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Reseña de Un poeta, de Simón Mesa Soto

A pesar de no ser muy conocido, Simón Mesa Soto tiene una larga y peculiar relación con el Festival de Cannes. Lleva más de una década apareciendo por la Croisette con obras pequeñas y discretas, construyéndose una carrera que, poco a poco, comienza a despegar. Ganó la Palma de Oro al mejor cortometraje con Leidi en 2014, repitió con Madre en 2016 y presentó su primer largo, Amparo, en la Semana de la Crítica de 2021. Ahora vuelve con Un poeta, esta vez en Un Certain Regard, y no solo confirma su idilio con el festival: se lleva el Premio del Jurado y demuestra que lo suyo es una carrera a fuego lento, pero con rumbo claro.

Tras rodar Amparo, Mesa Soto dudó de todo. De su carrera, de su vocación, de su lugar en el mundo del cine. Y se preguntó qué pasaría si fracasaba. De esa pregunta nació Un poeta, que en palabras del propio director, es una forma de reírse de sus propios dilemas. Una especie de autorretrato de la peor versión de sí mismo dentro de veinte años. Por eso, según el director, el protagonista no es cineasta, sino poeta: porque la poesía le permitía hablar del arte desde un lugar más visceral, menos contaminado por el mercado. Porque la poesía, como esta película, sobrevive a base de fe, obstinación y precariedad.

La película sigue a Óscar, un poeta entrado en años que, tras un comienzo prometedor, no ha salido del anonimato. Vive en Medellín, en casa de su madre, bebe demasiado y se considera predestinado a ser poeta, como si no existieran las facturas. Un Bukowski cutre. Un día conoce a Yurlady, una adolescente de un barrio humilde con una facilidad asombrosa para la poesía y una vida que no permite perder el tiempo en metáforas. Óscar ve en ella una oportunidad. Para ayudarla, sí, pero también para redimirse, para sentirse útil, para no irse del todo sin haber dejado algo.

A partir de ahí, Un poeta construye una historia que podría haber caído en muchos lugares comunes —el maestro, la discípula, el descubrimiento, la superación—, pero prefiere moverse por otros caminos. Es una tragicomedia sobre la frustración, el deseo de ser alguien, el ego camuflado de vocación. Que quede claro: en esta tragicomedia pesa más la parte cómica que la trágica. Un humor ácido, irónico, casi negro, pero nunca cruel. Porque Óscar es un Don Quijote sin armadura enfrentándose al mundo. Un hombre que quiere hacer el bien, pero que solo consigue empeorar las cosas. Torpe e inútil; pero Mesa Soto no se ríe de él, no se ríe de nadie. Hay mala leche, sí, pero también ternura. Mucha ternura.

Una cosa muy difícil que consigue la película es jugar con los cambios de tono. Hay momentos que rozan el absurdo, otros que se acercan al drama, otros que son simplemente incómodos, otros descarademente cómicos. Una oscilación que puede descolocar al espectador, pero que también lo sorprende y lo mantiene atento durante el metraje. Todo eso lo logra con una mayoría de actores no profesionales, como Ubeimar Ríos, que interpreta a Óscar y que en la vida real es profesor de filosofía. Con las pegas que eso conlleva, pero también con la autenticidad que aportan.

Un poeta es una película modesta, sí. Con sus limitaciones y sus pegas —algunas escenas se alargan más de la cuenta, y hay momentos en los que el ritmo decae ligeramente—, pero también es una película que dice cosas. Sobre el arte, sobre el talento, sobre la explotación disfrazada de generosidad, sobre las diferencias de clase, sobre artistas que posan y solo dicen lo que creen que la gente quiere oír. Sobre el mundo en el que vivimos, en definitiva. Y lo hace con un equilibrio muy difícil entre el drama y la comedia, entre el cariño y la crítica.

Un Poeta

Media Flipesci:
6.8
Título original:
Un poeta
Director:
Simón Mesa Soto
Actores:
Ubeimar Rios, Rebeca Andrade, Guillerma Cardona, Allison Correa, Margarita Soto
Fecha de estreno:
31/10/2025