7.5

Podría funcionar como secuela crepuscular de Showgirls. Las mismas escaleras peligrosas camino al escenario. Los mismos trajes exóticos. Las mismas luces en el camerino. Los mismos shows aunque, al contrario que Verheoven, Gia Coppola apenas nos enseñe algunas tetas. El mismo ambiente viciado pero 30 años después. Ha pasado el tiempo y la sociedad ha cambiado. El espectáculo ahora se percibe como viejo, y no precisamente porque se haya progresado en cuanto a la cosificación, al contrario, ahora los números que funcionan son más calientes. Si en aquella se enfatizaba el exceso y lo hortera de Las Vegas, en esta se señala más la decadencia. En palabras de Pamela Anderson en la rueda de prensa: Las Vegas por el día es como una mujer sin maquillaje. 

Anderson tiene un papel totalmente a su medida. Una mujer que fue el centro de atención hace varias décadas, icono sexy, pero a quien no se le ha valorado ninguna otra cualidad más que su físico. Será por esa cercanía y por la posibilidad de tirar de su propia experiencia, o no, pero el resultado es excelente y nos muestra una actriz que hasta ahora no habíamos tenido ocasión de ver. Lo cierto es que aunque su presencia en Los vigilantes de la playa fue de estrella, apenas le daban papel. Era la tía buena que venía de playboy y a la que la audiencia quería ver en bañador, y poco más. Tenía pocos diálogos y casi siempre relacionado con tonterías. No sé si entonces estaba capacitada para una buena interpretación pero lo que está claro es que ahora sí. Es emotiva, inocente, digna. Este doble juego entre el personaje y la actriz recuerda mucho a lo que hizo Aronofsky con Mickey Rourke en El luchador.

Más allá de la reivindicación de la propia actriz, es obvio que Coppola está hablando más en general, sobre la situación de la mujer y cómo les afecta su cosificación cuando van cumpliendo años. En este mismo festival hemos visto The Substance, sobre el mismo tema, pero con un enfoque mucho más propio de una película de los 80 o 90. Con el afán de denunciar la situación se terminaba estigmatizando aún más la madurez de las mujeres, pasaba entonces y también en The Substance, que básicamente es una película calcada a aquellas. Aquí, uno de los momentos más poderosos es cuando ella deja de ocultar su edad y lo reafirma con orgullo: tengo 57 años y soy bella.

La película también habla del arte menor. A la propia hija le resulta ridículo que su madre se tome en serio salir a bailar con las tetas al aire, incluso insultante que le desatendiera por eso. Sin embargo, la protagonista se toma muy en serio lo que hace. Se siente artista. No todas sus compañeras, pero ella sí. Coppola tiene sensibilidad para apreciar los pequeños talentos, a veces en lugares poco serios. No romantiza ese mundo pero sí que sabe valorarlo, con sus trajes y su ambición de espectáculo. También habla del arte que pasa de moda, de algo que tenía valor para mucha gente y ya no vale. Esta idea crepuscular queda destacada por la excelente fotografía en super 16, que le da un toque nostálgico.

Quizá lo peor de la película es que se queda corta. Estaría bien ver más desarrollados los papeles de Jamie Lee Curtis, Kiernan Shipka, Dave Bautista -todos ellos muy bien- que apuntan un trasfondo interesante. La película no llega a hora y media y tengo la sensación de que había más que contar.

The Last Showgirl

Media Flipesci:
7.2
Título original:
Director:
Gia Coppola
Actores:
Pamela Anderson, Dave Bautista, John Clofine, Jamie Lee Curtis, Patrick Hilgart, Billie Lourd, Jesse Phillips