Imma PilarLa carrera de Michael Mann suele oscilar entre dos tipos de personajes: los de actividades dudosas, o directamente delictivas, como ladrones (Thief, 1981. Heat, 1995), el mismísimo Hannibal Lecter (Hunter, 1986), asesinos a sueldo (Collateral, 2004) o atracadores de bancos (Enemigos Públicos, 2009); y otros mucho más ejemplares: míticos boxeadores (Ali, 2001), valientes mohicanos (El último mohicano, 1992), o los que plantan cara a la industria tabacalera (The Insider, 1999). Entre ambos, se sitúan personajes complejos que destacan en algún ámbito, el laboral suele ser el más habitual, pero que presentan un lado personal problemático.
En este punto intermedio se encuadraría Enzo Ferrari (Adam Driver): el fundador de la mítica escudería del Cavallino Rampante vivía una vida profesional apasionante y una complicada situación personal. Y si bien esta Ferrari se centra en tres meses de 1957 que culminaría en la competición de la Mille Miglia, mediante flashbacks asistimos a la tensión entre su madre y su esposa (una excelsa Penélope Cruz), el duelo por la muerte de su hijo, su relación extramatrimonial, etc.
Mann ha construido este drama biográfico con la estructura de una ópera:
- Obertura: En la parte inicial de la película los espectadores van conociendo a los personajes, identificando los conflictos existentes.
- Recitativos: Así como en la ópera son las partes cantadas por solistas en las que se desarrolla la acción, en Ferrari todos los personajes, tanto protagonistas como secundarios, intervienen en el desarrollo de la acción. No hay personajes que llenen vacíos.
- Arias: Son los componentes más importantes. Realizadas por solistas, suelen ser los puntos álgidos del drama. En la cinta, las arias las interpretan Adam Driver y Penélope Cruz, en un duelo interpretativo de altura.
- Coros: Son fragmentos en los que canta un numeroso grupo de personajes y que en la película corresponden a las escenas relacionadas con la escudería. Es el trabajo en equipo con técnicos, pilotos, etc.
- Interludios: son esas partes instrumentales que se intercalan entre todos los fragmentos anteriores. En el filme, las miradas al pasado, los flashbacks, hacen las veces de interludios y ayudan a compactar la historia.
Esas son las piezas, los componentes. Pero en toda buena ópera se necesita un buen libreto, unos intérpretes a la altura de los mismos y un director que, con su visión, alcance un resultado final en el que nadie desentone. Empecemos por los intérpretes. Ferrari cuenta con un reparto plagado de secundarios de lujo que arropan a la pareja protagonista (Driver, Cruz). Al igual que con la escudería, que era Enzo, pero también era Laura, Ferrari es Adam Driver, pero también es Penélope Cruz. Ambos tienen escenas no compartidas en las que brillan, pero son las que comparten las que definen el tono de la película y las que le dan los momentos interpretativos más memorables. Más desapercibida pasa Shailene Woodley, que interpreta a la amante de Enzo. Correcta, en un personaje que quizás merecía algo más de metraje.
En cuanto al aparato artístico, tres nombres a destacar: Erik Messerschmidt, responsable de la fotografía, uno de los puntos más celebrados de la filmografía de Mann y que aquí vuelve a estar a un buen nivel; Daniel Pemberton, compositor de la banda sonora, quien con este Ferrari logra una partitura que si bien no resulta especialmente memorable, encaja muy bien con las imágenes que presenta la cinta. Y por último, Pietro Scalia, responsable del montaje fragmentario y brioso de la película. Su trabajo unido al de Messerschmidt brinda dos escenas especialmente destacables: la carrera de la Mille Miglia y su desenlace, y las pruebas de los nuevos motores.
Y al frente, responsable del guión y de la dirección, Michael Mann. Quién no ha perdido su acercamiento humano a los personajes y, como hacen los buenos directores, consigue que el resultado final esté por encima de los trabajos individuales. Y si bien esta Ferrari no juega en la liga de Heat o The Insider, no deja de ser una demostración del buen pulso que sigue teniendo el realizador.
