7.5

Cuando en mayo de 2023 Steve McQueen presentó en una sesión del Festival de Cannes Occupied City, su documental de más de cuatro horas sobre las huellas en el presente de Amsterdam de la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial, los espectadores presentes quisimos entender en la conversación entre el director y Thierry Frémaux, que este Blitz, se presentaría en la edición de 2024 del Festival. Sin embargo no fue así y tras inaugurar el Festival de Londres, pasar por un puñado de festivales más y estrenarse en unos pocos cines del Reino Unido, Estados Unidos y Francia, Blitz llega a nuestras pantallas de televisión vía Apple TV el 22 de noviembre. Una forma de estreno poco habitual que por desgracia va a privar a muchos aficionados de poder disfrutar de este film en una sala de cine, pero son los nuevos tiempos.

La carrera cinematográfica de Steve McQueen es muy atípica. Empezó en el cine experimental, el video arte y las vídeo instalaciones. En 1999 ganó el Premio Turner al mejor artista visual británico del año y representó a su país en la Bienal de Arte de Venecia. Y nueve años más tarde, con 38 años, debutó como director de un largometraje de ficción por todo lo alto con Hunger con la que entre otros premios se llevó la Cámara de Oro del Festival de Cannes a la mejor ópera prima presentada en aquella edición.

Sin abandonar su producción más alternativa y experimental, en 2011 presentó en el Festival de Venecia Shame, con la que volvió a ganar numerosos premios incluido un Flipesci a la mejor película estrenada en los cines españoles en 2012. En 2013 le llegó el turno de los Oscar. Con 12 años de esclavitud se llevó el de mejor película, el primer film dirigido por un cineasta negro en conseguirlo. Y en 2018 con Viudas, se pasó al thriller criminal, pero con un toque cool y sofisticado en el que les daba la vuelta a los roles de género habituales en el cine. 

En los seis años que han pasado desde entonces, McQueen en paralelo a su faceta más experimental (parte de su obra audiovisual se sigue presentando en museos y muestras de arte contemporáneo) levantó ampollas con dos trabajos para la televisión sobre el racismo en el Reino Unido, la irregular serie antológica Small Axe (en la que se incluía el soberbio episodio Lovers Rock) y la poderosa serie documental Uprising en la que se recogen gran parte de los hechos reales que inspiraron Small Axe.

Con Blitz Steve McQueen vuelve a la Segunda Guerra Mundial. Y por primera vez desde Hunger, vuelve a rodar un largometraje de ficción en su país. Como su propio nombre indica, Blitz transcurre durante la campaña de bombardeos de Londres y otras ciudades británicas por parte de la aviación nazi entre 1940 y 1941. En total fallecieron más de 40.000 civiles, fueron destruidas más un millón de casas y aproximadamente 1,5 millones de personas, principalmente niños, mujeres embarazadas y personas vulnerables, fueron evacuadas desde las principales ciudades británicas a zonas rurales consideradas más seguras. Uno de esos niños evacuados es George (interpretado por el debutante Elliott Heffernan), un niño de nueve años que vive con su madre Rita (Saoirse Ronan) y su abuelo (el cantante Paul Weller) en Londres. Sin embargo, él no estará dispuesto a asumir fácilmente esa separación de sus seres queridos en contra de su voluntad.

A pesar de ese planteamiento a priori tan convencional, sus continuas rupturas de las normas de la dramaturgia convencional convierten a Blitz en una película contracorriente. Una película que durante gran parte de su metraje se desdobla en dos: por un lado la peripecia de George, por el otro, la de Rita, en la que cada una tiene su ritmo, su intensidad y su densidad dramática. McQueen contrapone la aventura de George con la cotidianidad de la vida de Rita. Aunque ella viva el hecho extraordinario de que se vaya a emitir un programa de radio desde la planta de la fábrica de armas en la que trabaja. Mientras él vive la aventura de su vida, ella hace todo lo posible para llevar una vida normal rodeada de circunstancias extraordinarias. Nada comparable a todo lo que le ocurre a George a lo largo de unos pocos días, incluso de unas pocas horas. De hecho, McQueen introduce cada poco tiempo referencias al tiempo transcurrido como si buscara evitar que el espectador perdiera la noción del mismo ante la acumulación de peripecias de George.

El retrato de McQueen de la vida en Londres durante el Blitz está muy alejado de la imagen monolítica de héroes valerosos y estoicos, patriotas admirables y ejemplares y ciudadanos sacrificados y solidarios. Los hay, como el desaprovechado personaje que interpreta Harris Dickinson, pero también muestra el racismo, el clasismo y el pillaje que propician situaciones tan extremas como las de la película. La forma en la que las situaciones desesperadas son capaces de sacar lo mejor y lo peor del ser humano.

Blitz es una película que transcurre durante una guerra, sobre la separación entre una madre y su hijo y sus intentos por reunirse, sobre las penurias que sufrieron los habitantes de las zonas bombardeadas en su día a día, pero lo que supone un factor diferencial dentro del cine bélico es sobre todo su denuncia social, el hacer visibles a las mujeres y a los colectivos discriminados y más desfavorecidos que pocas veces ha mostrado hasta ahora el cine bélico. Mientras las clases trabajadoras deben luchar para conseguir que les abran las estaciones de metro para protegerse de los bombardeos, los pudientes disfrutan de grandes fiestas en sótanos habilitados como muestra la prodigiosa secuencia ambientada en el Café de Paris. Si bien las víctimas de Hitler, el gran enemigo, son los judíos, algunos londinenses no están dispuestos a compartir espacios con conciudadanos de ese origen. Si bien una parte considerable de los soldados del ejército británico provenían de las colonias de su Imperio, sus compatriotas eran discriminados y menospreciados por los habitantes de la metrópoli. 

Además de la épica y emocional banda sonora compuesta por Hans Zimmer, en Blitz también suenan un puñado de canciones. Algunas compuestas por Nicholas Brittle para la película y también se versionan temas de la época. Y la presencia de Paul Weller es un buen soporte para ellas. Se cantan canciones en casa, en la fábrica, en el pub. Y aunque es imposible no pensar en el cine Terence Davies, la intención de McQueen en esas escenas está muy alejada de la evocación de la presencia de las canciones en las películas del director de El largo día acaba y The Deep Blue Sea. En Blitz son parte de la cotidianidad, una válvula de escape y una razón para la unión y la camaradería frente a la tensión continua de los bombardeos.

Blitz supone un continuo desafío a las expectativas del espectador. Cada poco tiempo, el guion, escrito por el propio McQueen, toma caminos sorprendentes. Empieza como una peli de acción con una portentosa y tensa secuencia en la que una manguera para apagar un incendio se convierte en una peligrosa serpiente asesina. Más tarde lo que parece que va a ser un melodrama familiar, de repente toma visos de peli de aventuras, más tarde se vuelve social, luego parece un drama dickensiano, se pasa al coming-of-age y flirtea con el fantástico y el cine de fantasmas, mientras introduce reivindicaciones en contra del racismo y de las diferencias de clases. Como si buscara descolocar al espectador, llevarle por caminos no previstos, de forma similar a la de sus personajes incapaces de hacer planes o prever su futuro más cercano. Detrás del planteamiento de McQueen parece estar la idea de que si la guerra desbarata los planes de los que la sufren y hace la vida imprevisible, así debe ser una película que la cuenta. 

Ante la imposibilidad de ponerle otra etiqueta, Blitz es una película de guerra. Una película de guerra sin soldados, ni generales. Sin trincheras, ni tanques. En la que la ciudad en la que viven millones de personas con cierta normalidad de día, se convierte en el frente de guerra cuando oscurece. De mujeres que trabajan fabricando armas de día, mientras sienten el terror de la amenaza de los bombardeos por la noche.

Estos cambios continuos de temas, género cinematográfico, foco narrativo y ritmo provocan la sensación de que Blitz es una película que se autosabotea a ella misma. Y aunque McQueen consigue darle consistencia al conjunto y que surja una emoción honesta sin recurrir a trucos melodramáticos, también desaprovecha planteamientos, situaciones, personajes y subtramas que introduce para abandonarlos al poco tiempo. Y aunque pueda estar justificado por esa impredecibilidad asociada a la guerra, en Blitz se acumulan demasiados temas y demasiadas ideas en demasiado poco tiempo. Blitz es una buena película. Incluso muy buena. Pero sus dos horas de duración saben a poco y a veces da la impresión de que podría ser el prometedor episodio piloto de una futura serie. 

Blitz

Media Flipesci:
7.5
Título original:
Director:
Steve McQueen
Actores:
Saoirse Ronan, Harris Dickinson, Benjamin Clémentine, Kathy Burke, Paul Weller, Stephen Graham, Elliott Heffernan
Fecha de estreno:
22/11/2024