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Reseña de Jupiter’s Moon

Kornél Mundruczó, que ganó Un Certain Regard con la notable White Dog en 2014, ha demostrado largamente que posee una gran habilidad para rodar secuencias espectaculares y jugar con la imagen. Jupiter’s moon, su última película, que pasó sin pena ni gloria por la sección a concurso de Cannes y meses más tarde ganó el Festival de Sitges, es toda una demostración de ese talento. Eso si, debajo de ese talento y derroche visual no hay casi nada, y lo que hay es simplista y tratado de una manera obscena.

Jupiter’s moon sigue a Aryan, un joven inmigrante ilegal (Zsombor Jéger) que es tiroteado a sangre fría por un policía de inmigración en su intento de llegar a Hungría. Parece que ha muerto, pero en el incidente, en vez de morir, adquiere la capacidad de levitar y le vemos elevarse sobre el suelo para volver a caer desplomado.Nadie es testigo del hecho. En Budapest conoce a Gabor (Merab Ninidze), un corrupto y descreído médico que cuando descubre poderes de Aryan ve el camino para conseguir dinero rápido.

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Con este planteamiento de partida Mundruczó pasa por encima de un montón de temas: la crisis de los inmigrantes, el terrorismo, la pérdida de la fe y los valores, la necesidad de ver un milagro para recuperarlos, la culpa y la redención, la alienación en la sociedad occidental… y pasa por encima en dos sentidos. El primero, que trata los temas de manera superficial, obvia y sonrojante sin sacarles jugo. El segundo, que los pisotea y aplasta poniendo por encima, y no a su servicio, su catálogo interminable de virguerías visuales. Un catálogo realmente deslumbrante, si. Tan deslumbrante que eclipsa cualquier intento de narración, de atmósfera, de desarrollo argumental. Planos secuencia tan largos como elaborados, espectaculares tomas aéreas, una habitación en la que la gravedad gira 360º, una de las mejores persecuciones que hayamos visto en los últimos años… pero ¿para qué?

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En Jupiter’s moon todo resulta banal. No hay personajes, sólo clichés necesarios para aparecer en las espectaculares secuencias. Hay unas alegorías religiosas sonrojantes hasta para una catequesis infantil. La crisis de los refugiados es tratada de una manera tan frívola y simplista que resulta obscena su inclusión -eh, mirad que comprometido estoy- que empeora cuando hace acto de presencia el terrorismo. Seguro que al primer ministro húngaro, el ultraconservador populista Viktor Orbán, le ha encantado esa secuencia. Porque en su afán de querer llegar a todo, Mundruczó deja todo suelto, sin desarrollar, sin definir, más preocupado de epatar con su cine manierista que de desarrollar su idea (si es que la tiene) y la película se presta a unas interpretaciones realmente lamentables. Mundruczó es tan brillante en lo visual como torpe en el guión.

No sorprende que esta especie de Alfonso Cuarón húngaro vaya a dar el salto a Hollywood para rodar Deeper, una superproducción con Bradley Cooper y Gael Gadot guionizada por Max Landis (Chronicle) y 90 millones de dólares de presupuesto. Esperemos que esa vez si sepa que quiere contar y no se pierda entre fuegos de artificio y exhibiciones vacías.

Jupiter’s Moon

Media Flipesci:
5.5
Título original:
Jupiter holdja
Director:
Kornél Mundruczó
Actores:
Mónika Balsai, Merab Ninidze, György Cserhalmi, Zsombor Jéger
Fecha de estreno:
17/11/2017