7.5

Tras su paso por el Festival de Locarno y obtener en la sección Cineasti del Presente del Festival de Locarno el Premio Swatch a la mejor ópera prima, llega a la sección Zabaltegi-Tabakalera del Festival Internacional de Cine de San Sebastián el primer largometraje de la directora Sophy Romvari.  Con Blue heron la cineasta continúa su aparente esfuerzo por adentrarse en el pasado familiar que ya había iniciado con los cortometrajes  Nine BehindRemembrance of József RomváriStill Processing. En este caso, además, se sumerge en temas como la memoria y el duelo, teniendo la disección del «monstruo» como elemento que lo impregna todo. 


Y para todo ello utiliza con suma destreza algunos de los pilares del cine: El tiempo, el espacio y las emociones. Hablemos de cada uno de ellos. 


La película comienza con una mudanza internacional de una familia, que afronta no sólo los retos comunes a todo cambio de casa sino también aquellos referentes a un cambio estructural social: Cambio de país, cambio de idioma, cambio de costumbres. Como todo en Blue Heron, todas las variaciones parecen fluir, como aquellas entre espacios abiertos o cerrados. Pero teniendo todos ellos un elemento común: Estar encerrados, en el plano, en la realidad que están viviendo, en la realidad que socialmente se construye. En la realidad que los personajes se crean de lo que están viviendo. En todo momento el punto de vista es el de hija menor de la familia protagonista, lo que ella observa, lo que a ella le cuentan, lo que ella siente. El espacio es el suyo. Y el duelo también.

Desde el primer momento de la película la directora juega con el elemento temporal, en forma de un pseudo avance de a dónde vamos, teniendo como punto de partida el futuro, tan incierto en realidad como la investigación de la propia protagonista, que juega a su vez con el elemento temporal como base de su catarsis personal en forma de trabajo de investigación sobre cómo se afrontó el caso desde una perspectiva psiquiátrica de su hermano hace veinte años y como se haría en la actualidad. El tiempo como cómplice en su búsqueda de respuestas. El tiempo como herramienta de curación. Y es que si algo hace la directora es hacer un uso extraordinario de la construcción de la memoria personal y colectiva como herramienta, tanto con la que crear la historia o narración de los hecho familiares, como de supervivencia personal, con la memoria selectiva como principal aliado. 

En esa gestión progresiva de información que va dosificando, vamos construyendo una imagen del hermano mayor de la protagonista, vamos empatizando con su visión de lo que ocurre y vamos acompañándola en la forma en la que terceros intentan gestionarla. Poco a poco vamos construyendo la imagen del «monstruo». Una imagen tremendamente compleja, poliédrica e incluso empática con el mismo  y con la gestión que los demás intentan hacer del «conflicto». Lejos de juzgar, analiza. Lejos de alejar, crea empatía. La directora consigue algo difícil, que la disección del monstruo desemboque en un acto de empatía, amor y acompañamiento en el duelo con la protagonista. Y es que no es todo oscuridad en la disección de la figura del «monstruo». Hay mucha luz también en él. Y es lo más difícil de gestionar, tanto a nivel interno de familia como de cara al resto de la sociedad. Consigue hacer un retrato muy humano del «monstruo».


Si de algo sirve un festival, o debería, es para descubrir nuevas propuestas creativas y nuevos talentos. Sin duda, Blue heron y su directora Sophy Romvari son de los mejores descubrimientos de este 73 Zinemaldia.

Blue Heron

Media Flipesci:
7.4
Título original:
Director:
Sophy Romvari
Actores:
Eylul Guven, Iringó Réti, Ádám Tompa, Edik Beddoes, Amy Zimmer