7.5

Reseña de ‘Bacurau’

El problema de esa máxima que dice “dos no discuten si uno no quiere” es que suele acabar convertido en esa sentencia del evangelio que decía “al que te hiriere en la mejilla, dale también la otra”. El diálogo, los modales, los argumentos, la paciencia y el debate son elementos inútiles cuando quienes ostentan el poder están dispuestos a la mentira, el abuso, las trampas y la manipulación sistémica de un tablero de juego cuyas reglas han diseñado ellos mismos.

Algo así parece pensar Kleber Mendonça Filho a tenor de cómo se desarrolla Bacurau, su última película codirigida junto a su productor y colaborador habitual Juliano Dornelles. Situada en “un futuro cercano” en una población ficticia del sertão brasileño, Bacurau comienza muy pegada a lo que esperamos de una película del director de Sonidos de barrio o la maravillosa Aquarius (me niego a llamarla Doña Clara). Con gran dominio del aspecto visual y sin que haya un personaje protagonista claro -lo importante es la comunidad- Mendonça Filho y Juliano Dornelles van dibujando la situación del lugar. Grandes obras cambian el entorno sin proporcionar beneficios a los habitantes, el gobierno una el cierre de las rutas de suministro como elemento de presión ante las acciones de protesta, comienza a haber problemas de abastecimiento y mientras la comida escasea un alcalde ostentoso y alejado del día a día del pueblo hace campaña para la reelección donando medicamentos caducados y regalando una droga que atonta a quien la toma. Un ritmo tranquilo y unos personajes que se enfrentan como pueden a un sistema y a la supuesta evolución hacia la modernidad que les va desligando de su pasado y, a cambio, no les ofrece nada mejor que lo que tenían.

Sin embargo hay en Bacurau un pequeño matiz que la diferencia de los anteriores trabajos. Sigue habiendo una oposición firme, individual y colectiva, que se aferra a las normas; pero ahora se vislumbra la figura del revolucionario -terrorista para otros- que cuenta con el apoyo del pueblo. Durante gran parte del metraje no le vemos, ni siquiera vemos el resultado de sus acciones, pero sabemos de su existencia por los mensajes de la radio y las conversaciones de la gente del pueblo. Del mismo modo, y volviendo a la querencia de Mendonça Filho por el pasado y las tradiciones, no se duda en subrayar el apego de los habitantes por su museo histórico en el que se muestran fotos de revolucionarios locales que fueron violentamente acallados. Es una tierra de luchadores acostumbrados a la injusticia.

Además de eso hay en Bacurau un cierto toque de realismo mágico y lisergia que otorga a todo un leve toque de irrealidad, aunque paradojicamente esa irrealidad es bastante real porque la realidad es tan disparatada que vivimos en un estado similar casi permanentemente. En cualquier caso, poco a poco, esa sensación de desconcierto va aumentando hasta el momento en que unos extranjeros americanos llegan al pueblo y entonces todo cambia. La película aparca las sutilezas y no son solo los habitantes los que dejan de seguir las normas, también lo hace la propia película. La crítica social no desaparece pero se transforma en algo más directo, violento y salvaje. Como si Mendonça Filho se hubiera hartado de ver en las noticias a Bolsonaro (que es el que a él le toca más de cerca) y pensase que ya no tiene tiempo para sutilezas, cocción a fuego lento, figuras literarias y seguir las normas. Ya no hay tiempo para razones, no hay ganas de poner la otra mejilla, no se quiere ser al que no se le oye por los gritos del adversario. Ha estallado y con él ha estallado su película.

Una película que transcurre en un futuro cercano, no lo olvidemos. No deja de ser un aviso.

Bacurau

Media Flipesci:
6.6
Título original:
Director:
Juliano Dornelles y Kleber Mendonça Filho
Actores:
Udo Kier, Sônia Braga, Jonny Mars, Karine Teles, Chris Doubek, Antonio Saboia, Alli Willow
Fecha de estreno:
08/04/2020