Venecia 2020: Comienza el Festival

Los festivales de cine han vuelto. Tras meses de suspensiones, aplazamientos o versiones caseras digitales, desde hoy se celebra la edición número 77 de la Mostra Internazionale d’Arte Cinematografica de Venecia. Como siempre y como nunca. Como siempre: en el Lido, a principios de septiembre, con su sala Grande, Dársena, Perla… Y como nunca: con los aforos al 50%, alfombra roja sin público, el uso obligatorio de mascarillas para todo el mundo y en todo momento en los recintos del festival, la toma continua de la temperatura del personal, el gel hidroalcohólico y el mantenimiento forzoso de las distancias de seguridad. Esa nueva normalidad. Después, si todo va de acuerdo con lo previsto, vendrán los festivales de Toronto, Donostia, Nueva York, Sitges…

Y a diferencia de ediciones anteriores, con la ausencia total de cine de Hollywood. Porque la COVID-19 no sólo afecta a los aspectos logísticos y las medidas sanitarias a tener en cuenta. También nos deja sin estrellas y sin los estrenos mundiales de las grandes películas de la temporada con esperanzas de dominar la temporada de premios. Cuestión de calendario. De producción, muchas películas tuvieron que parar sus rodajes o la postproducción por culpa de la pandemia, y de agenda, con la gala de entrega de los Oscar retrasada al mes de abril y con los cines de medio mundo aún cerrados y sin fecha fija de reapertura, las majors USA han optado por una estrategia de esperar y ver qué es lo que ocurre más adelante, en lugar de aprovechar los festivales de septiembre y octubre para lanzar sus productos. Y además en esta edición tampoco ha acudido Netflix al rescate, ya que este año ha decidido prescindir de los estrenos en festivales y lanzará sus películas directamente en la plataforma de streaming.

Los directores de los grandes festivales unidos

Debido a esto, esta Mostra estará dominada por el cine europeo y apoyado con algunos de los títulos más atractivos de la temporada del cine asiático y del independiente de los Estados Unidos.

Para celebrar esta vuelta de los festivales y apoyar a la industria cinematográfica y al cine en salas y reivindicarlos como centros culturales y educativos, más allá de servir como plataformas de lanzamiento de las películas de los grandes autores, han acudido a la gala de inauguración los directores de los ocho principales festivales de cine europeos, entre ellos Thierry Frémaux del Festival de Cannes, Carlo Chatrian del de Berlín, Lili Histin de Locarno y José Luis Rebordinos del Zinemaldi de Donostia.

Lacci (The Ties)

Y en esta gala de inauguración también se ha hecho entrega de un merecidísimo León de Oro a toda su carrera a la gran Tilda Swinton, de la que este jueves tendremos oportunidad de ver el cortometraje La voz humana, su colaboración con Almodóvar en la adaptación que el director manchego ha hecho de la obra de Jean Cocteau.
Y ante la ausencia de cine estadounidense que habitualmente ocupaba el puesto destacado de película inaugural del Festival, los organizadores han decidido barrer para casa y ofrecer esa plataforma promocional al drama familiar Lacci (The Ties) del italiano Daniele Luchetti, el director de Mi hermano es hijo único y La nostra vita, protagonizada por algunos de los grandes del star system transalpino como Alba Rohrwacher, Silvio Orlando, Giovanna Mezzogiorno, Luigi Lo Cascio y Laura Morante.

Y es precisamente el reparto lo mejor de la película. Luchetti prescinde en gran parte del poder de la imagen y la cámara y se apoya sobre manera en la palabra, en los diálogos y las conversaciones entre sus personajes generalmente encuadrados en primeros planos como principal fuente de información para el espectador. Una oportunidad para el lucimiento de los intérpretes que éstos aprovechan, pero que da al film un innecesario aire casi teatral.

Esta adaptación de la novela Ataduras de Domenico Starnone nos presenta a su familia protagonista en tres momentos distintos de su vida: primero en los años 80 cuando los hijos son niños y una confesión provocará un terremoto en la relación de la pareja, más tarde cuando los hijos son preadolescentes y finalmente 30 años más tarde cuando éstos ya son mayores. Un drama sobre el amor y el desamor, sobre las relaciones de pareja, entre padres e hijos y el vínculo familiar, y sobre lo que aporta la vida en familia y lo que se sacrifica por ella.
A pesar de esta estructura temporal tan marcada en tres tiempos, Luchetti no presenta los hechos de forma cronológica. Su juego con los tiempos recuerda al del drama televisivo This Is Us, pero sin el recurso descarado al melodrama lacrimógeno de la serie de la familia Pearson. The Ties salta continuamente de un tiempo al otro: los 3 tiempos con 30 años de diferencia son enlazados, interrumpidos o matizados, depende del momento, en un juego de continuas idas y venidas sobre los mismos hechos, cuya interpretación va cambiando o se va ajustando a medida que el espectador va teniendo más información.

Luigi Lo Cascio y Alba Rohrwacher

Es precisamente la preponderancia de este juego temporal que poco aporta a nivel dramático sobre la vertiente más íntima y personal de los conflictos planteados, la que si bien contribuye a dotar de fluidez narrativa al film, también lo convierte en superficial.

Mila (Apples)

La encargada de inaugurar la sección Orizzonti ha sido la griega Apples, ópera prima del griego Christos Nikou, ayudante de dirección Yorgos Lanthimos en Canino y de Richard Linklater en Antes de anochecer. Y si esta película es indicativo de algo, da la impresión de que a Nikou le marcó más su colaboración con su compatriota que con el estadounidense. Con sus interpretaciones hieráticas, su luz plana, su estilo distante y aséptico, su aire surrealista y la combinación del drama y el humor absurdo, Apples recuerda a las películas griegas de Lanthimos y en especial a una versión menos áspera y más amable, pero con menos pegada de Alps.

Apples
6.3

Casualmente Apples transcurre durante una pandemia mundial. En ésta no muere nadie como en la que vivimos actualmente. Solamente se pierde la memoria. De un día para otro y sin que nadie sepa muy bien por qué, los enfermos sufren amnesia total. Y el único tratamiento posible es intentar reconstruir la memoria a partir de los recuerdos de las personas de su entorno. Pero ¿qué ocurre con las personas de las que los rastreadores no son capaces de localizar ningún contacto estrecho y por tanto, no hay elementos sobre los que reconstruir la memoria?

A partir de este punto de partida Nikou plantea la relación entre la memoria y la identidad, entre lo que recordamos y lo que somos, entre lo que queremos olvidar y conseguimos recordar y lo que nos gustaría ser y finalmente somos. Muy adecuado en tiempos de redes sociales convertidas en registro de los aspectos más deseables de nuestra vida.

Aris, el protagonista es un hombre de mediana edad que en un viaje en autobús es víctima de la pandemia. Su caso, a priori, es de los que la rehabilitación requiere la creación de una nueva memoria y por tanto, una nueva identidad.

Apples cuenta ese intento de reconstruir o reinventar esos nuevos recuerdos, de acuerdo con unas perturbadoras instrucciones recibidas mediante unas cintas de cassette. Recuerdos que deben ser registrados en unas polaroids convertidas en una extraña y sugerente versión física del instagram, que plantean hasta qué punto somos lo que reflejamos o hasta qué punto lo que reflejamos se corresponde con nuestro verdadero yo o se corresponde más con una realidad inducida por otros. A pesar de su escasez de medios, de su aparente sencillez y de alguna reiteración que provoca que la película se alargue algo más de lo estrictamente necesario, Apples consigue plantear de forma efectiva y sugerente esa relación entre identidad y memoria.