Polémico documental sobre las consecuencias de la guerra contra el narcotráfico en México, una batalla entre el Estado y los cárteles ha dejado un reguero tras de si de 100.000 muertos y 30.000 desaparecidos en una década. El director pone frente a la cámara a hombres, mujeres, niñas, niños, víctimas, sicarios, militares y policías; pero lo hace cubriéndoles el rostro con una máscara que deja pasar sus lágrimas, eso si.
Con las víctimas y victimarios enmascarados, Everardo González ofrece una nueva mirada sobre la violencia en México, obligándo al espectador a mirar a los ojos de los protagonistas. Pero también hubo críticas contra el documental que se preguntaban dónde está el límite del documental y afirmaban que el uso uniformador de la máscara les restaba contexto social y convertía a los protagonistas en actores.
Una película que remueve por dentro y da pie a debates sobre su fondo y forma.