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La última película de la prolífica filmografía de Hong Sang-soo llega a Zabaltegi con un Oso de Plata a mejor director en la Berlinale. No es ninguna sorpresa en lo que se refiere a un director que triunfa siempre en festivales. Una mujer se reencuentra con tres viejas amigas a las que no veía en mucho tiempo y sin que se explicite demasiado, su mundo interior va agitándose. El estilo personal está presente y esta película es igual pero diferente a las demás.

Sus obras suelen estar repletas de rimas, a través de estructuras que se escapan a la narración convencional. A veces repite las situaciones con diferentes matices, otras veces desordena las escenas y, en general, busca maneras de jugar con diferentes variaciones de una misma “melodía narrativa”. En este caso, no hay nada tan rupturista. La historia se puede seguir de forma convencional, cronológica y sin repeticiones como tales. Eso sí, rimas hay. Son pequeñas cosas, como la dificultad de pelar una manzana o cuestiones más implicadas en la historia. Por ejemplo, los únicos tres hombres que aparecen en la película, tienen una conversación con una mujer que sale de una casa. Cada una en una historia. La primera, la conversación sobre los gatos, es un combate férreo disimulado por la mayor de las educaciones orientales. La segunda, con el ex que viene a mendigar amor, se desarrolla de una manera mucho más directa, más dura, más desgarrada y emocional. Más occidental. La tercera, sin embargo, tiene un poco de la dos, hay palabras claras pero desde la moderación social. Tres hombres. Tres luchas de poder. Tres intentos del gallo de marcar su posición a picotazos.

Aunque esta es una película en la que, como decía, no hay elementos de narrativa más “libre”, sí que hay algo de hermetismo, con unas emociones que se esconden detrás de las palabras. En general, emociones relacionadas con la insatisfacción de unas mujeres que, por diferentes motivos, no terminan de estar contentas con sus vidas. La protagonista desea ser vegetariana mientras come carne y tiene claramente cuentas pendientes de su pasado. La mujer de la primera historia dice que en el campo apenas tiene nada que hacer, al tiempo que recrimina de varias maneras educadas a la protagonista que ha pasado bastante de ella. La mujer de la segunda historia se encuentra en complicadas relaciones amorosas. La mujer de la tercera historia no está contenta con su matrimonio. La protagonista insiste en repetir que nunca antes se había separado de su marido, como buscando un feedback en sus interlocutoras. En las respuestas de ellas no hay más que las cuestiones que les afectan a ellas mismas, claro.

Los elementos estéticos del director están ahí, aunque en este caso también más moderados. Los reencuadres por zoom en caliente, la belleza de la vulgaridad urbana. Un gusto por el color (maravillosos verdes en este caso) siempre disimulado con una estudiada imagen de descuido. Su cine siempre parece grabado desde la improvisación pero no hay más que ver el larguísimo plano que termina con el gato participando en la escena para entender que está trabajado. Esta vez el descuido aparente no está tan enfatizado y no hay planos tan deliberadamente feos y desordenados como en otras ocasiones, pero te planta tranquilamente un plano de paisaje a través de una molesta verja. ¿Y quién ha dejado ahí ese vaso horrible de McDonalds?

Lo rural y la ciudad. El mar. Una visita a un cine casi vacío. El artista. Las referencias continuas al alcohol. Hong Sang-soo sigue con sus mismos caprichos y el aficionado a su cine sigue mirando qué es lo que pasa debajo de la superficie del mar.

La mujer que escapó

Media Flipesci:
7.3
Título original:
Domangchin yeoja
Director:
Sang-soo Hong
Actores:
Min-hee Kim, Hae-hyo Kwon, Eun-mi Lee, Seon-mi Song, Young-hwa Seo, Sae-Byuk Kim, Suk-ho Shin
Fecha de estreno:
16/07/2021