Reseña de Frere et soeur
Arnaud Desplechin es uno de los sospechosos habituales del Festival de Cannes desde que en 1992 presentara a concurso La sentinelle. Este año era el turno de presentar Frere et soeur, un drama protagonizado por Marion Cotillard y Melvil Poupaud, Alice y Louis, dos hermanos que una vez se quisieron mucho y ahora se odian. Con ese planteamiento, esos protagonistas y el director del drama familiar Un cuento de navidad tras las cámaras, esta era una de las películas que más prometían a priori en esta edición del Festival y, sin embargo, se ha convertido en una de sus mayores decepciones.
Frere et soeur es un melodrama de volumen alto en lo sentimental y excesivo silencio en el desarrollo de los personajes. Sabemos que Alice y Louis no se soportan porque chillan mucho. Todo es muy intenso y para demostrarlo todo el mundo se chilla entre sí. También dan portazos y arrojan cosas. Dos actores tan solventes como Cotillard y Poupaud basan sus interpretación en chillidos, golpes y ojos vidriosos. Abuso de sustancias, reacciones exageradas, todo pasado de vueltas y dejando muy claro el dolor que les corroe por dentro.
¿Y por qué dos intérpretes de ese calibre no tienen ningún recurso más para construir sus personajes? Porque el guion no se los da. A pesar de contar con muchos flashbacks no llegamos a saber nada del pasado de los personajes más allá de que se quisieron y ahora se odian. Se apuntan ciertas líneas de una relación difícil con la madre o de un posible incesto entre ellos; pero nada queda claro. Hace no mucho escribía sobre Shame, la película de Steve McQueen, que también aborda una relación tóxica entre dos hermanos de la que desconocemos la causa. La diferencia es que aquella se centraba en el presente y lo que veíamos era como luchaban contra su dolor, en cambio esta no hace más que volver la vista atrás y en el presente no hay lucha, solo dolor. Dolor y gritos. La evolución de los personajes es nula y su reacción frente a las adversidades siempre es la misma: chillar, gesticular y drogarse.
La resolución de la película es torpe y acelerada. Tan brusca que hace difícil comprender por qué esos dos hermanos llevaban décadas sin hablarse. Tanto interés en los flashbacks para que al final no se sepa lo que ha pasado. ¿Es demasiado escabroso para contarlo o simplemente es demasiado estúpido? Llegados a este punto, ni lo sé ni me importa.