Iñaki Ortiz GascónQué fácil parece. Poner la cámara y empezar a rodar. Qué fácil lo hace parecer él, Hong Sang-soo. Siempre, pero esta vez más. Sabemos que rodó la película durante la edición de Cannes de 2016, en solo cinco días -en algunos sitios dicen que tres. El guión escrito por la mañana y las actrices preparándolo sobre la marcha, entre ellas Isabelle Huppert que andaba por allí presentando Elle. Sus detractores dirán que se nota, claro. Yo creo más bien que lo parece. Esa frescura que siempre busca el director, dejando las costuras a la vista, aquí más que nunca. Esa frescura que le permite bromear cuando hace decir al personaje de Huppert que es la primera vez que está en Cannes. Sin embargo, detrás de esta aparente sencillez se esconde un guión con una estructura compleja y una resolución brillante. Detrás de una cámara aparentemente improvisada hay una planificación inteligente.
Una estructura sostenida por fotografías
Pronto vemos que las secuencias de la película no están ordenadas cronológicamente. Primero por lo explícito de los flashbacks, después porque algo no encaja. Muchas de las escenas, incluido el final, pueden tener lecturas ambiguas, según en qué momento coloques cada pieza. Hay varias historias potenciales que se van formando y derribando en la cabeza del espectador con cada nuevo elemento. Y lo que marca el orden de las piezas son las fotografías salidas de la cámara de Claire. Como las fotos de Memento. Si eliminas las fotos, la estructura del guión se cae como un castillo de naipes. O se recompone formando otras disposiciones igual de válidas. Lo interesante es que todas estas configuraciones siguen funcionando dramáticamente. Muchas películas del director tienen juegos de manos narrativos, pero por su complejidad quizá me recuerde especialmente a En otro país -o quizá es por Huppert.
La lectura que podemos sacar si nos ponemos pedantes es que la fotografía, es decir, la imagen, es el sustento de la narración. Y esta idea no podría ser más potente viniendo de una obra cinematográfica. Nos dice la enigmática Claire que las fotos camban a las personas, una vez hechas. Literalmente, pues la existencia de estas fotos define la cronología y en consecuencia, las reacciones de los personajes. También dice Claire que las fotos son importantes porque mirándolas detenidamente se entiende todo mejor. Es casi una invitación a reflexionar con calma sobre su cine (y sobre el de otros) pues esconde más de lo puede parecer en el primer momento.
Lo suyo y él
Una de las películas que están vendiendo en Cannes los personajes es precisamente Lo tuyo y tú, de un tal Hong Sang-soo. Lo vemos en el plano inicial. Esa película sería la que tendríamos ese año en competición del festival de San Sebastián y que le depararía a Sang-soo el premio a mejor director. Cualquiera que haya visto unas cuantas películas de este director, sobre todo las de los últimos años, sabrá que tienen muchos puntos en común, y sus detractores dirán con desprecio que son todas iguales. Aquí tenemos la playa, los encuentros, el abrigo amarillo, los zooms bruscos, la narrativa libre.
A nivel de contenidos, también están sus obsesiones autobiográficas. En este caso volvemos a la cuestión de su conocida ruptura con su mujer después de empezar una relación con la actriz Kim Min-hee, que es precisamente, la protagonista. El director, obviamente, un trasunto de él, que también tiene su vicio con el alcohol. Lo que ya vimos en En la playa sola de noche.
Como decía, zooms bruscos, ya desde el plano inicial. Tan bruscos que quieren dejar en el espectador la impresión de improvisación y frescura que se agrava con el peculiar rodaje. Sin embargo, ese plano inicial no tiene nada de improvisado. Como buen plano inicial, revela ya algunas cosas de la película: la protagonista, el trabajo, la auto-referencia, el desencadenante. Por otra parte, juega como siempre a reencuadrar al vuelo, redefiniendo completamente el sentido del plano o señalando algo en especial.
Otro aspecto que suelo destacar de su cine es como con una fotografía feísta y aparentemente improvisada también, consigue unas imágenes estupendas situando elementos de color perfectamente equilibrados dentro del plano. Consigue que lo feo sea bonito. Pero he de decir que en esta ocasión, y aunque sí había elementos característicos como el abrigo de Claire, creo que este apartado no está tan cuidado y aquí sí que se nota más, eso sí, la ridículamente corta duración del rodaje.
