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Tras la cancelación en el último momento del estreno mundial de Rivales, su película anterior, como película inaugural de la edición del año pasado del Festival con motivo de la huelga de intérpretes de Hollywood, este año el italiano Luca Guadagnino sí ha podido concursar por el León de Oro con Queer, su adaptación de la novela de William S. Burroughs partiendo de un guion de Justin Kuritzes – el mismo de Rivales -, protagonizada por Daniel Craig, Drew Starkey, Lesley Manville y Jason Schwartzman.

Ambientada en 1950, arranca con su protagonista, William (Daniel Craig), un expatriado estadounidense homosexual cercano a la cincuentena residente en Ciudad de Mexico, donde convive de forma tranquila con una pequeña comunidad de compatriotas muchos de ellos también homosexuales. Su único quehacer parece ser pasearse con una pistola bien visible por los distintos locales a los que acude la comunidad gay local para encontrar compañía. Ese equilibrio inestable se romperá con la llegada de un joven atractivo, Eugene (Drew Starkey), que le llevará primero a intentar establecer una relación con él y posteriormente a buscar una milagrosa hierba, el yage, con unos supuestos poderes telepáticos para poder crear un vínculo especial y único con él.

En Queer hay sexo, hay drogas y hay rock & roll. Pero no se deber esperar el frenesí y el desenfreno asociable a ese trío de palabras. Queer es una película calmada. De atmósfera y de sentimientos íntimos. Llena de personajes que huyendo de un país en el que serían carne de presidio, da la impresión de que no tienen otro sitio en el que estar y que no tienen prisa para irse. William vagará tarde tras tarde, noche tras noche, buscando compañía y recurriendo al alcohol u otro tipo de drogas en caso de no tener éxito. En un ambiente artificioso y de ensueño, en unos decorados que como en Querelle de Fassbinder, se busca que luzcan como decorados en pantalla, gracias al diseño de producción de Stefano Baisi y la fotografía de Sayombhu Mukdeeprom. Como si de una representación se tratara.

Cuando se cruce con Eugene empezará un juego de seducción. Eugene es joven, guapo, pero misterioso y reservado. No acaba de asumir su homosexualidad y prefiere que no se le vea en público con otros hombres y muchas veces se le ve acompañado por una mujer que parece más una tapadera que su pareja. Como si no quisiera mostrar la atracción o el amor que siente por William. Y la imposibilidad de ese amor más convencional lleva a William a buscar esa relación especial, esa conexión telepática, profunda, pero a distancia que promete el yage.

A pesar de las escenas de sexo entre William y Eugene, hasta su parte final Queer no transmite toda la complicidad y la pasión que supone que existe entre ambos, lo que provoca desconcierto e incredulidad ante ciertas acciones y reacciones en su viaje en busca del yage milagroso. Cuentan que la primera versión de Queer duraba alrededor de 3 horas. Quizá en los 25 minutos eliminados está parte de la construcción de su relación que se echa de menos. Es en su parte final, cuando Queer se convierte en más surrealista y más libre, cuando parece que la propia película sufre los efectos alucinógenos del yage, cuando se hace evidente ese deseo, ese amor y esa pasión.

La banda sonora original de Queer está compuesta por los siempre magníficos Trent Reznor y Atticus Ross que hasta comparten autoría con el propio William Burroughs -con extractos de la entrada final de su diario en la letra – de una canción que interpretan junto a Caetano Veloso. Pero además, Queer ofrece una excelente y extensa selección de canciones en muchos casos anacrónica, pero efectiva. Desde una versión de All Apologies de Nirvana a cargo de Sinèad O’Connor con la que arranca la película, a varios temas más de Nirvana, New Order, Prince y clásicos de la música latina. Nihilismo, sexo y exotismo. Y lo dicho, rock & roll.

Queer

Media Flipesci:
7.2
Título original:
Director:
Luca Guadagnino
Actores:
Daniel Craig, Lesley Manville, Jason Schwartzman, Drew Starkey, Henrique Zaga, David Lowery, Lisandro Alonso