Iván Fund, el director argentino que ya exploró los límites entre lo real y lo fantástico en Piedra Noche presentada en Horizontes Latinos de 2021, regresa a esta misma sección con El mensaje, un drama íntimo y minimalista que le valió el Premio del Jurado en el último Festival de Berlín. En esta coproducción entre Argentina, España y Uruguay, Fund se sumerge en un relato de carretera en el que lo sobrenatural y lo cotidiano conviven sin fricción. La película sigue a una niña con el presunto don de comunicarse con los animales —vivos o muertos—, acompañada por sus dos tutores en un periplo por los caminos polvorientos del campo argentino incluida una visita a su madre, ingresada en un centro psiquiátrico. Viajan en una vieja autocaravana, ofreciendo consultas espirituales a quienes buscan reconectar con sus mascotas, en vida o en ausencia.
Interpretada por la joven Anika Bootz, y acompañada por una estupenda Mara Bestelli y Marcelo Subiotto — ganador de la Concha de Plata a la mejor interpretación protagónista de 2023 por Puan—, El mensaje no se rige por una trama convencional. El film evita los giros dramáticos, los clímax emocionales y la progresión clásica causa-efecto. En su lugar, ofrece una sucesión de viñetas suspendidas en el tiempo, encuentros fugaces con personas que encuentran en la “voz” de sus mascotas un consuelo improbable. La narración avanza a un ritmo cadencioso, con tiempos muertos que no son vacíos, sino espacios para el silencio, la duda y la observación.
Rodada en una magnífica fotografía en blanco y negro, El mensaje apuesta por una atmósfera hipnótica donde el diseño sonoro y la música refuerzan la atmósfera de ensoñación y la ambigüedad del relato: ¿es esto magia o simple sugestión? ¿fraude o alivio genuino? Los tutores de la niña pueden ser oportunistas, sí, pero lo que ofrecen parece más real que muchas otras formas de consuelo socialmente aceptadas. Fund no juzga, tampoco revela. Se limita a acompañar y a observar.
La propuesta es sugerente, y la premisa —una niña médium en tiempos de desesperanza— da pie a múltiples capas de lectura. Sin embargo, el film parece contenerse en exceso: rehúye la catarsis, no busca respuestas y en su rechazo al drama puede dejar la sensación de haber desaprovechado parte de su potencial. Aun así, El mensaje es una obra extrañamente luminosa en su melancolía, una reflexión poética sobre la necesidad humana de creer, de escuchar, de encontrar sentido incluso en los lugares más insólitos. Como tantos dicen de sus mascotas: “solo les falta hablar”. Iván Fund propone una forma —quieta, ambigua, bella— de imaginar cómo sería si lo hicieran. Y la diferencia tampoco es tan considerable.