Reseña de Loving
Sin haber cumplido aún los 40, Jeff Nichols ya es un director que ha tenido tiempo de triunfar en la Semana de la crítica con Take Shelter, luchar por el Oso de oro en la Berlinale (Midnight Special) y dos veces por la Palma de Oro en Cannes (Mud y Loving). Sobre todo, Jeff Nichols es un director que tiene voz propia. Con sus películas, jugando con los géneros, reinventando las reglas y dándoles su personal punto de vista, ha radiografiado el sur más rural de los Estados Unidos.
Loving está basada en la historia real de un matrimonio interracial prohibido y condenado en el estado de Virgina en los años 60. Es, sin duda, la película mas convencional de Nichols, su descarado asalto a la industria. Que nadie entienda con esto que Jeff Nichols ha cogido la vía fácil o ha perdido su esencia. En absoluto. A pesar de que el argumento de la película y la etiqueta de «basado en hechos reales» daba pie para caer en las trampas y los recursos fáciles del género, no hay nada de eso en esta película. No esperéis al típico vecino racista malvado, no esperéis escenas que buscan atacar el lacrimal del espectador, no esperéis situaciones forzadas para remarcar la tragedia familiar. No, Jeff Nichols sigue radiografiando Estados Unidos con la precisión de un cirujano, pero esta vez lo hace desde la sobriedad y la contención.
En Loving, Nichols hace de director y guionista y se centra en la historia de amor entre Richard y Mildred y su lucha por la dignidad de su matrimonio interracial en plena américa de la segregación. Se centra en eso y no desarrolla ni las batallas judiciales ni se esfuerza por situar la historia en el contexto de la lucha por los derechos civiles de la época. Con un reverencial respeto por la historia y los personajes, Nichols retrata la complejidad de sus personajes y la ternura que se profesa en la relación. Unos personajes parcos en palabras por lo que le corresponde a las imágenes sostener el discurso.
No se puede hablar de Loving sin poner el acento en el trabajo de sus dos protagonistas. Ruth Negga tan digna y determinada como llena de dolor y Joel Edgerton, estoico y contenido, demostrando que es un actor lleno de registros que puede dar mucho que hablar en los próximos años. Interpretar a un personaje tan hermético, tan cerrado en si mismo, y a la vez tan transparente en sus emociones no es nada fácil y Edgerton lo borda. La aparición de Michael Shannon, con su excentricidad habitual, ejerce de poderoso contrapunto que acentúa la soberbia actuación de Edegerton.
A pesar de un pequeño bache en su zona central,superado con un magnífico tramo final, Loving es una película notable. El intento de Jeff Nichols de meterse en la lucha por los premios, de que su cine llegue a más espectadores. Un buen director sabe sacar partido de todos los géneros y de todos los registros y Nichols lo demuestra con Loving. Ya habrá tiempo, supongo, de disfrutar del Nichols más arriesgado y personal, de momento podemos disfrutar de Loving.