Crónica del concierto de Marah en San Sebastián
Pasaban poco minutos de las 8 de la tarde y los hermanos Bielanko aparecieron en el escenario de la recién estrenada sala Kutxa Kultur Kluba de Tabakalera. Les acompañaban Dave Petersen (batería), Adam Garbinski (bajo), y Mike “Slo-mo” Brenner (lap steel). No estaba, no ha estado en ningún concierto de esta gira aunque si tocó con ellos en septiembre, la teclista Christine Smith. Arrancaron el concierto y dejaron claro, desde el primer momento, que lo iban a dar todo, que habían vuelto con la intención de recuperar el lugar en el top de las bandas de rock que habían perdido cuando en 2008 Serge Bielanko dejó la banda por primera vez.
La mejor forma para definir el comienzo del concierto de Marah, me la dijo en la segunda canción Juan G. Andrés, el popular Fotero del Pánico, habitual en las primeras filas de (casi) todos los conciertos donostiarras: «han empezado con la misma intensidad con la que otros grupos cierran sus bolos». Tal cual.
Totalmente entregados, cómplices en el escenario, los hermanos Bielanko se mostraron compenetrados, intercambiando miradas y sonrisas. En los primeros compases el protagonismo recayó en Dave (el del aspecto de Homeless) pero poco a poco Serge (el guapo canalla) va adquiriendo protagonismo. No sólo con los habituales trucos de concierto, es él quién se marca el numerito de bajar del escenario a tocar entre el público, también con interpretaciones espectaculares de canciones como Dishwasher Dreams, espectacular tanto a la voz como a la armónica.
El único momento de descanso fue cuando la banda bajó del escenario, una parte de la batería incluida, y tocó en acústico, en mitad del público, Round blue eyes y Walt Whitman Bridge. Un pequeño respiro para volver con mayor intensidad. todavía, que antes. Después de ese pequeño set se hizo más evidente un sonido demasiado alto que tapaba casi totalmente a Slo-mo Brenner y su lap steel. Eso unido a la ausencia de Christine restó algunos matices a las canciones. Matices que fueron sustituidos por la entrega de la banda sobre el escenario. También dejó en evidencia mi error al no coger unos tapones para los oídos (parezco nuevo). Estoy escribiendo estas líneas con un pitido constante sonando en mi cabeza casi 24 horas después.
Lo de Marah en San Sebastián fue rock americano sudoroso (los músicos casi chapoteaban en los charcos que dejaban sobre el escenario), musculoso, canalla, intenso. Sobre todo magnético, con los hermanos Bielanko desplegando su talento y su carisma sobre el escenario. Marah tiene repertorio para estar entre los grandes del rock actual. Con canciones, auténticos himnos, como Angels Of Destruction, Santos de madera, The Catfisherman, Sooner or later o It’s only money, Tyronne, interpretadas con la fuerza y la magia de ayer, los hermanos Bielanko no tardarán en volver a adquirir, por derecho propio, esa etiqueta.
Y anunciaron nuevo disco y visita en 2017. Hacedme caso, si eso se cumple no dudéis en ir a verlos (y llevad tapones). Lo de ayer fue una barbaridad, un derroche, una barbaridad. Fue puro rock & roll.