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Reseña de F1: La película, de Joseph Kosinski

¡Abróchense los cinturones porque despegamos! La nueva superproducción F1: La película viene pisando el acelerador con la promesa de llevar la adrenalina de la Fórmula 1 al gran público, incluso a quienes no distinguen un McLaren de un McDonalds. Brad Pitt al volante, Joseph Kosinski en la dirección, Jerry Bruckheimer produciendo y Lewis Hamilton como productor y asesor. Además de la propia Fórmula 1 abriendo sus circuitos al equipo. A priori, un bólido ganador. Pero cuidado: el semáforo se va a apagar… y lo que viene no es un Gran Premio, es un blockbuster caro, ruidoso y vacío.

Previsible como un circuito

La historia es tan conocida como las curvas de un circuito en la vuelta 63 de carrera. la de siempre: un piloto veterano que en su juventud fue una gran promesa y no llegó a la cima, regresa de su retiro en busca de redención y se convierte en el rival/mentor del joven talento arrogante que no escucha a nadie. Tenamos un equipo humilde al borde del abismo que sueña con la gloria, el mentor con pasado trágico, el pupilo con ego desbordado, la chica del paddock que sirve de adorno, interés romántico y excusa para meter algo de tensión sexual en la ecuación. Todo suena conocido porque todo lo es. Si parpadean, no se van a perder nada que no conozcan. Tranquilidad.

Brad Pitt interpreta a Sonny Hayes, pero podrían haberle llamado directamente Brad Pitt: no hay personaje. Hay carisma, sonrisa, torsos al aire y frases lapidarias. Todo lo que los guionistas no saben hacer, se resuelve con la cámara adorando a su estrella o quitándole la camiseta.

Derrapa en la forma de tratar a las mujeres

Hagamos una parada en boxes para analizar la presencia de las mujeres en esta película. Al principio la cosa promete, presentando a la ingeniera Kate McKenna (Kerry Condon) como directora técnica del equipo, la primera mujer en llegar a un puesto tan importante; pero el guion rápidamente la pone a rebufo del del héroe y termina convertida en poco más que un adorno romántico. Una gran profesional cuyo mayor éxito es seguir las indicaciones del veterano macho alfa. El monoplaza que ella ha diseñado se describe, literalmente, como una “caja de mierda” que no ha conseguido ni un solo punto en años, hasta que Hayes da unas vuelta e interviene para arreglar el asunto. En cuestión de minutos, Kate desecha todo su propio concepto de coche y ¡voilà!: de pronto el vehículo pasa de lastre a puntero gracias a la sabiduría del recién llegado. No creo hacer ningún spoiler si digo que, para rematar, la brillante ingeniera incumple su propia norma de no involucrarse con pilotos y acaba en la cama del protagonista la víspera de una carrera aunque eso no evitará que él la despida cortésmente por la mañana y siga con su vida de playboy nómada. El otro personaje femenino de la película es una torpe mecánica que arruina las paradas en boxes, pero que sirve para mostrar lo comprensivo y empático que es Hayes, que la perdona y la integra al equipo, además le da consejos para que, ahora sí, las paradas en boxes sean tan brillantes como la sonrisa del héroe.

Ideologicamente, un motor contaminante

De todas formas, seguro que pasaría el test de Bechdel, porque haría trampas, que es algo que glorifica la película. Lo que subyace en F1 no es solo un amor a la velocidad, sino una nostalgia por un mundo en el que las cosas se arreglaban con carácter y atrevimiento. Donde saltarse las normas era un signo de genio, no de imprudencia. Brad Pitt encarna a ese outsider carismático que llega a salvar a una institución decadente desafiando al establishment, presentado casi como un mesías veterano que devuelve la gloria a un equipo caído en desgracia mediante su instinto y osadía, más que por seguir ningún procedimiento técnico moderno. La “vieja escuela” vs. la “nueva generación”, ¡Qué pena que la F1 actual se haya desvirtuado por tanta tecnología, redes sociales y reglas! ¡Volvamos a lo básico, a la pasión purista de antaño! ¡A los motores V10 que rugían y quemaban combustible!. ¡¡Make Formula 1 Great Again!! Una época idealizada donde los hombres de verdad se jugaban el físico y hacían temblar las pistas sin tanta burocracia ni “mariconadas” modernas. Es el piloto rebelde que sabe más que los ingenieros, el que vuelve para arreglar las cosas con actitud y músculo, porque las normas son para los lentos y los PowerPoints para los mediocres.

Por supuesto, el fin justifica los medios. Sonny Hayes provoca un accidente a propósito y la película lo celebra. “A veces hay que chocar para poder llegar primero”. Esta defensa de las trampas no la dice un villano. ¡¡La dice el héroe!! Toda la película está narrada para que no nos perdamos- -como si fuera fácil perderse en algo tan previsible como un circuito- así que si no te ha quedado claro este concepto del individualismo te lo explican en el momento en el que alguien pregunta “¿tenemos coche para conseguirlo?” y Bardem (que tiene un personaje que no aporta nada) responde “tenemos piloto”. El mejor piloto es el que tiene instinto. O sea, huevos. Y a correr.

Un diseño deportivo, pero poco eficiente

Esta ausencia de un guion trabajado va a la par de cómo se han rodado los diálogos y el desarrollo de la trama cuando no están dentro del coche: a trompicones, de manera deslabazada y sin ningún sentido narrativo. Ahora bien, hay que admitir que en las escenas de carrera F1 saca músculo. La cámara va pegada al asfalto, el sonido ruge, hay inmersión. Se nota la mano de Kosinski para rodar acción. No es nada novedoso, pero está rodado con pulso y se agradece verlo en pantalla grande, que es lo mínimo que se le puede pedir a un blockbuster de 300 millones de dolares. La pena es que todo este dinero se ha utilizado para rodar un anuncio, no una historia. Porque F1 no quiere ensuciarse: no hay rivales reales, no hay conflicto en los despachos, tampoco en la pista, no hay tensión más allá de la que provoca la banda sonora -de lo mejor de la película-. Más que una película, parece más a un publirreportaje de dos horas y media sobre una industria multimillonaria. Están tan preocupados de que nadie quede mal que, realmente, no hay villano ni antagonista en esta película. Hasta que alguien en la sala de guiones pensó que era necesario y se inventan uno de la nada en los últimos veinte minutos. Qué tontería, hubiera bastado con que Brad Pitt se quitara la camiseta y sonriera a cámara.

F1 The Movie

Media Flipesci:
5.1
Título original:
Director:
Joseph Kosinski
Actores:
Brad Pitt, Damson Idris, Kerry Condon, Javier Bardem, Kim Bodnia
Fecha de estreno:
27/06/2025