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Reseña de Megalópolis, de Francis Ford Coppola

Que Megalópolis iba a ser una película excesiva era algo que todos sabíamos antes de verla. Es de sobra conocido como Francis Ford Coppola, emborrachado como estaba de poder -y más cosas- en el momento álgido de su carrera, convirtió el rodaje de Apocalypse Now en un derroche y una odisea. Pues ahora, que no ha tenido control financiero ya que el presupuesto de más de 120 millones de dólares proviene de los viñedos que Coppola vendió para poder mantenerse fiel a su visión de Megalópolis, era fácil prever que no sería una película contenida.

Megalópolis es el sueño visionario de uno de los mayores genios que ha dado el séptimo arte, una impresionante creación de una mente fuera de lo común. Un sueño que Coppola lleva intentando levantar cuarenta años. Es decir, desde la época en que Margaret Thatcher y Ronald Reagan comenzaban a sentar las bases del neoliberalismo actual, Michael Jackson creía que podía acabar con el hambre en África con We Are The World, y el Real Madrid de La Quinta del Buitre perseguía, sin éxito, su séptima copa de Europa.

Megalópolis sigue a César Catilina (Adam Driver), un millonario playboy, científico con aires de artista y ganador del Premio Nobel, que puede congelar el tiempo. Catilina —nombre inspirado en el conspirador de la antigua Roma, cuyo objetivo era expulsar a la clase alta reinante para instaurar un gobierno más democrático— sueña con construir una utopía llamada Megalópolis en la ciudad de Nueva Roma (la estética parece sacada de un cómic de DC), utilizando una sustancia indestructible llamada megalón, la cual le hizo merecedor de su Nobel. Para eso, se enfrenta al alcalde Franklyn Cicero (Giancarlo Esposito), un líder conservador centrado en mantener el statu quo, en contraste con las visiones utópicas de Catilina. La trama se complica con la presencia de Julia (Nathalie Emmanuel), la inteligente hija de Cicero, que se siente atraída por Catilina, generando un triángulo de tensión y deseo.

El conflicto se desarrolla en medio de un elenco de personajes pintorescos, incluyendo al primo traidor Clodio Pulcher (Shia LaBeouf), el banquero Hamilton Crassus III (Jon Voight), y el leal conductor Fundi Romaine (Lawrence Fishburne). Además, hay figuras como el periodista Wow Platinum (Aubrey Plaza) y la esposa del alcalde, Teresa (Kathryn Hunter). La película también incluye apariciones de miembros de la familia Coppola, como Talia Shire, Jason Schwartzman, Bailey Coppola y Romy Mars, dejando claro el legado artístico de la familia.

Megalópolis se anuncia a sí misma como una fábula y quizá por eso cae en la simplicidad del mensaje y la moralina propias de esos cuentos. Para ser una película tan ambiciosa formalmente, resulta curioso esta simplicidad de su mensaje. Lo que no sorprende es el tono mesiánico, porque es fácil imaginar a César Catilina como un alter ego del propio Coppola. Alguien que ya destrozó una vez el sistema de estudios de Hollywood y a sus 85 años sigue creyendo que es capaz de marcar el camino de los nuevos cineastas frente a las corporaciones que han dominado el mundo del espectáculo.

Porque sí, la película es una crítica obvia al neoliberalismo más salvaje, pero también una oda a la creación y al riesgo artístico (y actúa en consecuencia siendo un ejemplo de ello). Coppola ha hecho, a su manera, los mismo que su compañero del Nuevo Hollywood, Spielberg en Ready Player One, dar su opinión sobre el actual sistema que sostiene (no solo) a Hollywood..

Megalópolis a veces parece tomarse demasiado en serio a sí misma, en otros momentos parece una película de sketches. El tono cambia a la misma velocidad que el argumento se dispersa (y eso es mucho, sobre todo en su primer tercio). El guión no resiste un análisis serio y, sin embargo, parte de lo hipnótico de la película viene de no saber qué va a pasar después. Coppola escupe su mensaje sin miedo y, aún así, Megalópolis atraviesa largos períodos en los que parece que le importa poco lo que está diciendo ¿es algo buscado y consciente? ¿Es parte de su mensaje o simplemente un error? Difícil decirlo, pero da la sensación de que Coppola lleva 40 años teniendo ideas y las ha ido añadiéndo al guion pero se ha olvidado de eliminar las menos válidas.

Uno de los mayores aciertos de la película es haberse rodeado de un elenco que derrocha carisma y que es capaz de defender unos personajes sin arco narrativo o, lo que puede ser peor, con un arco narrativo inexplicable. Sobre todo ellas, Nathalie Emmanuel y Aubrey Plaza, que consiguen dar algo de contenido a sus personajes en una película que trata a la mayor parte de las mujeres como mero decorado al servicio de sus hombres. De todo el reparto el que más destaca es un desatado Shia LaBeouf, sin freno, aprovechando la ocasión de darlo todo y divertirse con ello.

También da la sensación de que los 120 millones de presupuesto no se han debido tanto al coste de lo que se ve en pantalla como a desvaríos, derroches, cambios en el plan de rodaje o caprichos. A una mala planificación, vamos. Cuando eres Coppola ,el dinero se te cae de los bolsillos tanto como para decir que «el dinero no importa” y no hay un productor vigilando estas cosas pasan. Los buenos productores también tienen su sentido.

A pesar de todo, Megalópolis tiene momentos visualmente poderosos, grandísimas ideas y resulta muy refrescante. Con todos sus peros, que son muchos, es una película que se siente libre y personal, con capacidad de sorprender. Durante la proyección en el Festival de Cine de Cannes, se encendieron las luces y un hombre subió al escenario para simular una conversación con César en pantalla. Ese es el nivel de sorpresa. Y más allá de la simplicidad y del peligroso tono mesiánico, defiende algo que no se debería olvidar en el arte: los artistas no tienen que tener miedo a arriesgar. Quienes creemos que eso es así debemos aplaudir el riesgo y los aciertos e intentar entender qué se pretendía en lo que consideramos errores.

Megalópolis

Media Flipesci:
5.5
Título original:
Director:
Francis Ford Coppola
Actores:
Giancarlo Esposito, Nathalie Emmanuel, Aubrey Plaza, Shia LaBeouf, Adam Driver, Dustin Hoffman, Talia Shire
Fecha de estreno:
27/09/2024