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Reseña de Los hiperbóreos, de León y Cociña

Miguel Serrano Fernández, nacido en 1917 en Chile y fallecido en 2009, fue una figura polémica y compleja cuya vida fue un increible arco ideológico. Alineado con el socialismo en su juventud, Serrano experimentó un radical cambio hacia la extrema derecha, convirtiéndose en un ferviente proponente del esoterismo nazi. Durante su carrera diplomática en la década de 1950, sirvió en países como India y Suiza, lo que le permitió establecer relaciones con figuras intelectuales como Carl Jung y Hermann Hesse. Estas interacciones influyeron profundamente en su pensamiento, llevándolo a desarrollar teorías que mezclaban el misticismo con un fervor extremista. Fundó el movimiento conocido como «Esoterismo Hitlerista«, argumentando que Adolf Hitler era un avatar divino enviado para combatir las fuerzas materialistas que corrompían el espíritu humano. Entre sus creencias más extravagantes estaba la idea de que la Antártida era un centro místico de poder, el hogar de los hiperbóreos, una raza prehistórica que conectaba la pureza aria con el pueblo chileno.

Los Hiperbóreos, dirigida por Cristóbal León y Joaquín Cociña, emerge como una obra cinematográfica que utiliza las teorías más disparatadas de Serrano como punto de partida para una narrativa aún más surrealista. Algo parecido, pero aún más loco, a lo que hizo Pablo Larraín con El Conde, que también jugaba con el pasado nazi chileno y las creencias fantasiosas. En medio de un entramado de realidad y fantasía, Antonia Giesen, actriz y psicóloga clínica que se interpreta a si misma, se embarca en la tarea de reconstruir los negativos perdidos de una película en la que una vez actuó. Este viaje la sumerge en una serie de recuerdos y escenarios que se vuelven cada vez más enigmáticos y fantásticos, poblados de marionetas y escenarios de macramé, mayormente creados bajo la dirección artística de Francisco Visceral, quien también interpreta al enigmático Metalero.

El estilo visual de la película, el mayor atractivo de la misma, es único y realmente sorprendente, rechazando los efectos digitales en favor de técnicas más tradicionales y artesanales. Marionetas, maquetas y decorados teatrales. Hasta el punto que las cabezas sin cuerpo de lo directores León y Cociña son los villanos de Los Hiperbóreos, así de surrealista es la película. La trama se enreda, a veces demasiado, y el viaje onírico puede ser complicado de seguir oculto tras tantas capas, cada una de ella más bizarra que la anterior.

En una época donde los seguidores de QAnon creen fervientemente que el mundo es gobernado por un grupo de pedófilos adoradores de Satán, donde el presidente argentino Milei asegura que habla su perro fallecido, y los terraplanistas campan a sus anchas, no está de más poner sobre la mesa lo ridículo de ciertas creencias de los que sostienen a estos peligrosos líderes de la extrema derecha.

Los hiperbóreos

Media Flipesci:
6.5
Título original:
Director:
Cristóbal León y Joaquín Cociña
Actores: