Reseña de The Assistant
Hay secretos que cuando se desvelan no producen ninguna sorpresa. Hay escándalos que ocurren tan a la vista de todos que se normalizan. El descaro adormece y, a veces, es necesario una bofetada para despertarnos y que seamos conscientes de que eso que está pasando a diario delante de nuestras narices no está bien y no se puede permitir. Ejemplos tenemos muchos; pero The Assistant, la película escrita y dirigida por Kitty Green, trata sobre el machismo y los abusos sexuales en la industria del cine. En concreto del acoso y el control que los todopoderosos hombres fuerte de la industria ejercían sobre sus plantillas posibilitando la continuidad de sus abusos. A la vista de todo el mundo, insisto.
En la película no se habla en ningún momento de Harvey Weinstein, la figura más representativa de esos abusos y cuya caída se produjo a raíz de la explosión del #MeToo, la bofetada que necesitábamos para despertar, el grito que exclamó que el rey estaba desnudo (aunque parece que para que la sociedad despierte con el tema de los reyes necesitamos una bofetada aún más fuerte; pero ese es otro tema). No se habla nunca de Harvey Weinstein y dice Kitty Green que para escribir el guion entrevistó a muchas mujeres de muchas y diferentes empresas del sector, que la película no se centra solo en el fundador de Miramax; pero él está ahí, como símbolo de un gigante caído, como símbolo de una abominable práctica extendida y consentida, como símbolo de la gota que colmó el vaso. Por eso no es de extrañar, y es un acierto, que todos los detalles nos recuerden a Harvey Weinstein. Desde ese skyline nocturno de Nueva York tan parecido al logo de Miramax, hasta la oronda figura del jefe que se vislumbra brevemente en alguna escena (y que jamás aparece claramente en pantalla).
Jane -una magnífica Julia Garner– es la asistente que da título a la película. Una joven encargada de hacer malabarismos para cuadrar la agenda y los imprevisibles cambios de última hora de su jefe, lidiar con las enfurecidas llamadas de la mujer del mismo, llevarle la comida y recoger su basura, literal y figuradamente. Jane apenas pregunta nada, se limita a soportar la presión de manera estoica. Como los abusos de su jefe, ella parece invisible a la vista de todos -una más que pasa por el puesto antes de ser sustituida- y no recibe demasiada ayuda de sus dos compañeros de oficina que la tratan de una manera condescendiente o, directamente, irrespetuosa.
Otro de los aciertos de Kitty Green es situar casi toda la acción fuera de campo. A estas alturas todos conocemos al dedillo muchos de los abusos de Harvey Weinstein, Roger Ailes o cualquiera de esos todopoderosos depredadores. Hay decenas de artículos, entrevistas y películas como El escándalo, que los han detallado minuciosamente. Cuando Jane encuentra un pendiente de mujer en un sucio sofá, ya sabemos que ha pasado ahí. Cuando Jane escucha a un compañero decir que “es mejor no sentarse nunca en ese sofá”, nos damos cuenta de que no somos los únicos que lo sabemos. Es un enfoque mucho más tranquilo, mucho más sutil, pero igualmente contundente. Incluso, quizá, aún más contundente porque no está reflejando la vida de un monstruo todopoderoso, sino la inacción de mucha gente corriente en una realidad que no cuesta reconocer como propia y cercana.
A Julia Garner le habíamos podido ver en Ozark, una serie de la factoría Netflix bastante convencional en la que ella aportaba un punto de personalidad y carisma. En The Assistant, con un guion mucho más interesante, demuestra cuanto puede dar de sí con los papeles adecuados. Sobria, contenida y frágil la suya es una interpretación muy meritoria y difícil. La escena que comparte junto a Matthew Macfadyen (Succession), un momento clave de la película, es de las que no se olvidan.
The Assistant es una fotografía de un entorno de trabajo tóxico y un estudio sociológico de cómo pieza a pieza se construyen esas estructuras de abusos. de cómo se crea un hábitat perfecto para que aniden y crezcan los comportamientos abusivos y los silencios cómplices. Kitty Green, que hasta ahora solo había dirigido documentales, recrea la agobiante atmósfera y la invisible amenaza que planea sobre toda la oficina con un ritmo tan pausado que a veces parece que transcurre en tiempo real y prescinde de golpes de efecto o impulsos a la trama. Para espectadores que prefieran líneas argumentales más claras y enfoques más convencionales esta película puede resultar excesivamente críptica y pausada. Seguro que disfrutan más con la antes citada El escándalo, una película interesante también; pero películas como The Assistant tienen la virtud de contar de una manera distinta una historia conocida y poniendo el otros aspectos diferentes a los habituales. La apuesta de Green realza la cotidianeidad de esos comportamientos, la banalidad del mal y la dificultad de una mujer normal para levantar la voz en un entorno tan reconocible como el de una oficina. Por eso, cuando se dan las condiciones surgen tantas que dicen #MeToo, porque llevan mucho tiempo queriendo decirlo.