Weightless es la ópera prima de la directora danesa Emilie Thalund. Trata sobre una adolescente con sobrepeso que es enviada a un campamento de verano que controla la dieta y está orientado a hacer ejercicio. En el transcurso de su estancia se enamora de uno de los monitores, adulto. La relación entre ellos cruza las líneas aceptables, creando así el conflicto central de la película.
Es un enfoque absolutamente natural, sin grandes dramatismos artificiales. Uno podría esperar alguna catarsis explosiva hacia el final, algún cliché como que ella explotara a comer todo lo que no le han dejado, o que se montara un buen pollo cuando se descubra lo que ha ocurrido. Pero no, es mucho más sencillo, más realista. Es una pequeña historia como la que te podrían contar muchas mujeres. Una situación en la que han sido utilizadas siendo menores, para el placer de un adulto, como un objeto sexual, aprovechando la inocencia y la pasión de la adolescencia. Una experiencia amarga, una decepción, una mancha de semen en la camiseta.
Tampoco se cargan las tintas en la cuestión del físico, la dieta, el campamento. No hay sádicos monitores que dejan a los jóvenes estenuados. No, y tampoco hace falta para que un espectador observe lo que supone un campamento como ese. El body shaming implícito en su propia existencia. También es obvio que el complejo de ser «la chica gorda» es parte de la vulnerabilidad que después explotará, consciente o incoscientemente el monitor adulto que tiene miedo de las mujeres de su edad.
Al igual que el guión, la dirección es naturalista, sin alardes. Con la convicción de querer contar una historia sencilla, una pequeña verdad en imágenes. Porque la sordidez de la escena en la hierba habla por sí sola, como esa inocencia decepcionada. Ayuda el buen trabajo de la protagonista Marie Helweg Augustsen, que transmite muy bien ese enamoramiento absoluto de la adolescencia, el embelesamiento y la confianza absoluta. Después la amargura y la decepción. Todo esto, ya digo, sin un solo cliché fácil ni un dramatismo forzado. Seguiremos a Thalund.