienda, vestir su ropa y hasta interactuar con sus seres queridos.
Los problemas que me surgen con la película son consecuencia de haber sido concebida como producto televisivo, y es que esta circunstancia se ve reflejada en la puesta en escena, muchos primeros planos, tipo de fotografía -ese filtro color amarillento típico de productos de Netflix-. Elementos que empañan un guión bien estructurado y un tono de la historia especialmente acertado.
Un juego de espejos para la pequeña pantalla.