Reseña de Retratos fantasmas de Kleber Mendonça Filho
Retratos Fantasmas, la última película del director brasileño Kleber Mendonça Filho, es una pequeña perla que fusiona la nostalgia, la crítica social y un sentido del humor tan ligero como agudo. Es un regreso al formato documental, un género que no tocaba desde Crítico, su debut en el largometraje. Desde entonces se ha labrado una gran reputación con películas de ficción. Eso sí, siempre muy pegadas a la realidad.
En esta ocasión Mendoça Filho rinde un homenaje lleno de amor y humor a la ciudad de Recife, que se muestra tan arraigada en el director como Roma lo estaba en Federico Fellini o Nueva York en Woody Allen. Cineastas que lograron que las ciudades no sean sólo un lugar, también un personaje en sí mismas. Así, Recife se presenta como una ciudad que ha moldeado sus películas anteriores y ahora sirve de escenario para este ensayo personal y reflexivo tejido a través de anécdotas personales, clips de sus películas anteriores y un profundo análisis crítico de los cambios urbanos, intercalando material de archivo con reflexiones presentes.
Dividida en tres partes, Retratos Fantasmas nos lleva en un recorrido por la vida y la carrera de Mendonça Filho, comenzando por su apartamento familiar en Setúbal y avanzando a través de las calles y los cines, muchos ahora abandonados, de Recife. A lo largo de este viaje, Mendonça Filho va combinando anécdotas personales, clips de sus películas y reflexiones sobre el pasado y el presente de estos espacios teñidas con un humor tan sutil como punzante.
Sería un error creer que Retratos Fantasmas se queda en la simple nostalgia. La película es una crítica mordaz de la gentrificación y la transformación urbana, observando con pesar pero también con curiosidad -y bastante ironía- lo que estos espacios que tanto amó han llegado a ser; pero Mendonça Filho parece más preocupado por lo que se han convertido estos espacios que por lo que ya no son. No es tanto el cambio de rumbo, sino el destino al que se dirigen.
Retratos Fantasmas teje hábilmente un tapiz con lo personal y lo social, la historia y el presente, el humor y la crítica social. Una película que nos sirve para entender mejor la obra y la visión de su director. Al finalizar su visionado, mientras se sale con una sonrisa de la sala de cine, uno no puede sino sentirse agradecido por haber sido invitado a este recorrido por Recife de la mano de Mendonça Filho.