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Reseña de ‘La muerte de Stalin’

La muerte de Stalin, el título de la nueva película de Armando Iannucci (In the loop, Veep) no podía ser más certero. La muerte del dirigente soviético es, a la vez, el detonante y el telón de fondo de las acciones de la película. En apenas veinte minutos veremos a Joseph Stalin (Adrian McLoughlin) tirado sobre sus propios orines en el salón de su dacha de las afueras de Moscú. Para entonces ya habremos tenido tiempo de sentir el miedo que desprendía su figura y la fina línea que separaba la felicitación de la ofensa para quienes le rodeaban. Una situación que convertía el adularle en un peligroso y ridículo juego que no había más remedio que jugar. Ese ridículo es lo que potencia hasta el infinito el guión de Ianucci que convierte la película en una especie de comedia gamberra basada en unos trágicos hechos reales y, además, manteniéndose muy fiel a ellos. It’s funny because it’s true que dicen ahora los memes.

La muerte de Stalin pis

Con el temido dirigente agonizando, el Comité Central tiene que empezar a tomar decisiones. Lo principales miembros son Beria (Simon Russell Beale) responsable de la NKVD (la policía secreta), Malenkov (Jeffrey Tambor) el sobreapasado sucesor al frente del Comité Central y Jruschov (Steve Buscemi) disputando con Beria el control del los restos. Con Stalin a punto de morir, pero aún vivo, todos tienen miedo de dar el primer paso para sustituirle mientras miran temerosos a sus rivales por si alguno se les adelanta.

Esta lucha de poder y miedo es lo que retrata con un ritmo vertiginoso y una ironía desmedida La muerte de Stalin, cuyo guión está basado en una novela gráfica de Fabien Nury y Thierry Robin. Sin apenas descanso se suceden multitud de situaciones realmente ridículas y lamentables (y ciertas). El absurdo de necesitar a un buen médico y no encontrarlo porque los doctores de Moscú fueron ejecutados acusados de conspirar para envenenar a Stalin. Los dirigentes olvidando de quién pueden y de quién no pueden hablar porque han perdido la cuenta de los compañeros que fueron apuntados en «la lista». El peloteo baboso, infame y miedoso de los aspirantes con los hijos del agonizante líder. La frialdad y rutina con que se aplican y dejan de aplicar torturas y para seguir todos tan amigos. Situaciones más grotescas que graciosas pero que al ser caricaturizadas, se convierten en efectivos gags sobre una época tristísima.

La muerte de Stalin

Iannucci mantiene el acento natural de los conocidos actores (todos ellos mostrando una gran bis cómica). Los hay con acento británico y los hay con distinto tipo de acento americano, pero ninguno se esfuerza en imitar el acento ruso. Es curioso, pero esa decisión contribuye a darle más naturalidad a la parodia. Un hábil juego del guionista y director que mantiene la película siempre en la fina línea que separa la ficción de la realidad, con decisiones que dejan claro que es una película, pero el suficiente rigor para que no nos olvidemos nunca que algo muy parecido a lo que estamos viendo pasó una vez de verdad. Evidentemente no es una película histórica y hay muchas inexactitudes y ausencias, pero no están precisamente en la parte más grotesca.

En estos tiempos de debates sobre la corrección política en el que la epidermis de muchos sectores de la población parece haberse vuelto más fina que el papel de fumar, una película como esta es valiente. En una época en la que gusta de recomendar como películas necesarias (o textos necesarios) a otro tipo de relatos, a menudo condescendientes, paternalistas y adoctrinadores, el humor se me antoja más necesario aún que esas recomendaciones. El humor como un lenguaje conocido por todos que permite aproximarnos a hechos repulsivos y analizar lo ridículo de algunos comportamientos. El humor como arma para despojar de cualquier tipo de credibilidad a ciertos planteamientos. El humor puede ser realmente contundente.

La muerte de Stalin

Media Flipesci:
6.8
Título original:
The Death of Stalin
Director:
Armando Iannucci
Actores:
Olga Kurylenko, Tom Brooke, Paddy Considine, Justin Edwards, Adrian McLoughlin, Simon Russell Beale, Jeffrey Tambor, Steve Buscemi, Michael Palin
Fecha de estreno:
09/03/2018