Ricardo FernándezReseña de L’innocent, de Louis Garrel
Louis Garrel ha estado realmente ocupado durante el Festival de Cannes. Participó como actor en Les Amandiers, la película de Valeria Bruni Tedeschi que competía por la Palma de Oro; también aparecía en L’envol, la película de Pietro Marcello que se presentó en la Quincena de Realizadores y, finalmente, presentó fuera de Concurso en el propio Festival de Cannes L’innocent, su cuarto trabajo como director, que también protagoniza.
L’innocent es una comedia de hechuras clásicas que mezcla una pizca de acción, algo de romance y mucha comedia a partir de la historia de Abel (Louis Garrel) un joven ictiólogo que desconfía del nuevo marido de su madre Sylvie (Anouk Grinberg), un exconvicto llamado Michel (Roschdy Zem) a quien ella conoció impartiendo un taller de interpretación a reclusos en prisión. Abel se comporta con su madre de una manera más cercana a la de un padre o un hermano mayor que a la de un hijo. Abel, a pesar de su juventud, es viudo y actúa de una manera cautelosa y diametralmente opuesta a la de su madre, algo que siempre le echa en cara Clemence (Noémie Merlant), su mejor amiga.
Con estos elementos Garrel, que firma el guion junto a Tanguy Viel, desarrolla una trama juguetona llena de giros, persecuciones y situaciones de enredo en la que prima la comedia y la diversión sobre el suspense o la sorpresa. Las clases de interpretación que recibió Michel se integran en la historia y sirven para presentar con frescura una tensión romántica soterrada entre Abel y Clemence a partir de un juego de roles que pone sobre la mesa las diferencias entre actuar y mentir o, lo que es lo mismo, entre ser y fingir.
La alegre banda sonora a cargo de Grégoire Hetzel ayuda a marcar el tono despreocupado y ligero de una película en la que Garrel no busca inventar nada nuevo sino que se apoya en elementos con cierto aire vintage, como las pantallas partidas, que recuerdan a maestros del género como Stanley Donen. Pero nada de esto funcionaría sin las actuaciones notables de todo el reparto. Louis Garrel le da a Abel ese aspecto de atolondrado responsable que, sin embargo, parece menos sensato de todos lo que le rodean; Roschdy Zem tan pronto parece un buen hombre como alguien amenazador y potencialmente peligroso; Anouk Grinberg es tan convincente cuando su personaje está pasado de revoluciones como en los momentos más íntimos y, sobre todo, Noémie Merlant brilla desvelando una bis cómica que encaja como una guante en su estilo tan intenso de actuación.
L’innocent es una comedia sin más pretensiones que el entretenimiento y la diversión que utiliza con habilidad todos los elementos necesarios para ello. Una de esas películas fáciles de recomendar a cualquiera que quiera pasar un buen rato en una sala de cine.
