Mula: Un hombre como los de antes

Reseña de Mula

Diez años después de Gran Torino, la última vez que protagonizó una película dirigida por el mismo, Clint Eastwood se vuelve a poner delante y detrás de la cámara en Mula que parece, esta vez si, su despedida como actor. Lo hace con película inspirada en un artículo del New York Times sobre Leo Sharp, el Tata, un nonagenario que ejercía de mula, es decir, transportaba droga para el Cartel de Sinaloa.

El guion de Nick Schenk (autor también de Gran Torino) se queda con la anécdota y de una manera simplona construye una historia de redención en torno a ella. Una historia superficial que se desarrolla sin un atisbo de sutileza, de manera torpe y se sostiene con alfileres. Plagada de tópicos, de personajes planos, de situaciones inverosímiles y de una falsa inocencia que echa para atrás, el guión no resiste ni medio análisis con fundamento. Es, además, un catálogo de incorrección política; pero no desde el humor, sino desde un amargado sentimiento de resquemor de quién piensa que el mundo se va a la mierda desde que existe internet y no se puede hablar sin filtros. Todo esto, que podría dar juego, planteado de una forma tan simplona como el resto de elementos de la película. No pasa nada si Earl (el protagonista) disfruta de un par de tríos con prostitutas, pasa de su familia toda su vida, trafica con las drogas de un sanguinario cartel, llama niggers a los negros aunque a ellos les moleste, porque todo eso lo hace con una sonrisa, modales a la antigua usanza y una chispa de buena gente brillando en su sonrisa y su mirada. Además, al final, verá la luz y se dará cuenta de que la familia es lo más importante (perdón por el spoiler, pero de todas formas no cuesta demasiado adivinarlo). Los valores tradicionales por encima de todo. Un hombre como los de antes.

El mérito reside en que con semejante esperpento de guion Clint Eastwood consigue construir una película que en algunos momentos se podría definir incluso como elegante . El veterano actor y director se ha distinguido siempre por ser un gran contador de historias, como esa gente que es capaz de sacar gracia a cualquier chiste o anécdota que luego no suena tan divertida cuando la cuentas tú mismo. Sin alardes, con el clasicismo que caracteriza la dirección de Eastwood, Mula avanza con fluidez ante nuestros ojos y consigue un par de momentos de gran belleza y hasta ternura, como aquellos en los que Earl canta viejas canciones de country mientras vemos pasar el impresionante paisaje americano. Lástima que luego el guion sea tan lamentable y esté salpicado de escenas sonrojantes porque el reparto tampoco tiene desperdicio. Además de Clint Eastwood están Bradley Cooper, Taissa Farmiga, Michael Peña, Andy Garcia, Laurence Fishburne o Dianne Wiest, pero es difícil que ninguno destaque con esos personajes tan planos y esas situaciones tan torpes.

Llegados a estas alturas cada película de Clint Eastwood podría ser la última y aunque nos de pena que haya escogido tan mal este guión para la que puede ser su despedida, por lo menos nos queda el consuelo de que la última película de su legado no será la abominable 15:17 Tren a París. Algo es algo.