Iñaki Ortiz GascónNo sé si es el producto más prefabricado posible o la obra autoconsciente más cómplice con el espectador. En el jazz a veces hay que escuchar las notas que no tocan, porque ya dan por hecho que sabes que deberían ir ahí. Por todo lo alto, de Emmanuel Courcol, va amagando con las notas habituales del género «la comedia francesa del año» y dejando que tú mismo rellenes los huecos porque si desarrollara todas las ideas la película no acabaría nunca.
Imagino cómo fue la génesis de este proyecto. Hay spoilers, aunque cualquier cosa que imagines está en la película, así que no debería sorprenderte.
Premisa: dos hermanos son separados desconocen la existencia el uno del otro. Uno se ha criado en una familia acomodada y el otro en un hogar humilde en un pueblo a las afueras de París. Los dos son músicos pero uno es un director de orquesta famoso y el otro un aficionado en una banda de música. Cuando el director de orquesta tiene leucemia y necesita médula compatible descubre que tiene un hermano.
Tormenta de ideas con el director, los guionistas y algunos productores: se podría hacer una película sobre cómo las dos familias encajan la noticia. Mejor centrarse en un conflicto de clase y en las divertidas diferencias de comportamiento entre finolis y de barrio, eso siempre funciona. Que el director de orquesta tenga que llevar la orquesta de pueblo, ya verás que risas. No, mejor el hermano, en plan superación. Creo que funciona mejor si es el hermano rico. Vamos viendo. Si no, el hermano pobre puede presentarse a una prueba muy tocha, eso gusta mucho. ¿No será demasiado? Mejor un concurso para la banda. Se podría incluir una lucha sindical, eso gusta a buena parte del público. ¿A qué viene eso? Robert Guédiguian está interesado en producir. Ah, de acuerdo, pero en segundo plano, no tiene mucho sentido en esta historia. ¿Metemos inmigración? No sé, tal y como está la política en Francia igual no gusta. Pero mira cómo funcionó Intocable. Bueno, metemos un negro pero que salga poco. Y alguien con síndrome de Down, en plan graciosete que eso en España ha funcionado muy bien. Y algún sordo, que fíjate que bien fue La familia Bélier, con remake y todo. Puede ser un poco lío, ponemos a alguien un poco duro de oído, hacemos un par de chistes y ya.
(Pausa para comer con bien de vino).
Que canten. Claro, una escena en la que los hermanos se pongan a cantar. Algo de chanson francesa. ¿Qué si no? Pero que canten más. Hombre, tampoco que sea un musical. Algo en plan Los chicos del Coro, eso funciona como un tiro. Y también estaba en los Bélier. Qué pesado con los Bélier. Que sí, que metemos un coro. ¿Pero no iba a ser una banda de música? Pues el coro que sean los sindicalistas. ¿Qué? No, mejor el negro. Pero que salga poco. Que sí. Y que le dé vergüenza cantar al principio. El Down puede rapear. Eh… bueno, nos estamos despistando un poco, volvamos a la idea de la banda. Y alguno de los hermanos podría tener una hija. ¿Metemos un conflicto ahí? No más de cinco minutos para eso, lo estáis complicando. ¿Y lo de la leucemia? Mejor no cargar las tintas que es una comedia. Tragicomedia. Pero ligera. Puede dar juego y tenemos que emocionar también. Olvídate. ¿Aprender a conducir? ¡Venga ya! Eso es otra peli. Y una novia que sí y que no. ¿Para cuál de los dos? Y les quieren cerrar el local de ensayo. No, la fábrica. ¿Qué fábrica? Hombre, los sindicalistas trabajaran en algún lado. ¿Pero cuál de los hermanos trabaja en la fábrica? No, ninguno. Yo creo que mejor que el pobre sea cocinero. Y el Down de pinche, no te jode. ¿En serio no os parece guay que sea rapero? Guédiguian no entra si no hay fábrica, ya te lo advierto. Y mejor si hay disturbios. Y que los detengan, que eso es divertido. ¿Por los disturbios? Por alguna chorrada, no nos compliquemos la vida. Lo que queráis pero que el final sea muy emotivo, el público tiene que llorar y aplaudir.
Bueno, hay que decidirse. ¿Qué metemos?
¿Por qué elegir? Mételo todo. Hagamos la comedia francesa perfecta. ¡Por todo lo alto!
