Ricardo FernándezEx-Husbands, dirigida por Noah Pritzker, se adentra en el universo de las masculinidades en crisis y, de paso, explora temas tan variados como la muerte, las drogas, la salud mental, la camaradería y la homosexualidad. Sin embargo, su ambición temática se convierte en su talón de Aquiles, ya que intenta abordar tantos asuntos que no consigue profundizar en ninguno de ellos.
La trama sigue a un hombre, interpretado magistralmente por Griffin Dunne, que enfrenta el paso del tiempo y la pérdida de referentes familiares. Su relación con sus hijos es distante, su padre octogenario se divorció seis años atrás y ahora está en una residencia con escasa consciencia, su madre ha fallecido y él mismo está en proceso de divorciarse de su mujer, interpretada por Rosanna Arquette. La elección de Dunne y Arquette evoca recuerdos cinéfilos de Jo, ¡qué noche!. Sin embargo, más allá de este placer nostálgico, la película oscila entre el drama y la comedia, sin lograr definirse en ninguno de los dos géneros.
La película comienza bien, mostrando rituales masculinos con un toque de amargura y cierta ironía. No obstante, conforme avanza, no logra liberarse de los clichés y se inclina hacia un melodrama que nunca adquiere verdadera fuerza. El cliché que evita es el de descontrolar la despedida de soltero. A pesar de situarse en el pintoresco Tulum, México, Pritzker opta por mostrar situaciones cotidianas, evitando momentos realmente dramáticos. Esta decisión encaja con el mensaje de la película, el de no dejarse abrumar por los problemas; sin embargo, no proporciona una base sólida para la historia.
El humor, con claras influencias judías y neoyorquinas, tiene sus momentos, pero no consigue que la película se defina como comedia. Eso sí, el reparto destaca, llevando a sus personajes más allá de lo que el guion les propone. Un guion, o quizá un montaje, que no logra que las historias paralelas se complementen, sino que parecen chocar entre sí.
Ex-Husbands es una película amable, con el equilibrio adecuado de drama y humor, un buen reparto y una duración adecuada para que nadie salga insatisfecho o aburrido del cine; pero que difícilmente dejará una huella duradera.
