SAI: Disaster es la traslación cinematográfica del thriller televisivo japonés SAI (2025), un proyecto doblemente dirigido y escrito por Yutaro Seki y Kentaro Hirase. Por un lado, existe la serie original de seis episodios y cinco horas de duración, emitida en la televisión japonesa la pasada primavera y por otro, la película de poco más de dos horas presentada en concurso por la Concha de Oro en el Zinemaldi. Ambas versiones comparten reparto: Teruyuki Kagawa – Tokyo Sonata- , Anne Nakamura, Kaito Miyachika y Pistol Takehara en los papeles principales.
Lo que se ve en Donostia estos días es una síntesis de la serie televisiva, una reelaboración de los episodios mediante un montaje que condensa la experiencia narrativa de las pantallas de televisión para el espectador de cine con un estilo visual sobrio y atmosférico con el que la película logra mantener la tensión y el interés del espectador sin recurrir al efectismo. SAI y SAI: Disaster son la demostración de que lo que diferencia una película de una serie de televisión no es solo su duración.
La película se desdobla en una serie de subtramas aparentemente independientes, cada una situada en una ciudad distinta y protagonizada por personas de perfiles dispares. Al inicio, cada historia está separada por una pantalla roja, marcando la división narrativa y en todas ellas aparece un personaje interpretado por Teruyuki Kagawa: un conductor, un barbero, un profesor, un monitor de natación… cuya presencia anuncia la tragedia. En cada relato ocurre un asesinato, pero Seki y Hirase evitan mostrar la violencia en pantalla; en lugar de eso, liberan pistas que permiten al espectador construir su propio puzzle y plantearse si se trata de un mismo individuo o de un juego cinematográfico en el que varios personajes son interpretados un mismo actor y de su relación con los “desastres” que titulan la obra.
Aunque una de las tramas sigue la investigación de algunos de los crímenes, SAI: Disaster no se inscribe en el género policiaco. La película se mueve entre la crónica negra, el estudio de personajes y el retrato social, pero su ambigüedad hace difícil encasillarla. La narrativa fragmentaria y la construcción progresiva del misterio enfatizan la inestabilidad de la vida ordinaria frente a lo inesperado y únicamente en la parte final se desvela la relación temporal de los episodios y su cronología y se sugiere, mediante el testimonio de uno de los personajes, la tesis y el objetivo de la obra.