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Reseña de Resurrection, de Bi Gan

Desde que presentó Kaili Blues en Locarno y, sobre todo, Long Day’s Journey Into Night en Cannes —aquella con el plano secuencia de una hora en 3D y saltos en el tiempo—, Bi Gan se ha convertido en uno de esos directores a los que algunos aman con devoción y otros, directamente, no soportan. Lo que no se le puede negar es ambición. Resurrection es, con diferencia, su proyecto más desmedido hasta la fecha. Una película que dura casi tres horas y que parece empeñada en demostrar, plano a plano, que Bi Gan tiene talento. Que sabe hacer cosas con la cámara que pocos más pueden hacer.

Bi Gan tiene talento no es una opinión: es un hecho empírico, casi científico. El primer episodio de Resurrection justifica por sí solo la existencia de la película. Un homenaje al cine mudo y al expresionismo alemán —con ecos de Méliès y un remedo de Nosferatu— que es puro gozo visual. Allí todo fluye con precisión, ritmo, inventiva. Es un arranque que no solo deslumbra, sino que emociona. Una declaración de amor al cine del pasado que se siente nueva, fresca, desbordante de energía.

A partir de ahí, Bi Gan se pierde. O mejor dicho, nos pierde. Resurrection se despliega como una sucesión de episodios que saltan de época, tono y estilo con la misma facilidad con la que su cámara se desliza entre paredes, espejos y charcos. Da la sensación de que todo es bastante arbitrario, pero, lo cierto es que hay algo fascinante en la forma en que se atreve con todo. A veces con más fortuna que otras, claro. Pero siempre con esa convicción de quien está absolutamente seguro de su talento.

Y el talento está. En cada plano. La fotografía de Dong Jingsong es apabullante. Los movimientos de cámara, hipnóticos. La música de M83 hace que incluso los momentos más crípticos se sientan intensos. A ratos, la película es una experiencia sensorial total. Una coreografía entre imagen, sonido y música en la que lo narrativo queda en segundo plano, como un ruido de fondo del que no hay que preocuparse demasiado. También es cierto que, por momentos, Resurrection parece menos una película que una presentación de portfolio: “mírame, puedo hacer cine mudo; ahora cine negro; ahora ciencia ficción; ahora un plano secuencia imposible; ahora una escena que no se entiende pero qué bonita es, ¿eh?”.

Porque lo narrativo, sí, se resiente. La estructura es tan fragmentada y las elipsis tan radicales que uno no termina de saber quién es quién, ni por qué hacen lo que hacen, ni si eso importa realmente. Tengo que reconocer que esto no me molesta tanto como debería. Hay películas que se sostienen por lo que cuentan y otras, como esta, por cómo lo cuentan. Aquí lo importante no es llegar a ningún sitio, sino dejarse arrastrar por la marea. Y si de vez en cuando uno se ahoga un poco, siempre aparece un nuevo plano increíble para recuperar la fascinación.

Lo que ofrece Resurrection es, también, un viaje a través de diferentes épocas del cine y de la historia de China del último siglo. A lo largo del metraje hay revolucionarios, espías, vampiras melancólicas, fumaderos de opio, templos abandonados, gente que se esfuma y otra que resucita sin más explicación. Mucho de eso no se entiende, por lo menos yo no entendí nada. Pero hay algo en el modo en que Bi Gan lo encadena todo que lo convierte en una celebración de lo que el cine puede evocar, aunque no sepamos explicarlo. Eso sí, que nadie se engañe: Esta es una película que exige admiración. Que se gusta a sí misma. Que no tiene problema en interrumpir cualquier posible emoción para meter un plano secuencia interminable solo porque puede. Resurrection es excesiva, desordenada, brillante y, por momentos, desbordante. Iba a decir que es arriesgada, pero en realidad, cuando das lo que tu público quiere y lo que hasta ahora te ha funcionado, no hay tanto riesgo como parece. Hay, más bien, una exploración meticulosa de la fórmula. Bi Gan va por ese camino, el de la destilación de su estilo, el de la búsqueda de su versión más pura. Es un Bi Gan más Bi Gan que nunca.

Resurrection

Media Flipesci:
8.8
Título original:
Kuang ye shi dai
Director:
Bi Gan
Actores:
Shu Qi, Jackson Yee, Mark Chao, Yi Zhang