A primera vista Jaime García parece la quintaesencia del macho Mariachi macho. Por el día vive en su rancho cuidando de sus caballos, por la noche despliega su talento de trovador en los bares rodeado de mujeres, alcohol y música. Pero si rascamos debajo del personaje y de sus bravuconadas descubriremos a una persona cansada, portadora del VIH, que lucha por mantener una relación con su hija y su estricta y devota madre.
El charro de Toluquilla es el debut de José Villalobos, que siguió durante cinco años a Jaime para pintar un emocionante retrato de un hombre y sus sombras.