Ricardo FernándezCrónica del concierto de Elena Setién en Dabadaba
El tercer concierto de Elena Setién en San Sebastián fue en Dabadaba (al que habría que sumar un cuarto concierto en Rentería para completar el listado de Donostialdea). Y no empacha tanta exposición, porque la donostiarra ha sido capaz de dar personalidad propia a cada concierto. En esta ocasión la actuación de enmarcaba dentro de la iniciativa Izar & Star, en la que grupos y artistas vascos interpretan su visión de grandes clásicos, ya sean discos, artistas o géneros, y que este 2017 ya ha alcanzado su octava edición. Nico y la Velvet Undergroung fueron las elegidas por Elena Setién.
La donostiarra apareció sobre el escenario del repleto Dabadaba rodeada de una magnífica formación de músicos. Joseba Irazoki a la guitarra, Karlos Aranzegi a la batería y Fernando “Lutxo” Neira al bajo. Casi nada. Si sumamos los músicos que había en el escenario con los que había entre el público –Mursego y Rafa Berrio entre otros- teníamos todo un Dream Team de la música vasca.
La primera parte del concierto voló etérea sobre las canciones de su disco Dreaming of early things. Comenzó el concierto con Someday Somehow a modo de suave y lánguida caricia juguetona y, a partir de ahí, su voz nos guió por el mar de texturas que creaban su teclado, la jazzistica sección rítmica y la siempre brillante y caleidoscópica guitarra de Irazoki. Con Elena introduciendo las canciones y el público interactuando con ella, una velada con una atmósfera agradable, casi familiar (de una familia bien avenida, claro). En lo musical fueron especialmente brillantes el crescendo de I forget about you, el travieso paseo por el western con Rosildo y la emoción de The old tree. Para el final de esta primera parte dejó su clásico instantáneo Dreaming of early things, en el que toda la banda se lució con gusto y una canción que se adivina muy personal para su autora, A foreigner like me. Con ella se puso punto y final a la primera parte del concierto.
La segunda parte era, quizá, la más difícil. Versionar clásicos tiene un handicap añadido, la comparación con canciones que son consideradas obras maestras. Elena Setién no posee la gelidez de Nico, tampoco la oscuridad de Lou Reed, así que sus versiones tomaron distancia con las originales y las barnizó con su toque personal. Algo que, personalmente, agradezco cuando se realiza una versión.
Comenzó con la infalible Femme Fatale que fue coreada con gusto por el respetable y siguió con Wrap your troubes in dreams, la canción que Lou Reed compusó para Chelsea Girl, el álbum de debut de Nico. Sin salirnos de ese disco Elena nos llevó a lo que definió como el lado oscuro del folk con The fairest of the season compuesta por Jackson Browne.
Justo después llegó uno de los momentos más arriesgados, e intensos, de la noche: Venus in furs. Dónde su voz no llegaba para expresar la oscura lascivia de la letra llegó la banda, con Elena al violín y un poderoso e intenso crescendo de Aranzegi e Irazoki que alcanzaron una contundencia y tensión dramática dignas de elogio. Entre todos lograron superar con creces el difícil reto.
Tras ese momento de intensidad, Elena volvió al intimismo con Janitor of lunacy, del disco Desertshore. Una canción que compuso la propia Nico en homenaje a su amigo, y fundador de los Rollin Stones, Brian Jones y que la donostiarra interpretó sola al piano impregnando de arreglos jazzisticos la composición folkie.
Para terminar el grupo había reservado dos canciones mucho mÁS conocidas. Sunday norming de la la Velvet en la que Joseba Irazoki volvió a demostrar lo excepcional guitarrista que es, y un brillante y luminoso Perfect day, de Lou Reed en solitario, con el que cerró no sé si un día perfecto, pero si una velada maravillosa.
