Quinqui Stars trata muchos temas, toma varios caminos. A veces acierta y a veces no. Es desordenada, algo caótica. Es difícil centrarse en qué nos está contando concretamente, lo cuál es extraño para un documental, aunque por el camino va dejando ideas interesantes. Salta de hablar de actores concretos del cine quinqui, al trap, al feminismo, al independentismo… Pero quizá sea lo lógico en una historia quinqui sobre quinquis, el caos, la frescura.
Quinqui Stars es un documental en el que el protagonista está rodando un documental. De ahí viene ya la primera fuente de confusión porque es difícil centrar el tiro. El director del documental es Juan Vicente Córdoba, pero dentro de la película hay otro director ficticio. El personaje busca entrevistar a algunos nombres importantes del cine quinqui y, en concreto, le interesa la música de las películas, aunque también deja lugar a otros temas. El protagonista en cuestión es, nada menos que Ramsés Gallego, más conocido como El Coleta (así, en singular, ya lo deja claro en la película en plena bronca). Precisamente, entrevistamos al Coleta hace poco, por su faceta musical, aunque también nos adelantaba algo de la película que presentaba al día siguiente en la Seminci.
Entrevista a El Coleta: quiero ser director de cine
22/10/2018 - Iñaki Ortiz GascónQuinqui Stars en la Seminci: «La intención del director es hablar de la actualidad, de los problemas educativos que hay«. Los gangsta y los quinquis: «yo he basado mi estilo musical en localizarlo«. El vídeo de C. Tangana: «me pareció guay que se quisiera hacer una cosa con un referente quinqui y me quisieran sacar […] Leer más
De este modo, el Coleta entrevista a José Sacristán, protagonista de una película clave del género: Navajeros, de Eloy de la Iglesia. A Daniel Guzmán, que precisamente ha trabajado varias veces con Vicente Córdoba. A Quique San Francisco, que estaba en Navajeros y El pico. Les pregunta por música, o incluso hace algún guiño para sus fans, cuando cita las palabras iniciales de Perros callejeros, “Esto es lo que suele llamarse una gran ciudad. Tiene sus anchas avenidas, sus casas señoriales, sus magníficos monumentos y sus problemas”, que es el audio que utiliza al inicio de su canción Nanai Nanaina. Paralelamente, ha hablado también con algunas figuras del trap del momento, como Bea Pelea, La Blondie o el grupo Ira. Se forma así un puente entre la rumba de entonces y el trap de ahora, como representantes de la música de bario de ambos tiempos. Se hace un paralelismo de la canción protesta y el movimiento quinqui, más allá de particularidades musicales.
También hay una obsesión por parte del protagonista para que participe en el documental Carlos Saura, director de Deprisa Deprisa título esencial del género que, por cierto, también es una canción del Coleta. Es extraño que sirva prácticamente como vértebra y parezca anunciar un apoteósico final de entrevista con Saura, cuando -spoiler- no se consigue su aparición. Pero no os vayáis hasta que terminen los créditos. 😉
La forma
Al ser un documental dentro de un documental, obviamente hay dos formatos distintos. El documental que graba el Coleta es el clásico de bustos parlantes, y así lo explicita en un momento de la película (curiosidad: Vicente Córdoba tiene un corto documental que se titula Cabezas habladoras). Quiere un documental convencional, con entrevistas y en el que es muy importante que no se vea el micrófono. Reniega del Dogma y dice que él no ve cosas tan cultas. El documental real es todo lo contrario. Está en continuo movimiento, usa diferentes estilos, se permite incorporar música rozando en algún momento el videoclip, como en la Modelo -de hecho, la visita a esa cárcel a dado lugar al videoclip de la banda sonora, dirigido por el Coleta que os dejo abajo-. Y por supuesto, ya desde la propia premisa, el documental tiene referencias metacinematográficas explícitas. Que se ven los micros, para que me entendáis. Aunque no los propios, solo los del documental dentro del documental.
El documental interior es más convencional y estático, pero también más real. Son entrevistas (habría que ver hasta qué punto reales del todo). El que vemos nosotros es más ficcionado. Aunque el Coleta es real y su entorno también, hay situaciones provocadas y a veces muy visiblemente dramatizadas, para dibujar un entorno quinqui. Hay momentos muy forzados. Para rizar el rizo un poco más, tenemos a una periodista interesada en el movimiento quinqui, Montse Santolino, que quiere entrevistar al protagonista, lo que da otra dimensión convirtiendo al presunto director en el objeto del documental. Y es que, entre los muchos temas que orbitan por el documental, el Coleta, como personaje y como representante de los neoquinquis, es el núcleo del interés.
Política
Para la política también hay bastante espacio. En gran parte, gracias al personaje de Santolino que introduce, entre otras cosas, el conflicto catalán. Alguna parte del documental está rodada en la víspera del referéndum. Se establece un diálogo entre los barrios obreros de Madrid y Barcelona que están más allá de la discusión de banderas. También se huye de los estereotipos del independentista que se envuelve en la bandera. El Coleta charla informalmente con la periodista, en un viaje en coche a través de los grandes bloques de ladrillo y demuestra que detrás de la imagen del macarra de tirón del bolso, también hay una persona informada y con ideas políticas claras, que puede hablar sobre la transición. De la misma manera que en las películas de Eloy de la Iglesia había mucha política y crítica social. La lucha de clases está presente y la reivindicación del movimiento quinqui como una salida por los que menos tienen -y aquí me refiero un poco a la delincuencia y otro poco a la música.
Feminismo quinqui
Mención aparte para el feminismo que además llega a tener su propio hilo dramático en la película. Llega principalmente de dos fuentes. Por un lado, el choque con el grupo femenino Ira, a quien el Coleta pregunta por qué han vetado a su colega Jarfaiter (su telonero habitual). De este pique hay algo de verdad. Las Ira tienen una canción titulada Mantenlo patriarcal que parecer una referencia clara al Mantenlo criminal de Jarfaiter. El caso es que esta molestia del Coleta por su amigo Jarfa tiene presencia en dos encuentros con las Ira. Hay una evolución en el personaje que reflexiona sobre el punto de vista feminista.
Lo más curioso es que si el Coleta abre su mente al feminismo es sobre todo por ver una película -y después otra- de Agnès Varda. Esto lleva al documental a una nueva dimensión -a no ser que tomemos a Varda como referente quinqui, que todo puede ser. El personaje que antes renegaba del Dogma por ser demasiado culto, ahora se interesa -e imita- algunas imágenes de la directora.
En cierta manera, el aspecto feminista irrumpe en la película hacia la mitad. Un reflejo, sin duda, de la realidad en la que cada vez es más difícil obviar el feminismo que ha entrado por derecho propio en todos los ámbitos de la vida. ¿Los nuevos quinquis son feministas?