Crónica del concierto de Atomic & Trondheim Jazz Orchestra en el 54 Heineken Jazzaldia
Atomic & Trondheim Jazz Orchestra fueron los elegidos para inaugurar los conciertos en el Kursaal del 54 Heineken Jazzaldia. Un proyecto que es la suma de dos proyectos, por un lado cuatro de los cinco integrantes de Atomic, la banda que nació hace veinte años y que pasó por las terrazas del Kursaal hace quince y que es, desde aquellos años, todo un referente del jazz europeo. Por otro, ocho miembros de la Trondheim Jazz Orchestra, un conjunto de músicos que se agrupan en diferentes formaciones según las necesidades de cada proyecto y que han colaborado con artistas como Chick Corea, Pat Metheny o Joshua Redman entre otros. Las dos formaciones se caracterizan por estar abiertas a diferentes influencias y no conformarse con un único sonido. Lo suyo son los paisajes sonoros que van desde el free jazz americano al rock pasando por las maneras más clásicas del jazz centroeuropeo. Se revuelven y rechazan cualquier etiqueta, porque lo suyo es más una actitud que un estilo.
Dicho esto, lo que está claro que es su propuesta no es conformista ni resulta fácil para quien no pone de su parte, pero a la vez es tan rica en matices y estilos que es fácil que cada espectador disfrute de, al menos, una parte del concierto. Con una formación nada usual -dos baterías, piano, contrabajo, cello y violín, piano, trompeta, trompa, trombón y tres maderas- el supergrupo demostró siempre querencia por los sonidos free y la improvisación, pero siempre de una forma muy controlada y con muchos momentos melódicos que casi nunca dominaban pero si dulcifican la propuesta.
Hubo tiempo para el lucimiento de los doce integrantes de esta coalición de bandas, tanto de manera individual como por secciones. Al betería Hans Hulbœkmo se le quedaba corto su instrumento (del que salieron volando partes más de una vez) y recurría a mil y un juguetitos que sacudir, golpear o frotar. Su compañero Kyrre Laastad completaba la sección rítmica desde la batería o el xilófono creando junto a los sonidos del contrabajo de Ingebrigt Haker Flaten el firme por el que los saxos, los metales, el piano y el resto de cuerdas luchaban por destacar de una manera ordenada, dejándose paso unos a otros y expandiéndose más allá de los límites convencionales. De la delicadeza a la furia, de la fuerza del conjunto al lucimiento de los solos, de los graves a los agudos. Más que un concierto fue una exploración sonora por paisajes sonoros que descubrir o revisitar.
Un lujo.
Maderas: Per ‘Texas’ Johanson (saxo tenor, flauta), Fredik Ljungkvist (saxo, clarinete), Signe Emmeluth (saxo alto) // Havard Wiik (piano) // Cuerdas: Ingebrigt Haker Flaten (contrabajo), Ola Kvernberg (violín), Lene Grenager (cello) // Percusión: Kyrre Laastad ( batería, xilofón), Hans Hulbaekmo (batería) // Metales: Magnus Broo (trompeta), Hid So0fie Tajord (trompa), Ole Jorgen Melhus (trombón)
Boulder Problem (Ingerbright H. Flaten), Refractions (Fredrik Ljungkvist), (Håvard Wiik), Nils Olof (Fredrik Ljungkvist), Nr2 (Håvard Wiik), Dinosaur’s Swelapie (Magnus Broo), Bop About (Fredrik Ljungkvist)