Primera epístola de Ricardo a La Semana de San Sebastián.
¡Hermanos y hermanas, me dirijo a vosotros para hablar sobre la palabra que nos trae el profeta E. L. Katz por medio de su obra fílmica Azrael! Katz, quien vio la luz tras una vida pecaminosa como crítico de cine, abandonó el pecado para dedicar su vida a la noble tarea de ser cieneasta. Gracias a él, en estos tiempos de tinieblas y confusión envilecidos por obras vacías y fórmulas corrompidas, desde el silencio y la ausencia de diálogos ha surgido la voz poderosa de Azrael que nos advierte sobre los peligros del fanatismo que corrompe la fe verdadera y convierte al justo en aquello que más aborrece.
¡Aleluya! Este mensaje fílmico, esta voz sin palabras, toma el nombre de su protagonista, encarnada de manera virtuosa por la ungida Samara Weaving. Ella es una guerrera que lucha por su vida en medio de la devastación que llega tras el rapto bíblico, el momento de la Gran Tribulación tras el que el altísimo llevará al cielo a los verdaderos creyentes antes del apocalipsis. Sin pronunciar palabra, el silencio de Samara es más estruendoso que mil trompetas celestiales. Disfrutemos del milagro de quien, sin verbalizar su sentimientos, logra capturar tanto la vulnerabilidad de su carne como la fortaleza de su espíritu. ¡Su interpretación es un faro luminoso que nos guía a través de una historia que, en momentos, podría sentirse vacía, pero que gracias a su entrega se sostiene y fortalece!
¡Pero cuidado! Las tentaciones y los pecados acechan en cada esquina. El camino de la Fe no es fácil, y habrá momentos en que la narrativa puede parecer lenta o nuestra paciencia se vea probada. Estos son los desafíos que debemos enfrentar con valentía, las pruebas que fortalecen nuestro espíritu y nos acercan más al entendimiento divino. Katz lucha contra estas tentaciones salpicándolas de violencia bendita y mostrándoles una estética visual cuidadosamente orquestada. Gloriosos instrumentos divinos que construyen una atmósfera inquietante, elevando el impacto de cada escena y alejando las tentaciones de la distracción de nuestro camino. ¡Alabado sea quién recogió la palabra de John Carpenter y la llevo a un terreno boscoso!
Cantemos juntos:
Carpenter, de ti he aprendido
Claustrofobia, con minimalismo
En el bosque, el mal siempre acecha
hay un poblado sacado de Mad Max
Así es, hermanos y hermanas, Katz ha sido original en su planteamiento y a la vez ha sido respetuoso con los clásicos. ¡Por supuesto que nos recuerda a esas películas que vimos antes! Pero también utliza estos elementos con personalidad y sin miedo al riesgo. Ahí, queridos hermanos y hermanas, radica la virtud.
Y regresando a las desventuras de nuestra guerrera Azrael, no creáis que la cicatriz en el cuello de Azrael es una marca divina, ¡no! Esta marca, compartida con los miembros del culto que la persiguen, nos revela que ella fue una vez parte de esa secta opresora. Devotos creyentes que en su miedo a Dios cayeron en el fanatismo y pervirtieron su mensaje, que creían escuchar la palabra del altísimo en el viento que aullaba a través de las grietas de la pared. ¡Pero gloria al cielo, porque Azrael encuentra la fuerza para romper esas cadenas y huir de la oscuridad! No sin precio, porque su deseo de escapar y su amor por Kenan son vistos como herejías por los fanáticos, quienes, cegados por su fe distorsionada, buscan sacrificarla a los seres quemados, trasuntos de zombies surgidos de los dominios del maligno.
En su desesperada huida, Azrael encuentra a un conductor que habla, ¡lás únicas palabras que podremos escuchar! Palabras que son pronunciadas en esperanto, ¡el idioma universal de la paz creado para superar las barreras y unir a la humanidad!. Un encuentro, casi una aparición divina, con un hombre que representa a quienes eligen la esperanza y la unión que aún existen en medio del caos y el desastre, La luz y la palabra frente a la oscuridad y el silencio que representan los fanáticos mudos que han renunciado a la comunicación y la cooperación. Pobres de aquellos que viven en su burbuja sin mirar que otra forma de vida no solo es posible, sino también mejor.
¡Pero Azrael es la espada y el escudo, la luz que rompe las cadenas de la ignorancia impuesta por estos falsos profetas! Aunque llegado el momento, hermanos y hermanas, debemos enfrentarnos a la sonrisa de Azrael ante el nacimiento de la bestia! ¡Oh, misterio de misterios! ¿Es ella el ángel del juicio final o ha sido tentada por las sombras? Esta es la pregunta que debemos hacernos y en cada uno de nosotros está la respuesta.
El profeta E. L. Katz nos ha entregado una parábola para nuestros tiempos oscuros, una advertencia ardiente sobre los peligros de caer en las trampas del extremismo o caer cegados por falsas doctrinas. La fe auténtica no necesita de sacrificios vanos ni de silencios impuestos, sino de amor, comprensión y búsqueda sincera de la verdad.
¡Alabado sea el mensaje que nos trae Azrael! ¡Ella es la espada y el escudo, la luz que rompe las cadenas de la ignorancia impuesta por los falsos profetas!