Reseña de ‘La Verónica’ de Leonardo Medel
La Verónica está en medio de todo. Para algomella es una influencer que vive de, precisamente, estar en medio de todo. Necesita estar en medio de todo, necesita dar que hablar, necesita ser el centro de atención, necesita que la miren. Y Leonardo Medel, director de esta interesante película, la coloca justamente ahí, en el medio de todo El rostro de La Verónica (una extraordinaria Mariana Di Girólamo) aparece centrado en la pantalla, atrayendo nuestras miradas, relegándolo todo a un segundo plano.
No es fácil mantener esta apuesta formal durante 104 minutos. Una apuesta que se compone de 53 primeros planos estáticos de Mariana Di Girolamo que parecen una mezcla de vídeo de youtube y anuncio en Instagram. Leonardo Medel lo consigue, a pesar de cierta caída de ritmo en la fase central, haciendo una muy buena gestión de la información. Al principio (La) Verónica no es más que una mujer simple y vanidosa que quiere ser el centro de atención; pero poco a poco descubrimos que de simple tiene poco, que oculta algún oscuro secreto y que nunca da puntada sin hilo. Visualmente consigue trabajar con las composiciones, los colores y las luces para que, sin salirse de su compromiso formal, la película resulte estimulante y no termine aburriendo en su apuesta.
En La Verónica hay muchas líneas argumentales que poco a poco van mostrando las caras de un personaje poliédrico. Hay comedia en la preparación de sus selfies junto a sus amigas, hay drama en las confesiones a su silenciosa suegra, hay thriller en la investigación policial, hay melodrama en la relación con su famoso marido periodista. Cada escena va cubriendo un poco más el vacío del personaje hasta llenarlo de sentido, hasta que descubrimos que ella solo es lo que la sociedad le está pidiendo que sea. Lo sabe, lo controla y hará lo que sea necesario para que siga siendo así. Parafraseando a Jessica Rabbit, ella no es mala, es que la han dibujado así.
La Verónica es una película arriesgada y diferente, una propuesta muy pegada a nuestro tiempo tanto en lo formal, no solo por el aspecto visual tan deudor de los youtubers, ni por el la presencia tan importante de las redes sociales en la trama. También por el ritmo, por la estructura de pequeñas piezas de información que se van actulizando rápidamente, mientras cambian de tema y tono, que es una forma muy actual de consumir la información, y también el entretenimiento, hoy en día.
Esta película no se podría haber hecho con cualquier actriz, es muy difícil sostener una película que se apoya todo el rato en un primer plano de la actriz principal, y lo que hace Mariana Di Girólamo es sencillamente espectacular. No solo aguanta que la cámara no se separe ni un solo segundo de su rostro, sino que además ofrece una interpretación llena de registros y matices. Un papel radicalmente distinto (incluso físicamente) al de Ema de Larraín; pero igualmente poderoso y brillante. Tenemos actriz para rato.